jueves, 25 de diciembre de 2008

BUSQUEMOS EL SENTIDO A LA NAVIDAD.


El tiempo de Navidad es un tiempo de amnesia. Se nos invita a olvidar todo aquello que nos disminuye y enferma. En toda comunidad hay roces y malos entendidos. Todos pasamos por muy malos ratos, con reacciones tan injustas como crueles hacia los demás. Todos somos heridos y heridores. Todos necesitamos olvidar. No solo perdonar desde lo alto de nuestra dignidad herida, cuando alimentamos con el recuerdo de nuestro perdón el recuerdo de la ofensa.

Hagamos en este tiempo un esfuerzo definido y sistemático para expulsar de nuestra memoria la convicción de que somos víctimas. Todos nos regocijamos hoy por el nacimiento de Jesucristo en la tierra. “¡Un Niño nos ha nacido, un Hijo se nos ha dado!” –canta alegremente la Iglesia en la misa de Nochebuena, con las palabras del profeta Isaías. Sí, Jesús ha nacido, y en Él “ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres” –nos dice san Pablo en la lectura de la carta a Tito–.

Y en el Evangelio escuchamos el mensaje jubiloso que el ángel anuncia a los pastores: “Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: ¡el Mesías, el Señor! Y aquí tenéis la señal: encontraréis a un Niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. ¡Dios se ha hecho hombre! ¡El Verbo eterno del Padre se ha hecho carne para redimirnos del pecado, para abrirnos las puertas del cielo y darnos la salvación!

Es un misterio insondable, incapaz de ser abarcado ni comprendido suficientemente por nuestra pobre y oscura razón humana. El Dios infinito se hace un ser pequeñísimo; el Dios eterno se hace hombre temporal y mortal; el Dios omnipotente se hace un niño frágil, impotente e indefenso; el Dios creador de todo cuanto existe y a quien no puede contener el universo entero, se hace una creatura capaz de ser contenida en el vientre de María y luego envuelta en pañales...

¡Si, este niño es DIOS! Y nace en la más absoluta pobreza, en la más profunda humildad, silencio, desprendimiento, obediencia al PADRE...¿Por qué? Por amor a cada uno de nosotros. ¿Para qué? Para darnos la vida eterna.

Como bellamente nos dice san Ireneo, “el Hijo de Dios se hizo hijo del Hombre para que el hombre llegara a ser hijo de Dios”. Ojalá que en esta Navidad meditemos hondamente en el significado y en el sentido profundo de lo que estamos celebrando

domingo, 21 de diciembre de 2008

VOY A PONER UN BELEN...


Voy a poner un belén, un belén lleno de amor que rompa la soberbia y el dolor.


En el castillo pondré a un nuevo Herodes al que sigue matando santos inocentes abandonándolos en el desierto.


Lavando en el río pondré a la madre, que con la dulzura de sus manos lava la camisa del hijo torturado.


Y junto al pozo pondré a la mujer que vino de lejos buscando el sustento y encontró el infierno al vender su cuerpo.

Entre las montañas de corcho pondré a un grupo de pastores –ilegales-, las cuevas son sus hogares y el fuego el compañero.

Voy a poner un belén, con un hombre haciendo sus necesidades, aquel que hace leyes volviendo la cara a Dios y mira en el suelo su propio deshonor.

Los ríos serán papel de envolver, ya que la sequía, no deja otra cosa que poner.

Todo lo llenaré de ángeles inocentes, los niños abortados por el derecho de una madre a su libertad.

Y otros ángeles mayores también pondré, los niños que mueren en las calle de allí y de aquí sin calor.

Y pondré a José, con sus canas y bastón, recordando a los cientos de ancianos que viven en asilos, sin amor.

Y la Virgen, será la del mayor dolor, que presiente el mundo que su Hijo encontrará lleno de odio y de rencor, y de grandes capitalistas que exprimen al trabajador.

Y al Niño, a mi pobre Niño lo colocaré con una cruz porque ya, desde la cuna, vive la pasión de un mundo que hoy sigue muriendo por el dolor.

Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios permanece en él.
Dios se hizo hombre para vivir entre nosotros.

Es la locura infinita de Dios, cuando Dios se hace hombre y Dios muere de amor.

Publicado por lojeda en domingo, diciembre 21, 2008.

Estupenda reflexión que no he podido resistir publicarla, pues me parece estar cargada de muchos pensamientos y actitudes que nos sirven y ayudan a encontrar caminos y horizontes de meditación para facilitar nuestro encuentro con el niño DIOS, su Madre y San José en estas próximas fiestas del nacimiento del SEÑOR.

Un extenso abrazo de paz, justicia y amor para todos, pues a muchos no he podido felicitar personalmente, y deseos de esperanza de encontrarnos con el verdadero sentido de nuestra vida. También desearles una entrada cargada de ánimo, de lucha y confianza en la cercanía del QUIEN nos acompaña y fortalece.

¡FELICIDADES!

sábado, 20 de diciembre de 2008

ADVIENTO Y NAVIDAD


Adviento significa venida. Este tiempo nos prepara para la venida del SEÑOR. La venida de CRISTO al mundo se realiza en un triple plan:

PASADO: venida histórica a Palestina.
PRESENTE: venida Sacramental, hoy.
FUTURO: venida Gloriosa al fin del mundo.

En Adviento somos invitados a prepararnos a la Navidad. Navidad, cada año, es la Gracia renovada que nos hace DIOS: la Gracia de la venida de su HIJO, para que le acojamos plenamente en nuestra vida.

Una de las cosas que más nos ayudará a una Navidad vivida en profundidad es convertirnos a CRISTO y reconciliarnos sacramentalmente en este tiempo de Adviento. De modo que nuestra oración "Ven SEÑOR JESÚS" vaya acompañada por la decisión "Voy SEÑOR JESÚS".

En esto está contenido toda nuestra celebración en estos días y debemos luchar contra corriente para no alejarnos de ella con tantas llamadas al regalo y consumismo. En esto está contenido el significado de nuestro Belén.

Podíamos esforzarnos en prepararnos, juntos en el camino, con esta oración
:

PADRE SANTO, renueva en mí la Gracia de una santa Navidad, para que tu HIJO entre de veras en mi vida. Que me llene de su luz. Que me libere de todo mal y de todo pecado.Que me ayude a vencer el egoísmo y las debilidades que hay en mi.

Transformame, SEÑOR. Concédeme la gracia de la conversión interior. Abre mis ojos para que sepa descubrir y reconocer el mal que he hecho. Ayúdame a celebrar bien este Sacramento (Penitencia), para que pueda vivir en la alegría y la esperanza de tus hijos. Te lo pido por CRISTO JESÚS, tu HIJO y mi Hermano.

viernes, 19 de diciembre de 2008

EL ÚLTIMO HOSPICIO (IV Y ÚLTIMO).

El último director y dos ex-alumnos del centro

Lo que he pretendido es dejar mi vivencia de la época Franquista. Mi vivencia, que también ha sido la de la mayoría, aunque cada uno dejará entrever sus opiniones, que creo, en muchos casos, no es producto de una reflexión serena y personal, sino más bien de falta de principios y personalidad para saber dar un criterio de lo vivido.

Fue una época cargada de muy buenas intenciones. Crecimos rodeados de normalidad, escolarizados, los que querían y se esforzaban, estudiaban, jugábamos, pobremente, pero habían ilusión por prosperar en todos los ordenes y, sobre todo, futuro. En el otro lado estaban los disidentes, muchas veces, los que protestan contra todo y buscan estar ellos, para luego... ahí está la realidad que contemplamos ahora.

También, he de decir en honor a la verdad que hubieron zonas, en el ámbito de la geografía nacional, que estuvieron más reprimida y vigiladas, pues eran las zonas rojas y rebeldes. En toda guerra hay secuelas que luego son más exaltadas en unos lugares que otros. Pero eso se debe a los resentimientos y a no admitir que tú mandes en lugar de yo. Porque si se busca el bien del pueblo, se puede encontrar el equilibrio dentro de una convivencia equitativa y justa.

Y eso creo que fue lo que sucedió en la dictadura Franquista. Y que conste que yo no tengo que ver nada con Franco, su régimen y los llamados derecha de ahora. En muchas ocasiones he discutido a favor y otras en contra. Sin embargo, debo ser fiel a lo que pienso y creo que hubo mucha flexibilidad y, hasta cierto punto, libertad. Se sabía quien pensaba en la línea comunista y quien no tragaba con la dictadura, pero no se hacía nada al respecto mientras tampoco se tratara de sembrar el rencor y romper la paz.

Quiero terminar reflejando muchas obras buenas y con sentido de solidaridad que se sucedieron paralelamente en esos tiempos. Pocas reflejan una época como esa guagua (autobús), de la foto del primer artículo, atestada de niños durante el franquismo. Son parte de la niñez que creció al socaire del Régimen y en la Casa del niño, frente al Martín Freire, centro que jugó un papel importante, recibieron comida, pupitre y cobijo.

Fue el último hospicio. Niños que vivieron en casa recuerdan hoy días de recreos y cornetas, y unas monjas que suavizaron la infancia más pobre. Algunos de los niños, hombres hoy, que vivieron, crecieron y estudiaron en la Casa del Niño reconocen que aún hoy pasar por la puerta de ese centro, situada frente a Martín Freire, les emociona. Fueron muchos años vividos en una casa que hicieron suya porque en la mayoría de los casos eran alumnos cuyos padres, sin medios económicos para cubrir las necesidades mínimas, techo y comida, optaron por dejarlos en la Casa del Niño en la que no "había hambre; había techo, cuchara y era divertido", recuerdan.

Fernando, Monti y Méndez en la puerta del centro.


Entre los testimonios se encuentra el de Agustín Méndez Pérez, tiene hoy 66 años y fue alumno de la casa; con el paso de los años terminó estudios de mecánico industrial. Su historia no resta mucho del resto de sus compañeros. "Lo primero que quiero decir, comenta Agustín, es que me honra haber estado en la Casa del Niño; no siento vergüenza, siento gratitud. A mí me llevaron a esa casa con siete años más o menos. Llegué en diciembre de 1949 junto a mi hermano porque mis padres tenían siete hijos y no podían mantenerlos a todos, así que a mí y mis dos hermanos, Antonio y Juan, nos llevaron a la Casa del Niño.

Juan es el nombre ficticio de un alumno.Hoy es abogado y reside en Las Palmas. Con sólo seis años su padre enfermó y murió; su madre quedó al cuidado de cinco hijos y no tuvo más remedio que llevar a dos hijos al internado de San Antonio y otros dos a la Casa del Niño. Después del recuerdo de la infancia allí vivida, juegos y recuerdos infantiles, Juan termina expresando que hoy,sus ideas son socialistas pero no reniega de la infancia que vivió en la Casa del Niño. Tenía, continua Juan, unas aulas enormes y un patio con un jardincillo en el medio en el que hacíamos gimnasia, jugábamos a la pelota y desfilábamos.

Y hay muchos más testimonios, la historia de Fernando Morales, José Domingo Montesdeoca y muchos más que llevan el mismo denominador común: un recuerdo agradable, lleno de gratitud y de solidaridad. Y ese sentimiento es el que yo quiero traslucir a lo largo de toda esa época donde se critica una parte de la historia, pero no se dice la verdad completa. Cada uno la lleva al terreno de lo que quiere y le interesa. Así la historia se desvirtúa y para unos el malhechor y tirano resulta ser el héroe y patriota, mientras que para otros el hombre justo, honrado y bienhechor resulta el tirano y el malo.

Me ha guiado la sana intención de manifestar que no todo es como algunos quieren hacer ver, y detrás de esa guerra inútil, como todas las guerras, hubo buenas intenciones y un sentido de querer buscar el bien común. Otra cosa que el hombre se convierta en lo que no quiere, pero eso suele pasar cuando sólo se cuenta desde el mismo hombre.

jueves, 18 de diciembre de 2008

EL ÚLTIMO HOSPICIO (III)


En la época Franquista, España creció en bienestar y seguridad. No había libertad política, eso creo que es cierto, pero si libertad de tomar tus propias decisiones, educar a tus hijos como quisieras, y, de alguna forma, hacer lo que creías más conveniente. Lo que no podías era revelarte contra el regímen y sus normas, pero, a mí manera de ver, no era necesario, porque tenías libertad para dirigir tu vida y buscar una mayor justicia e igualdad.

En la época Franquista se hicieron grandes obras hidráulicas. Se instaló la primera potabilizadora de Europa, concretamente en mi isla, y gracias a eso se desarrolló la industria turística. Se fundó la base que hoy constituye la Seguridad Social. España puede presumir hoy de una Seguridad Social sanitaria que no la tienen muchos países, ni siquiera los Estados Unidos de América. Se protegía a la familia, posiblemente más que ahora, en todos los ordenes tanto material como espiritual, en proporción a los medios y posibilidades de aquella época.

Las personas eran libres pues habían algunos que, contrarios a la Iglesia, optaban por vivir de acuerdos con sus ideas. Y se le respetaba. Otra cosa era que la misma sociedad lo excluyera, como ocurre ahora con los xenófobos y racistas, o, simplemente, clasistas. Y dentro de esa sociedad excluyente los había de todo tipo e ideologías.

Hoy pasa un tanto lo mismo. Hay muchos que aceptan y bautizan a sus hijos presionados por el entorno social y por la tradición. Siempre han existido manipuladores que arrastran a otros que no saben guiarse o no tienen las ideas claras. Hoy, en ese sentido, somos mucho menos libre, pues los medios y los grupos de poder nos comen el coco y manipulan. Llega la Navidad y a consumir, y no vale decir que somos libres, pues te rodean de unas circunstancias que te ves abocado a rendirte y caer en sus redes.

Creo, honradamente, que Franco fue un dictador muy tolerante y que nunca quiso serlo. Las circunstancias lo llevaron a actuar de esa forma, pero siempre quiso el bien de su pueblo y nunca lo manipulo. Al contrario, lo dejó vivir y en su Gobierno creció en bienestar y paz. El hecho de que recuperara la Monarquía manifiesta claramente que lo que pretendía era entregar España a la normalidad y a su destino histórico.

Se puede argumentar que con el asesinato de Carrero Blanco se interrumpió que siguiera la dictadura, pero creo que realmente no era así. Siempre los disidentes, las voces que claman justicia y derechos; los que enarbolan la bandera de la libertad e igualdad han demostrado que cuando consiguen lo que quieren y se acomodan en el poder, manipulan al pueblo y lo someten a sus caprichos y egoísmos. Y con mirar alrededor vemos lo que está pasando.

Estoy de acuerdo en que aquello no era lo ideal y había que seguir caminando en aras de lograr más plena libertad y autonomía, pero de la forma que se hace ahora empiezo a dudar si las intenciones son buenas. Otra prueba de las buenas intenciones, que rodeaban a todos los que formaban parte de aquellos Gobiernos de la dictadura, es la ejemplar imagen que se dio al mundo en la travesía de la dictadura a la democracia.

No se puede luchar por la libertad, matando y quitando la libertad al otro. Cierto que todos han pecado de eso, pero de los errores hay que aprender y la historia de Franco tiene mucho de bueno y, también de errores y malo, pero el pueblo español le debe una parte de su historia en la que pudo ser peor e interminable guerra que ahora estamos, sin darnos cuenta, encendiendo con resentimientos, venganza y memorias históricas. Quizás estemos pidiendo que aparezca otro Franco.

EL ÚLTIMO HOSPICIO (II)

El turismo y el agua formaron un binomio que dio como resultado un nuevo oro llamado especulación y demanda. La isla, desnuda de construcción y vestida por el manto natural de su propia madre, la naturaleza, ofrecía grandes posibilidades turísticas y parajes encantadores que supo hacer brillar y sacarle todo su esplendor el pintor y diseñador Cesar Manrique.

Natural de Arrecife, después de su periplo internacional, regresó a su isla y supo descubrir en ella su lado limpio, natural y cristalino. En sus manos, la arena dorada de sus playas, sus aguas puras, limpias y transparentes, de constrastes verdes o azulados; sus volcanes llenos de misterios coronados por el fuego de su montaña enigmática y representativa, la Montaña del fuego, y su paraíso de lava y matices de colores que plancha sus montañas, fue una explosión de riqueza turística que abrieron torrentes de dinero, como lluvia, en sus habitantes.

Mientras eso ocurría en mi querida isla, la industria turística había llegado a España años antes. Mallorca representaba la bandera del apogeo turístico. Todos recordaran la canción de "vuelo a Mallorca", o, "me lo dijo Pérez que estuvo en Mallorca". Eran tiempos, posguerra civil, donde la prosperidad llenaba los hogares españoles y todos nos beneficiábamos de la economía repartida y trabajo para todos.

Creo que esto marca una gran diferencia con otras dictaduras. Vivían todos, los de un color u otro. No había diferencias ni control ninguno. Sólo creo que se intentaba no volver a las diferencias, enfrentamientos y conflictos ideológicos que no conducen sino a imponer la fuerza del más fuerte sobre el débil. Pienso que esa fue la esencia de la dictadura Franquista: no había otra ideología que la de evitar el desmadre, la corrupción, los asesinatos y el desorden.

Por eso se pudo vivir y, tanto, que todos los políticos, que han conformado los gobiernos democráticos de los años siguientes al Franquismo, fueron educados y estudiaron bajo su dictadura. De pretender cualquier otra cosa, ¡digo yo!, hubiese implantado una educación de acuerdo con su ideología y principios. Nos hubiesen lavado la mente, como ahora pretende con la implantación obligatoria de "educación para la ciudadanía".
Sí es verdad que, se estudiaba la historia del Movimiento Falangista; la historia de Franco y todo lo que les interesaba a ellos, pero como historia y nada más. Yo nunca me vi obligado a pensar de una forma concreta, ni tampoco empujado a participar en la Falange o Movimiento concreto de la, mal llamada dictadura, para mí, Franquista.

Dentro de un moderado control, te podías sentir libre. Puedo decir, que más libre que ahora, cuando estamos en plena democracia. Me sentía protegido y, ante cualquier abuso o atropello, la guardia municipal, llamada así en aquella época, o la guardia civil, te protegía. Había respeto y, justicia, aunque siempre aparecían los favoritismos e injusticia de cada momento.
No tuve conciencia de no poder hablar, es más, mis primeros artículos, años 1974, Franco vivía, fueron reclamando justicia y paz y criticando las injusticias y todo aquello que atentaba contra el bien de la persona y la sociedad. Discutíamos y criticábamos las cosas, aunque, sí es verdad, no lo hacíamos desde una política libre, pero no te sentías reprimido. Hoy no puedo sentirme libre, quizá puedo hablar, gritar y tirarle un zapato a alguien, pero eso no cambia nada. Y desde ahí,aun gritando me siento tan impotente como entonces. Luego, ¿qué ha cambiado?
Antes,al menos, no me mataban, ni me robaban, ni me manipulaban y esclavizaban como lo hacen hoy. Y, que quede claro, que no defiendo la dictadura, sólo manifiesto que la que yo viví no fue tan dura, ni opresora como otras. Es más, muchos logros que ahora tenemos están sedimentados en aquellos tiempos.

Soy consciente que los que siempre están alzando la voz en aras de reclamar derechos, de implantar justicia y disentir, sin razonamientos que fundamenten su juicios, se sentían vigilados o atados, pero luego, ahora, la historia y el tiempo va sacando a la luz que esos señores, que hoy representan esa libertad y justicia tanto defendida por ellos en aquella época, no son sino canta mañanas oportunistas que sólo saben enriquecerse y manipular al pueblo. Esto que digo no hace falta demostrarlo ni gastar más tinta en ello, pues está a la luz de todos. ¡Qué está pasando?

De ahí que, muchos disidentes de aquellos tiempos recuerden hoy con nostalgia aquella época. Y hasta se les escape un suspiro por reclamar: ¡si Franco se levantara! Anhelando aquellos tiempos de tranquilidad, justicia y concordia. Porque se vivía, se trabajaba, había paz y respeto. Y los alcaldes de aquella época no tenían sueldos y servían al pueblo por vocación y patriotismo.

Tampoco voy a esconder que de esos puestos privilegiados se aprovechaban, no todos, algunos y sacaban sus beneficios, pero nunca se perjudicaba tanto al pueblo como ocurre ahora. En principio, porque no había dinero y porque tampoco se pagaban impuestos. Algunos llegaron a decir en los comienzos de la democracia y los primero impuestos: "si Franco llega a tener este dinero convierte España en un vergel". Claro sin dinero hizo pantanos y muchas obras sociales.

Y de eso quiero hablar ahora, pero será en el próximo capitulo. Creo que la labor que el régimen Franquistas nos ha legado es de enorme consideración. Gracias al buen hacer y,sobre todo, a las buenas intenciones de servir a su patria y lograr una España fuerte y unida, hoy disfrutamos de la España que tenemos, o mejor, de la que tuvimos, porque poco a poco los héroes que lo tachaban de tirano y dictador, se la están cargando e imponiendo una dictadura mayor. Continuaremos hablando.

domingo, 14 de diciembre de 2008

EL ÚLTIMO HOSPICIO (I)


En correspondencia a mis amigos chilenos María Angélica y Cristian, que me han informado de la figura de Salvador Allende y de su Gobierno y de todas las atrocidades y asesinatos, injusticia, engaños y perjuicios que causó a su pueblo, debo, a parte de agradecerles su información, tratar de difundir la verdad de todos estos personajes que han sido parte importante de un pueblo y se les debe una memoria, sea para bien, o para descubrir su mal hacer y sus hechos.

En este contexto, critiqué en su día, hace muy poco tiempo, la osadía del Gobierno actual de mi país, España, en rechazar una propuesta, concretamente la del Sr. Bono, miembro del Gobierno, en conmemorar el recuerdo de una persona que hizo mucho bien por su pueblo. Me refiero a la tan nombrada Madre Maravillas, que ya creo que, aunque no tenga su placa, está en la memoria y el espíritu de sus paisanos.

Hoy, al hilo de esta reflexión, quiero vivenciar el acontecer de mi época en el contexto del Franquismo. Franquismo tan manoseado y criticado despectivamente e insultante por unos y muy poco defendidos por otros. En aras de la verdad y, al igual que mis amigos chilenos, quiero contribuir a clarificar la imagen de General Franco.

Vaya por delante que mis experiencia, posteriores a mi nacimiento, vividas en el seno familiar no fueron del todo buenas. Mis padres fueron castigados, simplemente por supuestos subjetivos sin ningún fundamento, pues mi padre fue toda su vida un simple trabajador que con su esfuerzo, junto a mi madre, sacó su familia adelante. Hoy todo lo que soy se los debo a ellos y, lo más importante, que sin ser mi casa una casa de oración ni creyentes prácticantes, nadie me impidió, ni me desvió, que mi fe creciera al lado de la Iglesia.

No pretendo hacer una defensa en nombre del Franquismo, ni discutir todos sus errores y atropellos, porque los hubieron inevitablemente cuando se impone una disciplina y un camino desde un único pensamiento, pasa esto, que otros no lo aceptan y, como consecuencia viene el enfrentamiento. Pero sí voy a dar razón de lo que pienso y de lo que viví.

También, hay que descubrir lo que otros hacen, encubiertos por el liderazgo de otros y en provecho propio. Eso les pasó a mis padres, que muchos abusando del régimen se aprovecharon en robarles, así creo que se llama, su trabajo y lo que producían para sus hijos. En cierto sentido soy víctima de esos robos y malos tratos. Sin embargo, no creo que El General Franco pretendiera eso. Hay cosas incontrolables y que otros usan mal. Son las siempre ratas de sacristías que andan royendo todo lo que encuentran y veleteando al son del que gobierna y manda en el momento.

En ese contexto vine al mundo, allá por el año 1945, un seis de noviembre, no sé si nublado o lluvioso, o, por el contrario, luminoso y claro. Y mi infancia, al margen de los hechos e ignorando todo lo que pasaba al mi alrededor, ya mayor, mi madre, no por ella, sino por oportunos momentos que el diálogo vomita la lava encendida que llevas dentro, fui conociendo el infierno que pasaron mis padres. Sin embargo, todo había pasado y mi casa era una casa pudiente, bien situada y hasta con cierto prestigio dentro del pueblo.

Mi infancia transcurrió muy normal Un niño muy cuidado, con señorita de cuida, sirvienta para más claridad, o asistenta de hogar como hoy se les llama, para llevarme de paseo al parque. Colegios privados, lo que había en mi pueblo de Arrecife, y bachiller. Luego vendría el terminar Magisterio y... no interesa mucho, ni viene al caso hablar de mí. Lo que sí interesa es poner de manifiesto que ese era el común denominador de casi todas las familias: había prosperidad, paz, respeto y la vida era encantadora.

Cierto es que para todos no era igual. Había pobreza y quienes no le había ido bien del todo. Algunos pasaban hambre y otros trabajos duros para poder comer. Igual pasa hoy. Sin embargo, el que trabajaba y se afanaba podía prosperar. ¡Y había trabajo! Todos eran respetados y se podía dormir con las puertas de casa abiertas. Había conciencia del honor; la palabra era la voz de alguien que ponía su vida por delante antes de faltar a ella, y se cumplía. En el ambiente flotaba el sentimiento que, más que la ley, era la palabra pronunciada y cumplida. Era hermoso comprobar a aquellos hombres sellar un pacto y cumplirlos. Se podía dormir a piernas sueltas.

Era lo dominante, con las siempre excepciones que confirman la regla. Se respiraba tranquilidad y respeto. Y todos, los de un pensamiento u otro, los de una ideología u otra; los que querían alzar su voz y los que callaban, todos, eran respetados, estudiaban, tenían sus derechos y vivían bastante bien y en paz. Bailaban, disfrutaban de la vida, se enamoraban y formaban sus familias.

Esa fue mi niñez, adolescencia y juventud. Sé que muchos respiraban venganza y deseos de alzar la voz para proclamar sus ideologías y sus pensamientos; sé que muchos, clandestinamente, hablaban de justicia y libertades; sé que había desconformismo y anidaba en muchos interiormente levantar la voz y clamar libertad y apertura. Sin embargo, confundido y abierto a todo pensaba, como me decía mi querido suegro, que no podíamos quejarnos y que con respeto y diálogo todo se podía arreglar.

Años atrás fue tiempo de migraciones y muchas familias marcharon a Cuba, Venezuela, Brasil...etc, a buscar el pan de sus hijos y matar el hambre. Ahora, se podía vivir en tu tierra y, aún con los problemas de la época, había prosperidad y trabajo. Era el tiempo de las conserveras de sardinas, cuyos calados en África eran ricos en esa especie; era el tiempo de las cebollas y tomates, que se exportaban a Inglaterra. Y, pronto, muy pronto, llegaría el agua, las potabilizadoras, y con ellas el preciado oro llamado turismo. Muchos pasaron a ser señores ricos y millonarios.

Al empezar, puse un (I) al lado del título, y es que sospechaba que esto va a ser largo, creo que ya me he extendido bastante. Me acuerdo de mi querida amiga Hilda, que acostumbra a hacer su post por capítulos, pues yo trataré de hacer lo mismo. Seguiré en otro. Espero, si lo leen vernos dentro de poco. Un abrazo.

ORACIÓN DE LA MAÑANA


En el silencio de este día que nace,
vengo a pedirte, ¡SEÑOR!, paz, sabiduría y fortaleza.
Quisiera ver este mundo con los ojos llenos de amor,
ser paciente, comprensivo, humilde, suave y bueno.
Ver, tras las apariencias, a mis hermanos, tus hijos, como TÚ los ves,
para poder apreciar la bondad de cada uno.

Cierra mi boca a toda murmuración,
guarda mi lengua de toda maledicencia,
que sólo permanezcan en mí los pensamientos que bendigan,
que construyan, que sean positivos, para el bien de todos.

Quisiera ser tan bien intencionado y justo,
para que todos aquellos que se acerquen a mí
sientan tu presencia y no la mía, como hizo el Precursor.

Y revisteme de tu Bondad,
para que en este día , todas mis obras,
vayan encaminadas a reflejarte.

jueves, 11 de diciembre de 2008

CAUSAS DE LAS CRISIS MATRIMONIALES.


“No entiendo lo que me pasa, porque no hago el bien que quisiera, sino, por el contrario, el mal que detesto. Ahora bien, al no querer lo que hago reconozco que la ley es buena, y, en realidad no soy yo quien obra el mal, sino el pecado que está dentro de mi” Rom. 7, 14-16

Todo crecimiento implica un cambio, los cambios traen como consecuencia crisis, y el matrimonio no es ajeno a ellas. Una buena manera de evitar las causas de crisis en el matrimonio es conocerlas, analizarlas y poner el esfuerzo que se requiera para superarlas con verdadero amor.

La palabra amor esta cargada de muchos sentidos y existe una mala interpretación de ella. El uso, abuso, manipulación del término amor exigen aclararlo para evitar que quede reducido, cosificado y trivializado.

El amor en el matrimonio es una relación entre dos personas de distinto sexo cuya característica más importante es la entrega sin egoísmos. Los esposos se donan sin reservas, mutuamente. El amor es buscar el bien del otro, hacerlo feliz, es hacer que se sienta comprendido y aceptado en todo su ser, en su modo de pensar y de actuar, en su sensibilidad y en sus gustos. El amor reclama estabilidad, madurez y confianza total del uno en el otro.

Hace tiempo, por mayo, publiqué un artículo de José Menchón que exponía todo lo que creo que debe ser. No por ello desconsidero casos muy puntuales y extraordinarios en los cuales se ha de buscar caminos, exentos de egoísmos, que nos ayuden a encontrar el verdadero sentido de la vida y de la verdadera felicidad:

Poco antes, el 4 de mayo, influido por la reflexión de Menchón, hice la mía propia donde compartía los mismos criterios de él y vivenciaba los míos. Hoy los traigo al recuerdo por las piadosas mentiras de Ave Mundi que tantos beneficios nos está dando al actualizar todas esas actitudes que nunca debemos perder de vista y siempre refrescar desde la Luz:

Redescubrir la auténtica grandeza del amor, su fuerza, su belleza, pero también sus exigencias nos llevará a restituir su auténtico sentido.
La convivencia no es tarea fácil porque el amor no anula las singularidades del carácter, las capacidades, los defectos, las creencias; al contrario, el amor debe abarcarlas, quererlas y corregirlas cuando sea necesario.

El amor de los esposos es un don, una participación del mismo amor creador y redentor de Dios. El sacramento del matrimonio les da a los esposos la gracia para perfeccionar su amor y es la razón por la que son capaces de superar con éxito las dificultades que se les puedan presentar durante las etapas de su vida conyugal.

Muchas veces el matrimonio se ve afectado por conflictos que provienen de ellos mismos (causas internas) o de terceros (causas externas), pero siempre ha de recordarse que la entrega amorosa de Cristo debe ser ejemplo constante en la relación de los esposos.

Publicado por MAT (de travesíaporlavida).

Son criterios que comparto totalmente hasta tal punto que he incluido en muchos de mis comentarios y artículos o reflexiones de mis blogs, como el citado más arriba. Los he visto muy bien expuestos y concisos que, como diría Gracián, lo bueno si es breve, dos veces bueno.

martes, 2 de diciembre de 2008

¿SEGUIDORES O CAMINANTES?


Nace en mí una reflexión sobre lo que comporta seguir a alguien o caminar con él, "juntos", hacia el encuentro con ALGUIEN.


El término seguir significa, entre muchas cosas, ir después o detrás de alguien o algo. Dirigir la vista hacia alguien o algo que se mueve y mantener la visión en él. Tener como modelo, imitar, seguir el ejemplo, seguir un estilo.


Sin saber cómo, sentí el peso de la responsabilidad de verme seguido en mis pensamientos y en mis actos. No, ¡por supuesto!, de forma fiscalizante, ni vigilante, sino en demanda de unas aportaciones y criterios que no pueda aportar o que están por encima de mis propias limitaciones y oscuridades.


Al compartir, momentos después, mi comentario en la reflexión de Hilda sobre su aniversario, así como el de Icue, días antes, se fortaleció más en mí ese incipiente temor de responder a las expectativas creadas. Responder en perseverancia y en verdad. El temor, al hablar de tiempos, de no abandonarme y abandonar a los seguidores. El temor de encender esperanzas que luego se tornen desiluciones. El santo temor de verme tan pequeño y humano ante tan alta responsabilidad de estar a la altura de lo esperado.


Surgen en mí, palabras que desgranan mis pensamientos y me hacen no sentirme digno de tener seguidores. Sólo hay uno a quién seguir: nuestro SEÑOR JESÚS. A ÉL digno de imitar, de ir detrás, de tener la mirada fija y emular sus actitudes y estilo de vida. Sólo ÉL es el Digno de tener seguidores.



Y en mi intento de rebuscar el término apropiado que explicite más literalmente el espíritu del significado "seguidores", allanando mi responsabilidad encontré en el camino al "caminante" que acompaña por el camino, ora en silencio, ora en estrecho y sincero diálogo, ora en amable comprensión y apoyo que anima y conforta.
Y la respuesta me fue dada en una homilía Eucarística cuando el sacerdote, mi párroco, deslizó suavemente entre sus labios las palabras de "compañero de camino". Eso tan sencillo encendió en mí la luz de considerarlos a todos, en lugar de seguidores, compañeros de camino. Y es curioso comprobar, como, creo recordar que fue Hilda, en estos días van cumpliendo todos uno o dos años de estar caminando.

Al parecer somos todos de una generación, aún con algunas diferencias de edad, en el nacimiento del espacio bloguero, como si en un instante nos pusiéramos de acuerdo. Pronto, si DIOS quiere, cumpliré yo también, en este caso, un año de haberme lanzado a esta aventura. Algo me decía que tenía que hacerlo, pero mis pocos conocimientos informáticos no me hacían presagiar que, de repente, me viese en la aventura de poder expresar mis pensamientos para todo el mundo. Es algo que merece una seria reflexión, porque este medio va a jugar una gran importancia en las generaciones futuras. De hecho ya la está jugando.



Termino recordando mi primer comentario recibido, de Armando Vallejo, un blog que recomiendo a todos los que no lo conocen (http://yosoycristiano.blogspot.com/), en mi primer artículo "mis amigos los curas"http://www.yosoycreyentecatolico.com/2008/03/mis-amigos-los-curas.html: "Querido Salvador, cuando escribiste el artículo que hoy compartes en tu blog yo tenía apenas 6 años, así que me siento heredero de tus pensamientos. Ya ves, la cadena continúa, incluso ahora, en un entorno hostil en el que nos ha «tocado» ser cristianos. Te diré algo en relación a esto; con el paso de los años ha ido creciendo en mí un mayor sentimiento de agradecimiento a quienes me preceden como portadores de la llama de la fe, quienes la han despertado en las generaciones que les siguen. Un día me hice consciente de que si retrocedemos en la historia unas pocas generaciones —200 generaciones no son nada en la historia del mundo— me encuentro con los primeros cristianos, testigos directos de lo que nos narran los Evangelios. Así, de unos a otros fue pasando el mensaje de Jesús hasta nuestros días. Personas como tú lo hacen posible. Me gustaría ser digno portador de esa lumbre. Cuánto me alegro de que una nueva llama cristiana se encienda en el universo «blogger». Toda mi admiración. Bienvenido, felicidades por tu blog y gracias por citar el mío en tu artículo. Un abrazo.