jueves, 19 de febrero de 2009

ORACIÓN POR LA VIDA.


OH María,

aurora del mundo nuevo,

Madre de todos los vivientes,

a Ti confiamos la causa de la vida:

mira Madre el número inmenso

de niños a quíenes se impide nacer,

de pobres a quienes se hace difícil vivir,

de hombres y mujeres víctimas

de violencia inhumana,

de ancianos y enfermos muertos

a causa de la indiferencia o

de una presunta piedad.

Haz que quienes creen en tu hijo

sepan anunciar con firmeza y amor

a los hombres de nuestro tiempo

el Evangelio de la vida.

Alcánzales la gracia de acogerlo

como don siempre nuevo,

la alegría de celebrarlo con gratitud

durante toda su existencia

y la valentía de testimoniarlo

con solícita constancia, para construir,

junto con todos los hombres de buena voluntad,

la civilización de la verdad y del amor,

para alabanza y gloria de DIOS creador

y amante de la vida. Amén.


Juan Pablo II.

4 comentarios:

  1. Veo que ante los graves acontecimientos de estos días hemos recurrido primero a la mejor solución: orar en defensa de la vida, siguiendo los consejos de un gran santo: Juan Pablo II. Seamos optimistas y continuemos nuestra lucha, ya que él no paró de repetirnos: “No tengáis miedo”.

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  2. Amén, hermano, Así sea! Que la Madre de Dios nos acompañe en esta indeclinable misión de proteger y promover la vida desde el inicio, durante toda la misma y hasta el fin.
    Un abrazo en Cristo y María. Paz y Bien. Ricardo

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  3. Los problemas no nos angustian, ni nos desesperan. Creemos y confiamos que triunfaremos y se arreglaran, sólo es cuestión de tiempo, cuando el SEÑOR lo considere, porque en ÉL todo se puede.
    Sin embargo, eso no nos quita que nos preocupemos y que pongamos todo lo de nuestra parte, pues para eso el SEÑOR nos ha dado a cada uno unos talentos. Gracias eligelavida por tu unión, pues cuando dos o más están....
    He visto también tu publicación.
    Un abrazo en CRISTO.

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  4. Es reconfortante tener una Madre que nos recomienda y hace de intercesora en todos nuestros problemas y peticiones a su HIJO, nuestro SEÑOR. Con ella, como tu dices, Ricardo, caminamos seguro hacia CRISTO.
    Un abrazo en CRISTO.

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