jueves, 21 de enero de 2010

AUN SIN SABERLO, EL SEÑOR NOS ACOMPAÑA.


En tu presencia reina la paz, el silencio, la tranquilidad. Cesa el bullicio, el ruido, las alocadas carreras sin sentido, sin, incluso, saber bien a donde vas. Es el mundo que anda descentrado, loco de dar vueltas que no le conducen a ningún lugar, pero continúan sin saber que TÚ, mi SEÑOR, permaneces tranquilo esperando.

Cada cual va buscando la solución de su problema. Su vida está parada en el momento de saber que su hijo está gravemente enfermo, y pasa a tu lado sin saber que TÚ puedes sanarla y, también, puedes sanar a su hijo. Corre preocupada y dolorida, y deja atrás la solución de sus males. Miro al otro lado y contemplo a aquel muchacho que busca desesperado los euros de la ración del día de hoy con los que calmar su dependencia. Está atado a un clavo y su libertad es esclava del vicio.

Pero, tampoco, piensa ni cree que TÚ, SEÑOR, puedes liberarlos y hacerle libre. Y, menos aún, que eres el deseo de felicidad más fuerte que deseamos. Está sometido, ciego, alocado y atrapado en un mundo de esclavitudes, de prisas, de deseos caducos, de sin sentido. Y, sin embargo, se pasa media vida delante de TI, a las puertas de tu Casa, saludando a los que entran y salen, y mendigando unos céntimos para la ración del próximo día.

Y presencio perplejo a aquella joven que llora porque su pareja la ha dejado, porque su amado está cansado o busca otros nidos donde satisfacer su ego carnal. Y el mundo se le viene encima, y todo se vuelve negro, sin horizonte. Permanece ciega, perdida sin advertir que TÚ, SEÑOR, permaneces a su lado esperando una mirada, una petición para consolarla y darle ánimo.

Y para decirle que nada está perdido, que el amor apoyado en sentimientos y afectos de cualquier tipo es un amor falso, aparente, pero no real. Que el amor es responsable, es entrega, es generosidad, es verdad... Y que en TÚ compañía todo se supera, se ilumina, se clarifica, y se ve desde el lado verdadero y auténtico.

Y continúan pasando y pasando, hombres y mujeres, jóvenes y niños que se agarran a un mundo, que sin TI, está vacío y caduco, y pierde todo su sentido. Porque TÚ lo creaste para que lo administráramos según tu Voluntad, pero nosotros lo hemos hecho según la nuestra. Y ya lo ves, todos pasamos de largo y no nos paramos a charlar CONTIGO un momento.

Tenemos el Tesoro delante, pero buscamos en donde nunca puede estar. TÚ nos lo dijiste: "Mi Reino no es de este mundo..." Y lo más grande es que, a pesar de todo, queramos o no queramos, TÚ estarás ahí esperándonos a que recapacitemos, a que nos demos cuenta de que no hay que desesperar sino hablar CONTIGO y creer que TÚ, a pesar del sufrimiento y dolor, darás respuesta a nuestro vivir sin sentido.

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