viernes, 13 de agosto de 2010

CREADOS POR AMOR Y PARA EL AMOR


DIOS, que es amor y que ha creado al hombre por amor, le ha llamado a amar. Creando al hombre y a la mujer, les ha llamado, en el matrimonio, a una íntima comunión de vida y de amor entre ellos; es a causa de ello que ya no son dos, sino uno solo.

Pero ese amor subyace detrás del propio egoísmo del hombre y la mujer, que se buscan en sí mismos dónde esperan encontrar la felicidad ansiada. Es por eso por lo que cuando se habla de amor no se trata de un amor eros ni ego, sino un amor que muere en el darse y desvivirse por el otro. Y,entonces, es cuando nace el inmenso gozo del verdadero amor, que nunca muere ni se acaba.

Desde esa verdadera y auténtica visión del amor no tiene sentido la separación ni la ruptura del matrimonio, porque no da lugar a que se produzca ni se conoce tal posibilidad. Los dos, por amor, se convierten en uno y cada sentimiento del uno pertenece al otro. Cada diferencia del uno es asumida y aceptada por el otro; cada bien del uno es procurado por el otro; cada momento de dolor o sufrimiento del uno es compartido y sufrido por el otro, hasta el punto de no saber dónde empieza el uno y termina el otro. Han quedado fundidos en uno solo.

Juan Pablo II afirmaba que "el hombre llega a ser imagen y semejanza de DIOS no sólo a través de su humanidad, sino también a través de la comunión de las personas que el hombre y la mujer forman desde el principio. el hombre llega a ser una imagen de DIOS más perfecta en el momento de la comunión que en el momento de la soledad".

La familia es una institución intermedia entre el individuo y la sociedad, y nada puede reemplazarla totalmente. Ella misma se apoya, por encima de todo, en una profunda relación interpersonal entre el esposo y la esposa que se sostiene gracias al afecto y comprensión mutua. Es pues de vital importancia protegerla porque de su permanencia depende el bienestar y la convivencia de los pueblos y naciones.

JESÚS muere para que, de su muerte entregada voluntariamente, florezcan los frutos del amor que darán la verdadera vida, gozosa y eterna, para todos los hombres. Nuestro destino es el amor, porque hemos sido creados por amor y, nuestra meta es amar, porque hemos sido creados para amar. Sólo cuando amamos estamos siendo fieles a nuestro fin, y, por supuesto, estamos alcanzado el máximo ideal que buscamos: "SER FELICES ETERNAMENTE".






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