domingo, 31 de octubre de 2010

DÍA DE LOS FIELES DIFUNTOS

Como todos saben, se ha ido infiltrando en nuestra cultura cristiana una fiesta que, a pesar de tener remotos origines cristianos, es hoy en día totalmente pagana. Y además plagada de símbolos y dialéctica que tiene más parecido al enemigo de Dios y de la humanidad que al mensaje de Salvación de Cristo Jesús.

¿Qué celebramos los cristianos el 31 de octubre?

 

La Iglesia Católica, la única que ora por los difuntos, conmemora en este día a los Fieles Difuntos, es decir, a todos los cristianos que han fallecido y han sido llamados por Dios a su presencia. Una incontable multitud de hermanos que pueden ya estar gozando del Cielo o bien aún en estado de purificación en el Purgatorio, preparándose para acceder a la visión eterna y feliz de Dios.

¿Y que celebramos el 1 de noviembre?

1101-TODOS-LOS-SANTOS
Ese día festejamos la Solemnidad de todos los Santos, es decir, nos unimos a la alegría del Cielo, a la de la Iglesia triunfante y reinante por la incontable e innumerable multitud de sus hijos que ya están gozando de la beatitud Eterna a la que también nosotros estamos llamados. Ellos son nuestro ejemplo a seguir, desde la Virgen María hasta el ultimo recién llegado al Cielo y además nuestros intercesores ante el Señor para ayudarnos con sus oraciones y ejemplo a que todos nosotros logremos el objetivo querido por Dios desde siempre, es decir, que todos los hombres se salven.


¿Y que tiene que ver la noche brujas con todo esto?


Nada. Una fiera distracción que el demonio, el padre de toda mentira ha instalado en la sociedad actual empujado por el interés comercial y de lucro de múltiples empresas y el interés, oscuro por cierto, de los enemigos de Dios.

¿Y que debemos hacer los cristianos?

Primero que nada no dejar que nuestros hijos sean engañados con ideologías e historias que nada tienen que ver con nuestra salvación ni con la Verdad revelada por Jesucristo, nuestro Salvador.

Segundo, brindarle alternativas y por supuesto informarlos y enseñarles adecuadamente el mensaje cristiano, pues lamentablemente muchas veces en las escuelas y sin permiso de los padres, les organizan supuestas “fiestas” de halloween.

En cuanto a las alternativas se ha conocido de parroquias que invitan a vestirse de santos, en lugar de monstruos, fantasmas o brujas.

¿Y que hacer con los niños que vienen a nuestras casas?

Respetuosamente se les puede decir que nosotros no participamos de esta fiesta, o bien directamente no abrir. Pero un lindo signo sería decirles que como no festejamos no tenemos dulces pero sí tenemos unas lindas estampitas de Jesús y la Virgen María para ellos. Mas de un niño no comprenderá pero sus padres si que entenderán. O convídales galletas hechas por ti con imagenes de santos y no con fantasmitas ...

Si tienes una gruta o imagen en el frente de tu casa, enciende una vela delante. O pon láminas con imágenes de los santos en lugar de feas calabazas.

 

Pero lo más importante de todo, el 31 de octubre, ora por tus familiares y amigos que ya nos han dejado. Ora por sus almas. Reza el Rosario y la coronilla e invita a tus vecinos a hacerlo. Pide Misas por ellos también en este día y si puedes visita sus restos en el cementerio.

Y el 1 de noviembre, ve a Misa también y pide a los Santos que nos ayuden a imitar sus virtudes y a que todos podamos ser como ellos. Ora por la conversión de tus vecinos y de los habitantes de tu ciudad. Ora por los niñitos que inocentemente festejan sin saber que los están alejando de Dios.

pesebre tradicional y tipico romanico

Y por último, si eres católico, no te engañes pensando que somos unos delirantes o exagerados y te creas que sólo una fiesta inocente más. No te apropies de todos los slogans que te imponen los grandes centros comerciales pues a ellos no les importa tu salvación sino sólo sus cuentas bancarias … ¿O has visto Pesebres en esos mismos lugares? ¿O has visto imágenes de Jesús y de María tantos como fantasmas y monstruos horrendos? ¿Has vistos máscaras de Santa Teresita, Don Bosco, Padre Pío y San Francisco tanto como de Frankensteins y Dráculas? Por favor, por el amor de Dios, no dejes que les sigan presentando a tus hijitos como buenas todas esas cosas que tienen que ver con el ocultismo, la hechicería, la brujería, el esoterismo ... todo eso es condenado por Dios en la Biblia pues proviene del diablo y puede llevarte a la condenación eterna. NO TIENE NADA DE BUENO.

Debemos madurar en nuestra vida cristiana y vivir el espíritu de las Bienaventuranzas. Leamolas juntos y reflexiones si estas fiestas paganas tienen algo que ver con las palabras de Jesús. Y luego, toma la determinación de alejar los corazones de tus hijitos de aquellas mentiras para acercarlos a la Verdad de Cristo.

Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: 

"Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.

Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense

(San Mateo 5,1-12)

sábado, 30 de octubre de 2010

¿CUÁL ES LA PUERTA POR DÓNDE DEBEMOS ENTRAR?


Ante la disyuntiva de elegir lo estrecho y escabroso o lo ancho y cómodo, siempre elegimos lo segundo, porque el camino a favor de la corriente es más grato y plancetero. Y porque nuestra tendencia natural es elegir lo cómodo, placentero y fácil. Es lo que proclamamos cuando decimos que la vida hay que vivirla lo mejor que se pueda.

Pero el Evangelio nos habla en otras coordenadas, y nos invita a elegir lo estrecho antes que lo ancho, porque detrás de lo estrecho se esconde lo que buscamos: "Ser felices", mientras que detrás de lo ancho y cómodo se encuentra el vacío y la perdición.

La puerta estrecha está llena de cosas inesperadas, apuros, dolores, sacrificios, ayunos, solidaridad, esfuerzos, tristezas, estrecheces, incomprensiones, esfuerzos de comprender, de aceptar, de olvidad, de perdonar. En la medida que lo intentas y te acercas, más se complica, se oscurece, se hace difícil traspasarla y... todo se vuelve dolor y cuesta arriba. Querer traspasarla es ir contra corriente.

Por eso, se hace más agradable regresar y dejarse conducir por la puerta ancha, espaciosa, cómoda, facilona, agradable, alegre y bulliciosa, placentera, sin problemas, sin complicaciones, superficial, sin ataduras, libre para satisfacerte y no preocuparte. Es la puerta gozosa donde encuentras tus gustos y puede realizar tus egoísmos. Allí puedes poseer, tener y ambicionar todo aquello que te de felicidad.

Pero su recorrido nunca te llena, nunca te ves plenamente satisfecho. Es más, cada vez ambicionas más y, el de al lado te molesta. Empiezas por querer lo que tiene y deseas quitárselo. Tú quieres ser el primero, el mejor, el que más tenga. Sin darte cuenta vislumbras que el recorrido se te acaba. Te das cuenta que tiene un final y que vas a llegar con muchas cosas, con mucho vivido, pero que eso no te vale de nada. Ya ni te acuerdas, y de recuerdos no puedes vivir. Empiezas a encontrarte viejo y vacío. Quizás, piensas, ¡me he equivocado!

Por el contrario, el camino del pobre, sudoroso, dolorido, sufrido, penitente, aprovechado por los demás, insultado por todos aquellos que lo aprovechaban, abnegado y sólo pensando en los otros y olvidándose de él, cansado y agotado, pero siempre sintiendo algo interior que le da fuerzas, paciencia, alegría y fe, empieza a sentir en lo más profundo de su ser, Paz, y a encontrarse pleno, satisfecho, seguro y confirmando que ha elegido bien. 

No lleva nada, pero está empapado de amor, y eso le embriaga de lo mismo. Se siente feliz, alegre y gozoso, y observa una cosa muy importante: "El camino no se termina", eso dura y no parece acabar. Se dice: "¡Ha valido la pena recorrerlo!"

martes, 26 de octubre de 2010

LA VIDA: UN COMBATE.


Sólo cuando comprendamos que la vida, en este mundo, es un combate constante, comprenderemos la necesidad imperiosa de la oración. Para hacer la Voluntad de Nuestro PADRE DIOS necesitamos estar en continuo contacto con ÉL, vivir en su Presencia. Y eso sólo se puede alcanzar en constante oración: contemplándolo las veinticuatro horas del día. Una contemplación que nos lleva a tenerlo presente en todos los momentos de nuestro quehacer diario: familia, trabajo, ocio, relaciones...etc.

Las dos últimas peticiones del PADRE Nuestro nos alertan a que estamos constantemente en combate por la victoria de la vida. Un combate entre CRISTO y Satanás que se desarrolla dentro de nosotros. Somos el campo de batalla de esa lucha, que sólo podremos vencer con el poder de la Oración, nuestra arma más poderosa. 

Por eso es necesario "orar y orar". JESÚS nos sirve como modelo orante al PADRE, y nos exhorta a no desfallecer y a orar constantemente. En el huerto de Getsemaní, JESÚS, es nuestra referencia en la batalla contra el demonio, al que vence orando al PADRE que se haga su Voluntad y no la de ÉL. En la oración encontramos las fuerzas necesarias para salir victorioso.

Repetidas veces, JESÚS, nos llama a no desfallecer, a continuar orando hasta el importuno porque sólo así podemos salir victorioso de nuestra lucha. Nacemos esclavos, sometidos al mal, pero estamos llamados a ser libres y a liberarnos de esas cadenas. Y la clave de esa liberación es "la oración".


Haz, PADRE mío, que pueda
liberarme, y que nunca 
pierda la confianza en TI,
pues eres mi PADRE, 
y un Padre siempre está
pendiente de su hijo.

Sé que, como hijo, no debo
separarme de TÍ, pero soy
débil y pobre, y tengo sed
de ser feliz y bueno.

Cuídame del poder del Mal, 
del Maligno y sus secuaces, 
y tenme siempre a tu
lado, en continuo contacto
contigo para no desfallecer.

Enséñame a orar y estar
en tu presencia. Y a recurrir
también a tu Madre, que me 
diste como Madre, para que
con ella me sea fácil comunicarme
contigo. Amen.


domingo, 24 de octubre de 2010

LAUDES


HIMNO
(Miércoles de la 1ª semana)

Buenos días, SEÑOR, a ti el primero
encuentra la mirada
del corazón, apenas nace el día:
TÚ eres la luz y el sol de mi jornada.

Buenos días, SEÑOR, contigo quiero
andar por la vereda:
TÚ, mi camino, mi verdad, mi vida;
TÚ, la esperanza firme que me queda.

Buenos días, SEÑOR, a ti te busco,
levanto a ti las manos
y el corazón, al despertar la aurora:
quiero encontrarte siempre en mis hermanos.

Buenos días, SEÑOR resucitado,
que trae la alegría
al corazón que va por tus caminos,
¡vencedor de tu muerte y de la mía!

Gloria al PADRE de todos, gloria al HIJO, 
y al ESPÍRITU SANTO;
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos te alabe nuestro canto. Amén.


jueves, 21 de octubre de 2010

LAUDES


 HIMNO
(del martes de la I semana)


En esta luz del nuevo día
que me concedes, oh SEÑOR,
dame mi parte de alegría
y haz que consiga ser mejor.

Dichoso yo, si al fin del día
un odio menos llevo en mí,
si una luz más mis pasos guía
y si un error más yo extinguí.

Que cada tumbo en el sendero
me vaya haciendo conocer
cada pedrusco traicionero
que mi ojo ruin no supo ver.

Que ame a los seres este día,
que a todo trance ame la luz,
que ame mi gozo y mi agonía,
que ame el amor y ame la cruz. Amén.

lunes, 18 de octubre de 2010

ORACIÓN AL NIÑO DE BELÉN (DE JUANXXIII)



Dulce Niño de Belen,
haz que penetremos
con toda el alma
en este profundo misterio
de la Navidad.

Pon en el corazón de lo hombres
esa paz que buscan,
a veces con tanta violencia,
y que tú sólo puedes dar.

Ayúdales a conocerse mejor
y a vivir fraternalmente
como hijos del mismo PADRE.

Descúbreles también tu hermosura,
tu santidad y tu pureza.
Despierta en su corazón el amor y la gratitud
a tu infinita bondad.

Únelos en tu caridad,
danos a todos tu celeste paz.
                                                               Amén.

miércoles, 13 de octubre de 2010

SI QUEREMOS VAMOS AL CIELO, ES DONDE MEJOR SE ESTÁ.



Por nuestra propia naturaleza queremos respuestas inmediatas y felicidad, por supuesto, inmediata. Pero la felicidad que nos ha sido prometida, y que es la verdadera, no se ve de forma inmediata. Necesita un proceso de prueba y de conversión, que, como todas las cosas que cuestan, necesita esfuerzo, trabajo, sacrificio y mucho, mucho amor.

Esa es la prueba más importante y necesaria: "El amor". Sin él nada somos, y sin él nada conseguiremos. Podemos hacer muchas obras y cosas extraordinarias, pero si no están embadurnadas de amor puro y sincero, de nada nos va a valer. El amor todo lo puede, y será él quien nos salvará del sufrimiento y la infelicidad eterna.

Considero interesante esta reflexión que transcribo a continuación porque me parece que nos puede ayudar a plantearnos qué objetivos nos planteamos y buscamos. Sin más paso a exponerla.

Vieron el cielo por un rato y querían quedarse
Meditaciones del Rosario. Cuarto Misterio de la Luz. La Transfiguración de Jesús en el Monte Tabor
Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net


Les hizo ver el cielo por un rato. Querían quedarse allí para siempre, pero no era aún el momento. En el cielo querremos quedarnos para siempre, y será verdad, y será posible.

Los condenados querrán ir al cielo por un rato al menos, y no irán ni siquiera por un rato. ¡Qué mal se está aquí! Pero allí se quedarán eternamente, en el lugar donde no se ama y donde la infelicidad ha puesto su morada eterna. ¡Qué bien se está aquí! Cuando uno dice eso es porque lo siente.

Aquellos tres apóstoles se decían a sí mismos y nos decían a nosotros: ¡Qué bien se está en el cielo! Todos los santos han tenido una experiencia semejante a la del Tabor, es decir, han gustado anticipadamente el cielo. Y todos han dicho lo mismo: ¡Qué bien se está aquí...!San Pablo: “Tengo por seguro que...” Santa Teresa; “Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero, que muero porque no muero”. San Ignacio de Loyola: “¡Qué miserable me parece la tierra cuando contemplo el cielo!” La aparición sirvió para fortalecerles en el momento de la prueba. En los momentos de dificultad y de dolor conviene recordar los momentos de luz. Las dificultades y problemas duran sólo esta vida, la felicidad del cielo nunca termina. Todos necesitamos esta motivación, este ángel de luz que nos sostenga en medio del dolor. Jesús quiso necesitarlo o simplemente lo necesitó en el supremo dolor, cuando sudaba sangre en Getsemaní. Quiso tener en la hora de su muerte a María como un nuevo ángel que le ofrecía su amor y su presencia para resistir hasta el final. Con cuanto mayor razón necesitamos nosotros la presencia de ese ángel.

Dios se ha adelantado a dárnoslo en María Santísima, el mismo ángel que a Él le consoló como nadie en este mundo. Cuando uno experimenta a Dios tan intensamente, lo demás desaparece. Se quiere únicamente ser de Dios. Ser de Dios felizmente y para siempre. ¡Quién pudiera decirlo, sentirlo y que fuera verdad!: Soy de Dios, pertenencia suya, nada mío, todo de Él, esclavo, siervo, hijo, consagrado.

Los santos lo saben, lo empezaron a saber desde este mundo, desde que se despojaron de sus ricas ropas y se vistieron el sayal del siervo. “Mi Dios y mi todo”, es una frase que decían en un suspiro de amor. Todos los santos han subido al Tabor desde este mundo, y antes de subir al Calvario. “Este es mi Hijo amado; escuchadle”. ¡Con qué amor diría el Padre estas palabras! Con parecido amor dice de los buenos hijos: “Éstos son mis hijos predilectos”: Los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen. Sed santos.

Todos los caminos se han recorrido en busca de lo mismo: la felicidad; y de todos han vuelto sin respuesta muchos, muchísimos hombres; sólo los santos nos han dicho algo diferente: “no me arrepiento”. Luego, ¿han hallado lo que otros no? Tal parece. Son felices. Y, ¿por qué?. Porque han servido al mejor Señor que los ha convertido en reyes; porque han salido de su cueva a mejorar el mundo; han amado a su prójimo, han dejado atrás su sucio egoísmo, han vivido de fe y amor; han luchado duramente por mejorar su mundo, la han hecho más pura, más fuerte, más generosa; éstos son los felices. Quién lo creyera, porque han quebrado y hecho pedazos todas las reglas de la lógica humana: Han matado su vida para vivir. “El mundo espera el paso de los santos” -dijo un sabio, Pablo VI-, porque los demás arreglan, si es que arreglan, los problemas materiales: pan y circo; pero el hombre requiere de curación para su alma, doctores del alma que sepan manejar la medicina celestial: Los santos la tienen y la dan; dan y, con Dios, la paz íntima, el por qué de la vida y de todo el peregrinar humano; ofrecen fortaleza y amor. Ellos mismos, con su ejemplo, ofrecen un estímulo a superarse, a elevarse del barro para volar a las alturas.

"Escuchadle". No escuchéis a los falsos profetas, no sigáis la voz del tentador que os presenta la felicidad en forma de drogas, sexo desenfrenado, borracheras, dinero, poder...

"Escuchadledesobediente obedece a sus pasiones, a sus caprichos, hasta el punto de decir: “He aquí el esclavo del pecado, de los vicios. Hágase en mí según vuestros mandatos” Dios dice a los tres apóstoles:

"Escuchadle". Se lo dice en buena forma. Tiempo habrá en que la dura claridad de sus palabras se convierta en encrucijada de salvación o condenación. “Vayan por todo el mundo y proclamen la buena noticia a toda criatura. El que crea y se bautice, se salvará; pero el que no crea se condenará”. Mc.16,15-16

viernes, 8 de octubre de 2010

¿POR QUÉ REZAR EL ROSARIO?

Son muchísimos los que por haber rezado con toda fe su Rosario lograron obtener una buena y santa muerte y ahora gozan para siempre en el cielo
Autor: El Santo Rosario | Fuente: -
Cuentan los antiguos que cuando Santo Domingo de Guzmán empezaba a desanimarse al ver que en los sitios donde predicaba la gente no se convertía y la herejía no se alejaba, le pidió a Nuestra Señora le iluminara algún remedio para conseguir la salvación de aquellas personas y que Ella le dijo en una visión: "Estos terrenos no producirán frutos de conversión sino reciben abundante lluvia de oración".

Desde entonces el santo se dedicó a hacer rezar a las gentes el Padre Nuestro y el Ave María y a recomendarles que pensaran en los misterios de la Vida, Pasión y Muerte de Jesús. Muy pronto las conversiones fueron muy numerosas y las gentes de aquellas regiones volvieron a la verdadera religión.

Hoy por hoy, después de la Santa Misa, el Rosario es quizás la devoción más practicada por los fieles. Los enemigos de la religión católica (protestantes, etc.) han dicho y siguen diciendo horrores contra el Santo Rosario pero los católicos han experimentado y siguen experimentando día por día los extraordinarios favores divinos que consiguen con esta santa devoción.

¡Cuántas personas han logrado verse libres de pecados y de malas costumbres el dedicarse a rezar con devoción el santo Rosario! ¡Cuántos hay que desde que están rezando el Rosario a la Virgen María han notado como su vida ha mejorado notoriamente en virtudes y en buenas obras! Son muchísimos los que por haber rezado con toda fe su Rosario lograron obtener una buena y santa muerte y ahora gozan para siempre en el cielo.

Ojalá leyéramos algún libro que hable de las maravillas que se consiguen con el rezo del Santo Rosario. Basta saber que el Rosario ha sido recomendado por muchos Sumos Pontífices y aprobado por la Iglesia Católica en todo el mundo, y que a los que lo rezan se les conceden numerosas indulgencias.

Se llama indulgencia la rebaja de castigos que tendríamos que sufrir en la otra vida por nuestros pecados. La Iglesia Católica con el poder que Jesús le dio cuando dijo: "Todo lo que desates en la tierra queda desatado en el cielo", puede conceder a los fieles que por ciertas devociones se les rebaje parte de los castigos que tendrían que sufrir en el purgatorio.

"Se confiere una indulgencia plenaria si el rosario se reza en una iglesia o un oratorio público o en familia, en una comunidad religiosa o asociación pía; se otorga una indulgencia parcial en otras circunstancias" (Enchiridion de Indulgencias, p. 67)

Condiciones:

1. Que se recen las cinco decenas del Rosario sin interrupción
2. Las oraciones sean recitadas y los misterios meditados
3. Si el Rosario es público, los Misterios deben ser anunciados

Además debe cumplirse:

1. Confesión Sacramental
2. Comunión Eucarística
3. Oraciones por las intenciones del Papa

Si no se cumplen las condiciones para la indulgencia plenaria, puede aún ganarse indulgencia parcial.

La indulgencia puede ser aplicada a los difuntos. La indulgencia plenaria solo puede ganarse una vez al día (excepto en peligro de muerte).

"Lo maravilloso del Santo Rosario no es la repetición de las avemarías o de la mesa bien dispuesta que sostiene la imagen de la Virgen, sino la experiencia de la unidad que se conforma en todo el mundo entero para alabar y bendecir a Dios por los motivos inmensos de su amor para con la humanidad. Es una rica costumbre de la piedad popular donde la Santísima Virgen se hace universal y de mucha importancia para los creyentes. Es la magnífica oportunidad que tenemos todos de experimentar en la fe ese amor a Dios en María Santísima, a la cual le había confiado esa misión salvífica. Es el santo rosario el lugar para reconocer a María Virgen como la Madre del Señor Jesús y en el plano de la gracia, Madre de todos nosotros. Es a la vez el reconocimiento de que Dios a través de Ella interviene a favor nuestro.

Es una oración connatural a la gente sencilla que reconoce la elegancia de Dios para hacer nacer a Jesús, el Salvador del vientre inmaculado de la Virgen María. Por eso en cada decena de las avemarías se medita el sufrimiento, la lucha y el triunfo en ese caminar de Jesús por el camino de la vida, donde la Virgen estuvo presente y actuante para ayudarle a cumplir su misión salvadora. Mi madre solía decir, que el rosario era tan sagrado porque en el estaba todo Jesús y toda María. Por eso, hoy en día, se hace necesario, que el santo rosario ocupe ese espacio tan vivo en los hogares". (P. Marcelo Rivas Sánchez, Gracias mamá por enseñarme el Santo Rosario)

martes, 5 de octubre de 2010

OCTUBRE: MES DEL ROSARIO

La Iglesia ha dedicado un mes, el de Octubre, para honrar a María con el rezo del Santo Rosario
Autor: Tere Fernández | Fuente: Catholic.net

Origen e historia de esta devoción:

En la antigüedad, los romanos y los griegos solían coronar con rosas a las estatuas que representaban a sus dioses, como símbolo del ofrecimiento de sus corazones. La palabra “rosario” significa "corona de rosas".

Siguiendo esta tradición, las mujeres cristianas que eran llevadas al martirio por los romanos, marchaban por el Coliseo vestidas con sus ropas más vistosas y con sus cabezas adornadas de coronas de rosas, como símbolo de alegría y de la entrega de sus corazones al ir al encuentro de Dios. Por la noche, los cristianos recogían sus coronas y por cada rosa, recitaban una oración o un salmo por el eterno descanso del alma de las mártires.

La Iglesia recomendó entonces rezar el rosario, el cual consistía en recitar los 150 salmos de David, pues era considerada una oración sumamente agradable a Dios y fuente de innumerables gracias para aquellos que la rezaran. Sin embargo, esta recomendación sólo la seguían las personas cultas y letradas pero no la mayoría de los cristianos. Por esto, la Iglesia sugirió que aquellos que no supieran leer, suplantaran los 150 salmos por 150 Avemarías, divididas en quince decenas. A este “rosario corto” se le llamó “el salterio de la Virgen”.

Cuenta la Historia que un día, a finales del siglo XII, Santo Domingo de Guzmán quien sufría mucho al ver que la gravedad de los pecados de la gente estaba impidiendo la conversión de los albigenses, decidió ir al bosque a rezar. Estuvo en oración tres días y tres noches haciendo penitencia y flagelándose hasta perder el sentido. En este momento, se le apareció la Virgen con tres ángeles y le dijo que la mejor arma para convertir a las almas duras no era la flagelación, sino el rezo de su salterio.
Santo Domingo se dirigió en ese mismo momento a la catedral de Toulouse, sonaron las campanas y la gente se reunió para escucharlo. Cuando iba a empezar a hablar, se soltó una tormenta con rayos y viento muy fuerte que hizo que la gente se asustara. Todos los presentes pudieron ver que la imagen de la Virgen que estaba en la catedral alzaba tres veces los brazos hacia el Cielo. Santo Domingo empezó a rezar el salterio de la Virgen y la tormenta se terminó.

En otra ocasión, Santo Domingo tenía que dar un sermón en la Iglesia de Notre Dame en París con motivo de la fiesta de San Juan y, antes de hacerlo, rezó el Rosario. La Virgen se le apareció y le dijo que su sermón estaba bien, pero que mejor lo cambiara y le entregó un libro con imágenes, en el cual le explicaba lo mucho que gustaba a Dios el rosario de Avemarías porque le recordaba ciento cincuenta veces el momento en que la humanidad, representada por María, había aceptado a su Hijo como Salvador.
Santo Domingo cambió su homilía y habló de la devoción del Rosario y la gente comenzó a rezarlo con devoción, a vivir cristianamente y a dejar atrás sus malos hábitos.
Santo Domingo murió en 1221, después de una vida en la que se dedicó a predicar y hacer popular la devoción del Rosario entre las gentes de todas las clases sociales para el sufragio de las almas del Purgatorio, para el triunfo sobre el mal y prosperidad de la Santa Madre de la Iglesia.

El rezo del Rosario mantuvo su fervor por cien años después de la muerte de Santo Domingo y empezó a ser olvidado.

En 1349, hubo en Europa una terrible epidemia de peste a la que se le llamó ¨la muerte negra” en la que murieron muchísimas personas.
Fue entonces cuando el fraile Alan de la Roche, superior de los dominicos en la misma provincia de Francia donde había comenzado la devoción al Rosario, tuvo una aparición, en la cual Jesús, la Virgen y Santo Domingo le pidieron que reviviera la antigua costumbre del rezo del Santo Rosario. El Padre Alan comenzó esta labor de propagación junto con todos los frailes dominicos en 1460. Ellos le dieron la forma que tiene actualmente, con la aprobación eclesiástica. A partir de entonces, esta devoción se extendió en toda la Iglesia.

¿Cuándo se instituyó formalmente esta fiesta?

El 7 de octubre de 1571 se llevó a cabo la batalla naval de Lepanto en la cual los cristianos vencieron a los turcos. Los cristianos sabían que si perdían esta batalla su religión podía peligrar y por esta razón confiaron en la ayuda de Dios, a través de la intercesión de la Santísima Virgen. El Papa San Pío V pidió a los cristianos rezar el rosario por la flota. En Roma estaba el Papa despachando asuntos cuando de pronto se levantó y anunció que sabía que la flota cristiana había sido victoriosa. Ordenó el toque de campanas y una procesión. Días más tarde llegaron los mensajeros con la noticia oficial del triunfo cristiano. Posteriormente, instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias el 7 de octubre.

Un año más tarde, Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por el de Nuestra Señora del Rosario y determinó que se celebrase el primer domingo de Octubre (día en que se había ganado la batalla). Actualmente se celebra la fiesta del Rosario el 7 de Octubre y algunos dominicos siguen celebrándola el primer domingo del mes.

La fuerza del Rosario
A lo largo de la historia se ha visto como el rezo del Santo Rosario pone al demonio fuera de la ruta del hombre y de la Iglesia. Llena de bendiciones a quienes lo rezan con devoción. Nuestra Madre del Cielo ha seguido promoviéndolo, principalmente en sus apariciones a los pastorcillos de Fátima.

El Rosario es una verdadera fuente de gracias. María es medianera de las gracias de Dios. Dios ha querido que muchas gracias nos lleguen por su conducto, ya que fue por ella que nos llegó la salvación.

Todo cristiano puede rezar el Rosario. Es una oración muy completa, ya que requiere del empleo simultáneo de tres potencias de la persona: física, vocal y espiritual. Las cuentas favorecen la concentración de la mente.

Rezar el Rosario es como llevar diez flores a María en cada misterio. Es una manera de repetirle muchas veces lo mucho que la queremos. El amor y la piedad no se cansan nunca de repetir con frecuencia las mismas palabras, porque siempre contienen algo nuevo. Si lo rezamos todos los días, la Virgen nos llenará de gracias y nos ayudará a llegar al Cielo. María intercede por nosotros sus hijos y no nos deja de premiar con su ayuda. Al rezarlo, recordamos con la mente y el corazón los misterios de la vida de Jesús y los misterios de la conducta admirable de María: los gozosos, los dolorosos, los luminosos y los gloriosos. Nos metemos en las escenas evangélicas: Belén, Nazaret, Jerusalén, el huerto de los Olivos, el Calvario, María al pie de la cruz, Cristo resucitado, el Cielo, todo esto pasa por nuestra mente mientras nuestros labios oran.

Las Letanías
El Rosario no es una oración litúrgica, sino sólo un ejercicio piadoso. Las Letanías forman una parte oficial de la liturgia en cuanto que las invocaciones reciben permiso de la Santa Sede. Se cree que su origen fue, probablemente, antes del siglo XII.

La forma actual en la que las rezamos se adoptó en el santuario mariano de Loreto, en Italia y por eso se llama Letanía lauretana. En 1587, el Papa Sixto V la aprobó para que la rezaran todos los cristianos. Todos los cristianos hemos recurrido a la Virgen en momentos de alegría llamándola “Causa de nuestra alegría”, en momentos de dolor diciéndole “Consoladora de los afligidos”, etc.
Podemos rezar las Letanías con devoción, con amor filial, con gozo de tener una Madre con tantos títulos y perfecciones, recibidos de Dios por su Maternidad divina y por su absoluta fidelidad. Al rezarlas, tendremos la dicha de alabar a María, de invocar su protección y de ser ayudados siempre ya que la Virgen no nos deja desamparados.

Cómo rezar el Rosario
Como se trata de una oración, lo primero que hay que hacer es saludar, persignarnos y ponernos en presencia de Dios y de la Santísima Virgen.
Luego, se enuncian los misterios del día que se van a rezar y comenzamos a meditar en el primero de estos cinco misterios. Durante la oración de cada misterio, trataremos de acompañar a Jesús y a María en aquellos momentos importantes de sus vidas. Aprovechamos de pedirles ayuda para imitar las virtudes y cualidades que ellos tuvieron en esos momentos. Al meditarlos frecuentemente, estas guías pasan a formar parte de nuestra conciencia, de nuestra vida. Podemos ofrecer cada misterio del rosario por una intención en particular y se puede leer una parte del Evangelio que nos hable acerca del misterio que estamos rezando.
Cada misterio consta de un Padrenuestro seguido de diez Avemarías y un Gloria. Usamos nuestro rosario pasando una cuenta en cada Avemaría. Así seguimos hasta terminar con los cinco misterios.
Al terminar de rezar los cinco misterios, se reza la Salve y se termina con las Letanías.

Los Misterios
Los veinte misterios que se rezan nos recuerdan la vida de Jesús y, dependiendo del día, se rezan de la siguiente forma:

LUNES Y SÁBADO
MISTERIOS GOZOSOS
VIRTUD (sugerida)
1. La Anunciación del ángel a la Virgen. La obediencia.
2. La Visita de la Virgen a su prima Isabel. Amor al prójimo.
3. El Nacimiento del Hijo de Dios. Desprendimiento
4. La Presentación del niño Jesús en el templo. Pureza de intención.
5. El Niño Jesús perdido y hallado en el templo Sabiduría en cosas de Dios.

MARTES Y VIERNES
MISTERIOS DOLOROSOS
VIRTUD (sugerida)
1. La Oración de Jesús en el huerto. Verdadero arrepentimiento de los pecados.
2. La flagelación de nuestro Señor Jesucristo. Espíritu de sacrificio
3. La coronación de espinas. Desapego a lo material
4. Jesucristo es cargado con la Cruz. Paciencia por mi cruz.
5. La crucifixión de nuestro Señor Jesucristo. Generosidad

MIERCOLES Y DOMINGOS.
MISTERIOS GLORIOSOS
VIRTUD (sugerida)
1. La Resurrección de Jesucristo. Fe, Esperanza y Caridad
2. La Ascensión del Señor a los Cielos. Deseo de ir al Cielo
3. La venida del Espíritu Santo. Deseo de vivir en Gracia
4. La Asunción de la Virgen a los Cielos. Amor a María
5. La Coronación de la Virgen en los Cielos. Perseverancia

JUEVES.
MISTERIOS LUMINOSOS

1. El Bautismo de Jesús en el Jordán 2 Co 5, 21; . Mt 3, 17.
2. Las bodas de Caná; Jn 2, 1-12.
3. El anuncio del Reino de Dios Mc 1, 15; Mc 2. 3-13; Lc 47-48.
4. La Transfiguración; Lc 9, 35.
5. La Institución de la Eucaristía, expresión sacramental del misterio pascual. Jn13, 1.

sábado, 2 de octubre de 2010

LOS ÁNGELES


Pienso que los Ángeles custodios, así como los Arcángeles representan un capitulo muy importante en nuestra vida. Son los enviados por DIOS a cumplir sus mandatos y a ayudarnos en nuestro camino.

A mí me sucede que, no los he tenido mucho en cuenta, al menos no los suelo recordar diariamente, y creo merecen nuestra máxima atención, porque están a nuestro lado e intervienen de forma muy importante en nuestra vida por mandato de DIOS.

Por eso he creído conveniente transcribir esta reflexión que he recibido de Catholic. net para recordar su importancia y misión.

Los ángeles, compañeros de viaje
Los ángeles ven continuamente el rostro de Dios, pero también ven el nuestro. Se necesita hablar con él, llamarle, tratarlo como el amigo que es.
Autor: Teresa Fernández | Fuente: Catholic.net

Los ángeles son mensajeros de Dios. Se encargan de cuidarnos aquí en la Tierra

Debido a su naturaleza espiritual, los ángeles no pueden ser vistos ni captados por los sentidos. En algunas ocasiones muy especiales, con la intervención de Dios, han podido ser oídos y vistos materialmente. La reacción de las personas al verlos u oírlos ha sido de asombro y de respeto. Por ejemplo, el profeta Daniel y Zacarías.

La misión de los ángeles es amar, servir y dar gloria a Dios, ser sus mensajeros, cuidar y ayudar a los hombres. Ellos están constantemente en la presencia de Dios, atentos a sus órdenes, orando, adorando, vigilando, cantando y alabando a Dios y pregonando sus perfecciones. Se puede decir que son mediadores, custodios, protectores y ministros de la justicia divina.

Los ángeles nos comunican mensajes del Señor importantes en determinadas circunstancias de la vida. En momentos de dificultad, se les puede pedir luz para tomar una decisión, para solucionar un problema, actuar acertadamente, descubrir la verdad; por ejemplo tenemos las apariciones a la Virgen María, San José y Zacarías. Todos ellos recibieron mensajes de los ángeles.

Los ángeles presentan nuestras oraciones al Señor y nos conducen a Él. Nos acompañan a lo largo de nuestra vida y nos conducirán, con toda bondad, cuando muramos, hasta el Trono de Dios para nuestro encuentro definitivo con Él. Éste será el último servicio que nos presten, pero el más importante, pues al morir no nos sentiremos solos. Como ejemplo de ello, tenemos al arcángel Rafael cuando dice a Tobías: “Cuando ustedes oraban, yo presentaba sus oraciones al Señor” (Tob 12,12-16).

Los ángeles nos animan a ser buenos. Ellos ven continuamente el rostro de Dios, pero también ven el nuestro. Debemos tener presentes las inspiraciones de los ángeles para saber cómo obrar correctamente en todas las circunstancias de la vida. Como ejemplo de esto, tenemos el texto que nos dice: “Los ángeles se regocijan cuando un pecador se arrepiente” (Lc 15,10).

La misión de los ángeles es acompañar a cada hombre en el camino por la vida, cuidarlo en la tierra de los peligros de alma y cuerpo, protegerlo del mal y guiarlo en el difícil camino para llegar al Cielo. Se puede decir que es un compañero de viaje que siempre está al lado de cada hombre, en las buenas y en las malas. No se separa de él ni un solo momento. Está con él mientras trabaja, mientras descansa, cuando se divierte, cuando reza, cuando le pide ayuda y cuando no se la pide. No se aparta de él ni siquiera cuando pierde la gracia de Dios por el pecado. Le prestará auxilio para enfrentarse con mejor ánimo a las dificultades de la vida diaria y a las tentaciones que se presentan en la vida.

Para que la relación de la persona con el ángel custodio sea eficaz, necesita hablar con él, llamarle, tratarlo como el amigo que es. Así podrá convertirse en un fiel y poderoso aliado nuestro. Debemos confiar en nuestro ángel de la guarda y pedirle ayuda, pues además de que él nos guía y nos protege, está muy cerca de Dios y le puede decir directamente lo que queremos o necesitamos. Recordemos que los ángeles no pueden conocer nuestros pensamientos y deseos íntimos si nosotros no se los hacemos saber de alguna manera, ya que sólo Dios conoce exactamente lo que hay dentro de nuestro corazón. Los ángeles sólo pueden conocer lo que queremos intuyéndolo por nuestras obras, palabras, gestos, etc.

También se les pueden pedir favores especiales a los ángeles de la guarda de otras personas para que las protejan de determinado peligro o las guíen en una situación difícil.

Es muy fácil que nos olvidemos de la existencia de los ángeles por el ajetreo de la vida y principalmente porque no los vemos. Este olvido puede hacernos desaprovechar muchas gracias que Dios ha destinado para nosotros a través de los ángeles. Por esta razón, la Iglesia ha fijado estas dos festividades para que, al menos dos días del año, nos acordemos de los ángeles y los arcángeles, nos alegremos y agradezcamos a Dios el que nos haya asignado un ángel custodio y aprovechemos este día para pedir su ayuda.

Actualmente se habla mucho de los ángeles: se encuentran libros de todo tipo que tratan este tema; se venden “angelitos” de oro, plata o cuarzo; las personas se los cuelgan al cuello y comentan su importancia y sus nombres. Hay que tener cuidado al comprar estos materiales, pues muchas veces dan a los ángeles atribuciones que no le corresponden y los elevan a un lugar de semi-dioses, los convierten en “amuletos” que hacen caer en la idolatría, o crean confusiones entre las inspiraciones del Espíritu Santo y los consejos de los ángeles.

Es verdad que los ángeles son muy importantes en la Iglesia y en la vida de todo católico, pero son criaturas de Dios, por lo que no se les puede igualar a Dios ni adorarlos como si fueran dioses. No son lo único que nos puede acercar a Dios ni podemos reducir toda la enseñanza de la Iglesia a éstos. No hay que olvidar los mandamientos de Dios, los mandamientos de la Iglesia, los sacramentos, la oración, y otros medios que nos ayudan a vivir cerca de Dios.