viernes, 12 de noviembre de 2010

EL CAMINO EXIGE NO DESFALLECER


 En cada momento tenemos un esfuerzo que hacer. Nos cuesta despertarnos y levantarnos; nos cuesta hasta comer en muchos momentos, o determinados alimentos que necesitamos nos lo tenemos que comer con esfuerzo; nos cuesta enfrentarnos cada día a nuestro trabajo diario, y así podríamos describir muchas otras situaciones. 

Llegamos a la conclusión que la vida es un constante esfuerzo, y eso nos obliga a superarnos constantemente y a una lucha despiadada contra los obstáculos, dificultades y contra nosotros mismos. Sin embargo, si tuviéramos todos los problemas resueltos no quedaríamos satisfechos, porque necesitamos superarnos por nosotros mismos.

Hay una fuerza interior que nos impulsa a defender nuestra propia dignidad que, si otro lo hiciera por mí, quedaría dañada y frustrada. Otra cosa es aceptar la ayuda o colaboración cuando nos vemos incapacitados para alcanzar nuestro objetivo.

Y esa es la propuesta que nos ha dejado nuestro PADRE DIOS: "Alcanzar la eterna felicidad junto a ÉL". Para ello nos ha creado libres y con las capacidades suficientes de poder lograrlo entre todos. De ahí se desprende la necesidad de ir juntos y amarnos como ÉL nos ama.

También, por nuestra propia experiencia, experimentamos que solos no podemos, que la cuesta es muy empinada para nuestras fuerzas humanas, pero con JESÚS, que nos lo ha prometido, si podemos alcanzarla. ÉL se ofreció a pagar el rescate por nosotros, y también a acompañarnos en la labor, pero, indudablemente, cuenta con nuestro esfuerzo.

Ese, en mi humilde opinión, es el mensaje que JESÚS nos deja hoy en su Palabra: "Poner toda la carne en el asador, contando con su Gracia, para recorrer el Camino que, la Voluntad del PADRE, me ha señalado. Espera mi respuesta, pues soy libre de decidir:


Sé que quiero responderte, JESÚS,
y quiero seguirte, pero tus pasos se me
hacen muy largos y me canso de seguirte.

A veces pienso que no puedo, o que no tengo
la voluntad y las fuerzas necesarias para hacerlo,
pero, en mi interior, siento que es mi única
oportunidad y lo que quiero.

Dame las fuerzas para avivar mis pasos
y no perderte. No dejes que mi boca
se cierre y mi lengua se duerma.

Despierta mi mente y enciende mi
corazón para que no cese de hablarte,
de pedirte, de creer en TI, y de tomar
conciencia de que TÚ has Muerto y Resucitado por mí, 
de que TÚ me quieres y me has salvado,
de que TÚ sólo esperas que yo diga "SÍ", 
y me ponga en tus brazos. Sólo con eso
me basta. Amén.

2 comentarios:

  1. Parece que lo hubieras escrito para mí... ¡Gracias!

    ResponderEliminar
  2. Aquí creo que coincidimos muchos. Ha salido de mi propia experiencia. Es la historia de mi vida y la continua lucha de cada día.

    El camino es un combate, pero, ¡una sonrisa!, no vamos solos, el ESPÍRITU SANTO nos acompaña y nos protege si nosotros contamos con ÉL.

    Ánimo y mucha esperanza, nuestros esfuerzos están ya premiados por la Muerte y Resurrección de JESÚS, y la Misericordia del PADRE.

    Pero no desfallezcamos, el combate continua. Hoy escribiré en vivencias algo sobre eso, que he sentido y, por la Gracia de DIOS, he entendido.

    Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.

    ResponderEliminar

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.