domingo, 12 de diciembre de 2010

CONVERSIÓN SIGNIFICA CAMBIO, NUEVAS ACTITUDES.

Reforzar la confianza, apoyado en el ESPÍRITU, nos fortalece en uno mismo; Conseguir un cambio de actitud frente a ...


CAMBIAR,
algo cotidiano por unos minutos de oración serena, es la actitud que hoy nos propone el calendario. Se trata de priorizar mi encuentro diario con el SEÑOR. No de dar lo que me sobra ni el tiempo donde no sé qué hacer, sino buscar lo mejor de mí y ofrecérselo al SEÑOR.

Como Abel, apartar mi mejor tiempo y compartirlo con JESÚS y a la luz del ESPÍRITU SANTO. Sin MÍ nada puedes hacer, y sin la oración, no podré llegar a intimar, conocer y entender que rumbo he de tomar en mi vida. Sin el diálogo con JESÚS no veré la luz en mi camino.

¿Cómo hablarles a los hombres y mujeres de TI, si no hablo primero CONTIGO? La vida sin TÍ está incompleta, vacía, sin sentido. TÚ formas parte total de ella, porque de TÍ ha salido, ¿cómo entonces vivirla y compartirla sin TI, DIOS mío?

¿Cómo puedo proyectar un plan si TÚ, DIOS mío, no me asistes? ¿Y cómo puedo hacerlo si no hablo CONTIGO? Cuando hablo yo solo corro el riesgo de prepararme y comerme yo todo lo que hago. Corro el peligro de perderme, de hacer lo que me gusta y quiero. Estoy en las manos del Maligno que me acecha, como a TÍ en el desierto, y tentarme con el poder, la ambición y el apetito carnal. ¡Sólo CONTIGO puedo vencer!

No dejes que me distraiga, que pases por mi lado, que me hables, que me prediques, como JUAN en el desierto, y no te oiga ni te descubra. Abre mis ojos y eleva mis oídos, no sea que con este ruido de luces, turrones, regalos y fiestas me quede sordo y ciego.

Preparemos los caminos
-ya se acerca el Salvador-
y salgamos, peregrinos,
al encuentro del SEÑOR.

Ven, SEÑOR, a libertarnos,
ven, tu pueblo a redimir;
purifica nuestras vidas
y no tardes en venir.

El rocío de los cielos
sobre el mundo va a caer,
el Mesías prometido,
hecho niño, va a nacer.

De los montes la dulzura,
de los ríos leche y miel,
de la noche será aurora
la venida de Emmanuel.

Te esperamos anhelantes
y sabemos que vendrás;
deseamos ver tu rostro
y que vengas a reinar.

Consolaos y alegraos,
desterrados de Sión,
que ya viene, ya está cerca,
ÉL es nuestra salvación. Amén
(Laudes del tiempo de Adviento)

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