lunes, 3 de enero de 2011

A LA LUZ DE LA PALABRA (Jn 1, 1-8).


 Juan sabe exactamente cuál es su misión. Sabe muy bien para qué ha sido creado, y sabe mejor todavía cuál es su destino y objetivo: dar testimonio de la Palabra y preparar su Camino.
Y, llegado el momento, la hora, lo recibe y hace mutis en silencio para que la Gloria de DIOS sea ensalzada en su HIJO JESÚS: "El Mesías esperado para la salvación del mundo".

Claramente se desprende de esta reflexión el interpelarnos si nosotros sabemos tan bien, como lo supo Juan, nuestra misión, nuestra creación y nuestro destino. Tenemos, si cabe, más pruebas que él, porque tenemos el testimonio de los apóstoles, la Palabra de las Sagradas Escrituras, y la venida de JESÚS, Muerto y Resucitado, que nos Revela el plan de su PADRE DIOS.

Tenemos la Santa Iglesia, el colegio Apostólico, y la Tradición que nos hablan y nos testimonian el plan de salvación que DIOS ha pensado para nosotros. Y que tiene su plenitud en su HIJO JESÚS. ¿Necesitamos más?

Sí, necesitamos pedírtelo, DIOS mío,
necesitamos decirte que nos
aumente nuestra fe, y nos
libres del peligro de la
desidia, de la duda, del
conformismo y la apatía.

Sácanos de las luces y 
comodidades de nuestras ciudades,
del hedonismo amenazante, y 
llévanos al desierto para 
purificar nuestras faltas y
fortalecer nuestro espíritu. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.