martes, 11 de enero de 2011

A LA LUZ DE LA PALABRA (Mc 1, 21-28).

Enseñaba con autoridad

JESÚS ensenaba con autoridad, y todos se asombraban, no de lo que decía, sino de cómo lo decía. Y es que muchas veces las cosas no consisten en decirlas sino cómo se dicen. Porque lo importante no es lo que dices sino lo que quieres decir, y en eso tiene vital importancia el grado de intensidad de convencimiento que tú tienes al decirlo.

Porque JESÚS sabía lo que decía y transmitía y sabía también que tú ansiabas y buscabas eso que ÉL te ofrecía. Igual que el padre sabía lo que el hijo prodigo buscaba y lo que iba a encontrar a donde iba, Nuestro PADRE sabe lo que nosotros buscamos y lo que realmente queremos encontrar. Y, en su HIJO JESÚS, el Predilecto, nos lo ofrece y propone.

Por eso, JESÚS, habla con autoridad, con seguridad, con convencimiento, con certeza absoluta de lo que dice, y sus palabras y forma de decirlo impresionan, asombran, atraen, convencen. JESÚS habla y transmite con la autoridad que le viene del PADRE que se ha complacido en ÉL, y del ESPÍRITU que le ilumina, fortalece y le revela.

Y por su acción JESÚS sana, exhorta a los espíritus y le obedecen. Es algo nuevo, jamás nunca visto. Una doctrina nueva revelada con la autoridad del que se sabe ungido, elegido y confirmado por el PADRE en el Bautismo.

Por eso, ya no me hacen falta otras pruebas ni testigos. En JESÚS se cumple todo: Es reafirmado por el PADRE en el Bautismo, para quien todo fue hecho y en el que se complace. Enseña con autoridad la doctrina del PADRE, y se complace en cumplirla, en hacer la Voluntad del PADRE, para lo que viene a la tierra encarnado humanamente. Y todo queda sometido a ÉL y le obedecen, incluso la muerte.

JESÚS es la promesa del PADRE y en ÉL se cumple todo lo profetizado y prometido. Ya podemos creer firmemente, porque hay Alguien en quien se cumple todo lo dicho, y ha Resucitado venciendo la muerte.

Aparta de mí toda duda,
toda tribulación, y haz, SEÑOR,
que me deje asombrar por tu
fuerza, por tu autoridad, por
tu decisión, por tu poder.

Eres Dueño y SEÑOR de todo
lo creado. Todo ha sido dispuesto
para tu misión y para tu 
cumplimiento, y TÚ le has dado
vida y verdad. Sólo TÚ tienes
palabra de Vida Eterna. Amén.

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