martes, 18 de enero de 2011

A LA LUZ DE LA PALABRA (Mc 2, 23-28): LÍBRAME DE MIS CADENAS.


 "No se hizo el hombre para el sábado"...

La ley no abarca todo la existencia del hombre, porque cada momento es especial y se escapa a la concretización de la ley. Se establecen leyes y normas que, llevadas a la práctica, no corresponden a la letra que la determina. Porque la dimensión del hombre está por encima de la norma y la ley.

Hoy ocurre lo contrario, hay leyes que protegen al hombre de la explotación y esclavitud que luego, en la práctica, son incumplidas. El hombre y la mujer, que debe ser lo primero y lo más importante, quedando relegados a los intereses económicos de las empresas y del consumo. Se diría que primero es la economía, el consumo, el bienestar y todo lo que conlleva la sociedad hedonista, que el hombre y la mujer son meros instrumentos y objetos para conseguir tales fines.

En términos evangélicos, hoy no sólo se comerían las espigas sino que se recogería la cosecha y se vendería en el mercado. Lo importante es el resultado económico y la ganancia. Si el espíritu está por encima porque lo que importa es salvaguardar al hombre, hoy lo que prima es salvar lo económicamente rentable a costa del hombre. Está el hombre supeditado a los objetivos materiales y a la economía.

Así las cosas, se deja al accidentado morir en la camilla porque no tiene seguro o dinero para pagarse su cura. Se establecen jerarquías de valor en función del dinero y bienes, no de la persona por su dignidad de persona. La ley no significa nada, está al servicio de los intereses materiales y económicos de los poderosos. Se ha convertido en el látigo para domar a los débiles y pobres en beneficio de los ricos y poderosos.

Se ha pasado de una ley cargada de normas y preceptos que esclavizaba, a una ley escrita en papel mojado que sólo se cumple cuando está en favor de mis beneficios. Se ha pasado a una ley relativa que, es ley cuando me interesa y deja de serlo cuando me desfavorece. De una ley donde lo que prima es el espíritu de la misma en beneficio y función de lo que es bueno para el hombre, hemos llegado a una ley que es utilizada para sabotear y explotar al hombre.

Sólo el amor es capaz de someter y situar a la ley en su justo medio, y ponerla en función del hombre, porque no esta hecho el hombre para la ley, sino la ley para y en función del hombre.

Haz, SEÑOR, que sepa discernir
lo que es primero y último en
mi vida.

Haz, SEÑOR, que tenga muy
presente en mi vida
que TÚ eres mi Meta
mi Camino, mi Verdad. Amén.

1 comentario:

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