sábado, 5 de febrero de 2011

SE HACE NECESARIO EL DESCANSO (Mc 6, 30-34)

JESÚS, el Buen Pastor.

Todo trabajo genera posteriormente un descanso y se hace necesario tenerlo para, más tarde, ya descansado, volver a la batalla diaria. Pero, la mies es mucha y los obreros son pocos, y en muchas ocasiones el descanso será postegardo para servir a los necesitados.

Es el caso del Evangelio de hoy, los discípulos invitados por JESÚS, que experimenta por su naturaleza humana el cansancio y nos comprende, sugiere a los discípulos descanso para reponer fuerzas, pero su intento queda desbaratado cuando la gente se percata donde van y se convocan allí, como ovejas sin pastor, ávidos de enseñanza y de encontrarle sentido a sus vidas.

Nos viene muy bien esta Palabra de DIOS en el día de hoy, cuando el cansancio aparece en nuestros blogueros, la apatía y desmotivación parece que nos amenaza, y el agobio nos derrumba y aplasta. Pero no estamos muertos, vivimos porque caminamos con JESÚS, y ÉL es nuestro descanso y nuestro apoyo: "Venir a MÍ los que andan cansados y fatigados, pues YO los aliviaré".

Fue san Agustín quién nos advirtió que nuestro cansancio siempre estará rondándonos, pues siempre estaremos inquietos y sedientos hasta descansar en el SEÑOR. Y eso lo experimentamos todos, yo el primero, más llegado ese momento debemos dejarnos caer en sus Brazos y,en paz, descansar en ÉL.

No debemos desesperar, ni agobiarnos. Hacemos lo que podamos y descansamos en nuestro SEÑOR, porque es ÉL el autor de todo lo que hacemos y todo está en, con y por ÉL. 

ÉL sabe de nuestros talentos, de nuestras limitaciones, de nuestras capacidades y, también, de nuestro cansancio. Nos comprende y nos acepta así, porque así nos creó. Por lo tanto, en paz, serenos, sin miedos, sin prisas, sin temores, hagamos lo que está a nuestro alcance y reemprendamos el camino sabiendo que ÉL camina, descansa y trabaja con nosotros.

No dejes que mi camino se
pare, SEÑOR. Dame la 
sabiduría para tomar
 el descanso que necesito
en TI, de tu Mano, junto
a María, y con los
hermanos no dejemos
de caminar. Amén.

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