viernes, 11 de marzo de 2011

AYUNAR ES CUMPLIR TU VOLUNTAD (Mt 9, 14-15)


Podemos distraernos y quedarnos en la norma y en la práctica acomodándonos al cumplimiento exterior sin tener más consecuencia. Podríamos instalar nuestra conciencia en ciertas acciones concretas y poner límite a nuestro obrar. Cumplido el propósito quedo liberado de seguir mi voluntad.

Y ese puede ser nuestro error como el de los fariseos que preguntaron a JESÚS cómo era posible que sus discípulos no ayunaran mientras los de Juan sí lo hacian. Porque no se trata de hacer un sacrificio desencarnado de la propia vida. No se trata de privarse de una satisfacción o necesidad y se acabó. El espíritu del ayuno nace de una actitud constante en el esfuerzo de cumplir la Voluntad de DIOS.

En ese sentido estamos ayunando constantemente. Lo recordamos ahora en Cuaresma, pero nuestra Cuaresma es el camino de nuestra vida hacia nuestra propia Pascua injertados en JESÚS. Y, en ese sentido, estamos llamados a prepararnos diariamente y constantemente hasta el final. Y prepararnos es ejercitarnos en vencer nuestros apegos, nuestras perezas, nuestras tendencias e inclinaciones egoístas, nuestra carnalidad y soberbia. 

Y eso necesita un ayuno constante de esfuerzo y de relación con Aquel que me salva y me libera, por su Gracia, de las cadenas que me oprimen. Ayunar es Eucaristía, es Penitencia, es Oración, es estar en actitud de servicio, de escucha, de entrega, de ponernos constantemente en actitud de amar sin condiciones ni esperar nada a cambio.

JESÚS de Nazaret, ilumina mi
espíritu y enciende en mí
la actitud de ponerme
en camino de conversión.

Llena todo mi ser de la 
sabiduría, paz y fortaleza de
vivir cada día la decisión
de renuncia a mí mismo para
poder entregarme a los demás. Amén.

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