lunes, 25 de abril de 2011

LA MUERTE NO TIENE LA ÚLTIMA PALABRA (Mt 28, 8-15)

En aquel tiempo, las mujeres...

La alegría lo invade todo hasta tal punto que se olvidan de todo y corren apresurosas a comunicar tan grandiosa noticia a los demás. Es algo incontenible y que supera toda previsión: "JESÚS ha Resucitado", y se les ha aparecido para infundirles paz y sosiego. Les da una cita para que allí se reunan: "Galilea es el marco donde se verá con los doce".

Mientras, los otros, los interesados en que esto no sucediera porque les amenazaba sus privilegios y acomodación, fueron informados de tal acontecimiento. Reunidos en consejo acordarón seguir hacia delante y no reconocer lo que irremediablemente no se podía negar. Sobornaron a los guardia y negarón la verdad, y se corrió esa versión entre los judíos, hasta el día de hoy.

JESÚS convoca y da ánimo. JESÚS invita a estar juntos, a permanecer en comunidad y desde ella proclamar y proponer una vivencia comunitaria del amor. Porque para amar se hace necesario estar en medio de otros, servir a otros, entregarse a otros, soportar a otros, ayudar a caminar a otros y con otros, apacentar a otros, obedecer a otros y... hacernos semejante a nuestro PADRE DIOS, Uno y Trino, y amar como ÉL ama.

Sin el grupo nada somos, porque DIOS es Comunidad, Trinidad, y desde ella es de donde podemos proponer su Mensaje. Si no hay comunidad ni grupo no podemos proclamar ni vivir su Mensaje de amor. Por eso, nada más Resucitado les convoca y les reúne.

Dame la sabiduría, ESPÍRITU SANTO, de
descubrir el sentido comunitario, 
porque tu, mi SEÑOR, me 
has heco para vivir
en comunidad. Amén.

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