jueves, 5 de mayo de 2011

ASPIREMOS A LAS COSAS DE ARRIBA (Jn 3, 31-36)

«El que Dios envió habla las...

No hay ninguna duda, todos queremos tener lo mejor. Por lo tanto, todos aspiramos a lo mejor, y lo mejor es aquello perdurable que nos llena de gozo y felicidad. Sin embargo, aquí en la tierra nada es perdurable. Todo caduca y nos deja con más sed. No encontramos el agua que nos sacie definitivamente y felizmente.

El que es de la tierra, es de la tierra y habla de la tierra. Su meta está y termina aquí en la tierra. Sus días están contados tristemente porque siendo de la tierra perecerá como cosa de la tierra. Todo aquí abajo desaparece.

Pero el que viene del cielo está por encima de todos, y quien cree en ÉL tendrá vida eterna y gozo eterno. Ese es nuestro espacio y nuestro camino. Con los pies en la tierra, pero pisando firme, ¡somos del mundo pero sin ser como ellos! La cabeza sobre nuestros hombros , sin perder de vista el sol ni las estrellas. Herencia prometida.

No, no sólo es lo que vemos, percibimos y tocan nuestras manos, ¡tesoros y grandezas mayores nos están aguardando! Levantemos la mirada y seamos capaces de mirar por encima de lo que aquí percibimos, porque estamos llamado a una vida Superior, imperecedera, eterna, y en la presencia del PADRE DIOS.

Padre de amor, que nos has hecho partícipes de tu misma vida, 
concédenos a todos los cristianos, y a los hombres 
de buena voluntad realizar, en las circunstancias particulares 
y en los acontecimientos de la historia, nuestra vocación de hijos de Dios,
a ejemplo de tu hijo Jesucristo. Amén

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.