miércoles, 31 de agosto de 2011

CUANDO AMAS TE ESTÁS NEGANDO (Lc 4, 38-44)


Cuando buscas o haces algo que te gusta, no se puede decir realmente que estás amando, quizás diríamos mejor que nos estamos amando. O lo que es lo mismo, estamos siendo egoístas. Sólo cuando ese deseo de amar nos duele, nos exige un esfuerzo y se nos hace pesado cargarlo en nuestras espaldas, podremos decir que estamos amando.

Amar es vencerse a sí mismo y darse al otro. Amar es querer amar, es decir, es querer, voluntad, contra mis propios deseos, de hacer el bien gratuito para el otro.Y eso mortifica, y muchas veces rehuimos el encuentro con el amor porque descubrimos que nos compromete y nos exige renuncias y negación.

Por eso, el encuentro con JESÚS en muchos momentos es duro, es desagradable, es fastidioso. Nos cuesta la Eucaristía, es un compromiso con el amor. Nos cuesta la oración, porque implica mirarme en el espejo de JESÚS. Nos cuesta descubrirme en la presencia de JESÚS, porque ello me lleva al compromiso. Y sólo recurrimos en tiempo de enfermedad, de sanación, pero nada más. Es lógico que JESÚS vaya a otros lugares donde también necesitan conocerlo y ser curados.

Sé, JESÚS, que mi vida es lucha y negación,
pero también sé que no tengo fuerzas
para enfrentarme a ella yo sólo.

Necesito tu compañía y tu fuerzas. Necesito
tu Gracia para poder salir victorioso.
Y sé que la tengo, sé que cuento
con ella, pero así y todo
no puedo ir yo sólo.

Necesito pedírtela todos los días, y oír
tu voz y sentir tu aliento para
sentirme fuerte con tu
presencia. Amén.

martes, 30 de agosto de 2011

SEÑOR, TU TIENES VERDADERA AUTORIDAD (Lc 4, 31-37)


Decididamente, sigo a JESÚS porque es el HIJO de DIOS Vivo. Porque sus Palabras desprenden autoridad, porque ÉL responde a todos mis deseos de verdad, de justicia, de igualdad, y porque dio la vida por mí para que yo alcanzara lo que realmente busco y quiero.

No tiene autoridad aquel que tiene poder, riqueza, fuerza, influencia, inteligencia o medios que someten e imponen, sino Aquel que habla en verdad, en justicia y caridad. Y ese es JESÚS de Nazaret, pues se da por cada uno de nosotros y pide al PADRE del Cielo por cada uno de nosotros. Por eso, sus Palabras y vida desprenden seguimiento, atracción, autoridad, libertad. En una Palabra, amor. Por eso le siguen muchos y los que no, quedan admirados y perplejos de sus palabras y hechos.

Porque le obedecen vientos y tempestades, demonios y fuerzas malignas, enfermedades y tormentos. Porque en ÉL todos, aun viniendo de países diferentes y lenguas diferentes, nos entendemos y amamos. Derrumbamos diferencias, razas, culturas, lenguas y todo aquello que puede desunirnos. En ÉL todos quedamos enlazados y hermanados. ÉL es la máxima autoridad que nace del amor.

SEÑOR, cobijanos en tu regazo y en tu Misericordia,
y danos la ilusión y el asombro, como niños, de
seguirte en obediencia, fidelidad y entrega.

Instruyenos con tu Palabra y tu ESPÍRITU, y no dejes
que nos apartemos de TI ni que caigamos en las
manos del Demonio. Líberanos de todos los
espíritus malignos y tennos siempre en
tu presencia. amén.

lunes, 29 de agosto de 2011

DECIR LA VERDAD TRAE PROBLEMAS (Mc 6, 17-29)


Hablar en verdad es complicado porque trae consecuencias. La verdad, cuando no favorece, es dura y se hace difícil oírla y permitirla. Muchos, en defensa de la verdad, han pagado con sus vidas, pero en cambio han conservado su libertad. Porque la verdad puede complicarte tu vida, pero te hace libre.

Y esa libertad te predispone a buscar la Única y Verdadera Verdad, la de ser verdadero hijo de DIOS y coheredero, con JESÚS, de su Gloria. Porque cuando el hombre es libre no tiene ninguna atadura a las cosas de esta tierra, caducas y finitas, y, por lo tanto, buscará lo infinito, lo que no caduca, a lo que está llamado, a permanecer gozoso y feliz en la presencia de DIOS.

Por todo ello, perder la cabeza y esta vida finita no tiene gran importancia. Fue lo que hizo Juan el Bautista, ante la elección entre ambas. ¡Claro!, primero hay que ser libre y estar injertado en XTO.JESÚS, asistido por el ESPÍRITU SANTO, para sacar las fuerzas de poder y saber elegir.

No tiene punto de comparación cuidarse en esta vida y perder la que será para siempre. Es contradictorio ver a tantas personas gastar su tiempo, que es bueno, pero con mesura y poniendo las cosas en su sitio, en cuidar su físico, su salud temporal y de más, para luego descuidar la vida para SIEMPRE gozosa y feliz en presencia de DIOS.


¡SEÑOR!, que sepa valorar el verdadero tesoro que
tengo dentro de mí. Que sepa encontrar el
camino de buscar lo bello, lo bueno,
lo verdadero y lo infinito que
es tu presencia y tu amor. Amén.

domingo, 28 de agosto de 2011

SEGUIRME ES TOMAR TU CRUZ Y CARGAR CON ELLA (Mt 16, 21-27)


Tomar mi cruz es tomar las contrariedades de cada día, mis afanes materiales, mis ansias de poder, de influencia, de placer, de comodidades, de injusticias, de suficiencias, de avaricia, de banalidades, de egoísmos y de todo aquello que hace mi vida más acorde con los criterios de este mundo y me acerca. Y, desde ahí, desde esa realidad pecadora, luchar sin desfallecer por acercarme a la forma de pensar de DIOS.

Eso significa que debo renunciar a todo lo anterior y buscar la humildad, el servicio, la generosidad, la disponibilidad, la justicia, el compartir, el desprendimiento de todo aquello que me somete y esclaviza. El perdón, la comprensión, la misericordia, la paciencia, la solidaridad, el desinterés por la riqueza y la búsqueda de la verdad. 

Aceptar la cruz es morir cada día a mis apetencias carnales desordenadas y a mis sentimientos posesivos y egoístas. Aceptar mi cruz es comprender que el problema de los demás es igual al mío, y tratar salir de él junto a los demás, eso se llama política, pero tratar y buscar salir sólo, sería avaricia. 

Seguir a JESÚS es buscarle entre los demás, y eso conlleva sacrificios, paciencia, retos, incomprensiones, criticas, desafíos, luchas, humildad, negaciones, oscuridades. En una palabra: "Amor".

Descubre mi conocimiento, SEÑOR, y llename
de tu Luz, para que sepa discernir donde
tengo que buscarte, donde decir
no y donde decir si.

Y, siempre, aceptar y carga con la cruz que
me toca cargar cada día. Pero a TÚ
estilo, como TÚ hiciste con
la de todos nosotros. Amén.

sábado, 27 de agosto de 2011

¿CUÁLES Y CUÁNTOS Y SON MIS TALENTOS? (Mt 25, 14-30)


Porque sin lugar a duda hemos recibidos unos talentos. Y los hemos recibido gratis ¿Cuántos? Eso nos toca descubrirlo nosotros, y lo haremos en la medida que busquemos nuestro verdadero ideal. Porque en la búsqueda de nuestro ideal iremos superando retos que nos haga llegar a descubrirlo. Y en la lucha de alcanzar esos retos descubriremos nuestro talentos.

Se hace muy necesario mirarnos y sacar todo lo que nos ha sido dado en función y beneficio de los demás, porque en la medida que nos demos, recibiremos. Por eso, aquel que negociado lo que le ha sido dado, producirá, y le será devuelto en abundancia más, pero aquél que ha escondido lo recibido, le será quitado aun lo que le ha sido dado.

Es hora de preguntarnos si lo que tenemos y hemos recibido lo estamos poniendo al servicio de los demás, lo utilizamos para que otros se puedan beneficiar de esa. Ese ha sido y debe ser el fin de nuestros encuentros blogueros, transmitir nuestros talentos para el bien de todos. Y el bien es que conozcamos a XTO.JESÚS nuestro Salvador y Redentor.

Dispongamos de todas nuestras aptitudes y cualidades,
recibidas generosamente y gratuitamente, en bien
de todos nuestros hermanos, de forma que
se multipliquen y sirvan de utilidad
para que otros puedan gozar
de alcanzar el conocer
a JESÚS.

viernes, 26 de agosto de 2011

DEBEMOS ESTAR VIGILANTES (Mt 25, 1-13)

No se trata de estar angustiados ni tensos por la venida del SEÑOR, sino de vivir en su presencia como verdaderos hijos. Cuando uno está a bien con su padre y vive de acuerdo con su voluntad, no hay miedos ni preocupaciones. Si una inquietud y vigilancia por no desviarse del camino de su voluntad y de estar siempre en sintonía con él.

De la misma forma, debemos estar inquietos en vivir de acuerdo con los mandatos del SEÑOR y mantener nuestras lámparas siempre encendidas y provistas de la oración que las fortalezcas y las mantengan siempre en la Luz. Cuando estamos en ese camino desaparecen los miedos, los temores y las preocupaciones. Fue lo que les ocurrió a las vírgenes sensatas y prundentes, pero no así a las necias e imprudentes.

Porque no responderán unos por los otros, sino que cada cuál debe responder de sus propios actos. Por eso no vale aprovecharse y tomar de las oraciones y sensatez de otros, sino que tienes que vivificarte en tus propias oraciones y prudencia. Nos puede pasar lo mismo que las necias, por nuestros descuido e imprudencia se nos puede cerrar la puerta cuando despertemos a la verdad.

Dame la sabiduría, la fortaleza y la prudencia de mantenerme
siempre vigilante, inquieto y en actitud de servicio,
para que la Gracia de tu Misericordia me
sorprenda siempre en tu presencia. Amén.

jueves, 25 de agosto de 2011

SABEMOS QUE SERÁ UN DÍA ( Mt 24, 42-51)


Sí, sabemos que un día llegará el momento de nuestra muerte. Es  de iluso disimularlo o mirar para otro lado. Tampoco no nos va a valer de nada pasar de forma indiferente o no querer enfrentarnos al hecho de que un día tendremos que morir de una u otra forma.

Esa es la realidad y también lo que más nos preocupa. Sin embargo, no parece que actuemos, ante tal hecho, de forma seria y coherente. Si observamos a nuestro alrededor, desde nuestras familias incluso, percibimos que muy poco se habla de este hecho. Es más, incluso llega la muerte a alguno de nuestros familiares o conocidos y tratamos de que pase lo más rápido posible, de que no se hable mucho de ello, de que todo sea como un sueño y de que se olvide lo más rápido posible.

No nos paramos a reflexionar, a meditar, y a tomar conciencia que es el momento más importante de nuestra vida. Es el momento de la cita, de la entrevista, del encuentro más preciado, más tenido en cuenta, más deseado. Es el encuentro con JESÚS. ¿Puede haber algo más importante? La muerte es la hora de más trascendencia e importancia de nuestra vida. Y no debemos obviarla ni marginarla.

JESÚS nos lo recuerda hoy. Nos advierte de que será el momento más importante y relevante de nuestra vida. Nos llama la atención a estar prevenidos, preparados, prestos a recibirla en la condiciones más favorables: vivir permanentemente en el amor que ÉL nos ha enseñado y nos propone. Porque de esa forma estaremos en su presencia y, nuestra muerta, sólo será un paso de este mundo a gozar en, por y con ÉL eternamente.

Haz, DIOS mío, que en todo momento esté presto
a vivir en disponibilidad, justicia, generosidad
y amor para, dándome a los demás, pueda
estar preparado para cuando TÚ
decidas llamarme. Amén.

miércoles, 24 de agosto de 2011

¡SEÑOR!, TÚ TIENES PALABRA DE VIDA ETERNA ( Jn 1, 45-51)


No le costó mucho a Natanael experimentar y darse cuenta quien le hablaba. Parece, en la distancia, algo fácil y lógico, pero hoy, en el presente, ocurre esto y mucho más cercano y fácil de entender, y no se entiende, o mejor, no se quiere entender. 

Porque ante la realidad de la vida y el miedo a morir, no hay reacción ni inquietud por responder a esa palpable realidad. Se pasa por la muerte de otros sin cuestionarnos que habrá después; se oye y se lee acontecimientos y milagros en Fátima, Lourdes, Medjujore...etc. Sé, personalmente, de conversiones y milagros acaecidos en esos lugares, y se han escrito algunos. Ocurre que cuando no queremos creer buscamos justificaciones (autoengaño) para desviar nuestra mirada hacia otro lugar.

Dejamos de responder a la pregunta que subyace dentro de nosotros mismos, porque todos queremos encontrar la felicidad y la eternidad. Y eso, no tan fácil, fue a lo que respondió Natanael de forma inmediata. Se dejó penetrar por la Gracia de DIOS y puso su mirada en ÉL. Hermosa lección que nos debe animara a nosotros a no hacernos tantas preguntas, sino a confiar de forma más ingenua, como niños, en la Misericordia, Bondad y Amor del SEÑOR.

Dame la sabiduría y la fe de creer en tus Palabras, SEÑOR,
y, como me has dicho, ver cosas mayores. Ya es
un milagro que, al menos yo lo percibo así,
esté escribiendo estas reflexiones.

Creo,SEÑOR, como TÚ has dicho, que veré el cielo y a 
los ángeles de DIOS subir y bajar sobre el HIJO 
del hombre. Amén.

martes, 23 de agosto de 2011

¿EN QUIÉN TENGO PUESTA MI FE (Mt 23, 23-26)


Desde ayer quedé cuestionado. Cuando acudí a mi parroquia, a eso de las 19,30 horas, para celebrar la Eucaristía como es habitual cada día. Me encontré con un sacerdote nuevo que la presidía. Recordé entonces que estamos en la semana de la fiesta patronal de San Ginés, y que desde hace algún tiempo se viene celebrando un quinario de reflexiones que nos ayude a centrarnos y a convertir nuestras fiestas en algo más que simplemente actos lúdicos.
Cada día la preside un sacerdote diferente, y ayer fue uno procedente de Méjico. Al menos a mí me lo parece. Pero al margen de esto qué es lo de menos, lo importante es que su homilía me cuestionó mi fe. Simplemente porque, creo, me tocó el ESPÍRITU SANTO, ya que su reflexión no tuvo nada de extraordinario, sino simplemente de llamarnos a la atención de meditar donde está mi fe.

Porque JESÚS empleó una palabra bastante dura contra aquellos fariseos: ¡"Hipócritas"!, qué aparentan creer y practicar una fe que luego se convierte en su propia fe e intereses. Aquellas palabras resonaron dentro de mí de una forma diferente a la de otras veces. ¿Es mi fe así? ¿Trato de buscarme y de destacarme? ¿Persigo lo que yo pienso y creo, y busco lo que a mí me va bien e interesa?

¿Hago esto porque me siento bien y me es gratificante? ¿Pero cuando las cosas se ponen cuesta arriba y difíciles me reprimo, me aparto, me separo, me inmovilizo, me justifico? En realidad, ¿qué pretendo? ¿Seguir a JESÚS? o, sin darme cuenta (ahora ya me doy cuenta) ¿seguirme a mí mismo?

Creo que María puede ser una gran referencia para verme retratado, porque seguir a JESÚS no es molestarme en conseguir que todo salga como yo quiero, sino como quiere ÉL (Hágase en mi según su Voluntad). Por eso observo que me preocupo o desanimo cuando las cosas no están a mi gusto. Incluso, nacen en mí, sentimientos de envidia o justificaciones. Me autotraiciono porque no estoy en, con y por ÉL, sino en mí. No estoy en paz porque estoy luchando con seguir mis pasos aunque piense y exprese en seguir los Suyos.

Todavía sigo pensando en esa palabra. ¡Hipócritas!. Es la segunda o tercera vez que brota de dentro de mi corazón. Y le pido al SEÑOR que me renueve interiormente como dice el Salmo.

Crea en mí, SEÑOR, un corazón puro, renuévame
por dentro con un espíritu nuevo. No apartes
de mí tu Rostro. Devuélveme la alegría de tu
salvación.

Afiánzame con un  espíritu generoso. Enseñaremos
a los malvados tus caminos. Los pecadores 
volverán a TI. Amén.

TRANSMITIR LA ÚNICA VERDAD (Mt 23, 13-22)

No es suficiente saber más: hace falta saber la verdad y enseñarla con humilde fidelidad. Acordémonos del dicho de un auténtico maestro de sabiduría, santo Tomás de Aquino: «¡Mientras ensalzan su propia bravura, los soberbios envilecen la excelencia de la verdad!».
 Muchos de nosotros, quizás yo mismo, nos afanamos en proponer, pero nos perdemos porque en el fondo queremos imponer esa verdad que nos hace feliz y gozosos. Y nos olvidamos de ser nosotros mismos esa verdad, es decir, de vivirla tal como la entendemos. Quizás la proclamo, pero nos olvidamos de vivirla en todas sus consecuencias. Y es ahí donde está el verdadero problema.

No trasmitimos sino convencemos en primera instancia, pero luego desilusionamos cuando comparan nuestra vida con la proclamada. Es entonces cuando observamos que, en nuestro propio ambiente, no calan ni llegan nuestras actitudes. No transparentamos la paz, la serenidad y la confianza que JESÚS nos transmite, porque no estamos verdaderamente entregado a ÉL, sino a nosotros mismos. Y por eso desesperamos en nuestra labor evangelica.

Tengamos confianza en el SEÑOR, yo el primero, y sin prisas, ni pausas seamos en nuestro vivir diario portadores de actitudes como las de JESÚS. Sí, sabemos de nuestras limitaciones, nuestras dudas, confusiones e inseguridades, pero no dejemos de confiar que ÉL está con nosotros en el ESPÍRITU SANTO para alumbrarnos el camino.

SEÑOR, sé que no soy digno de ser llamado hijo tuyo,
sé que mis obras no merecen ningún premio, y
sé que no soy ejemplo para nadie, pero
yo quiero, de verdad, SEÑOR, 
servirte sirviendo a
tus hijos en tu Amor. Amén

domingo, 21 de agosto de 2011

¿QUIÉN ES JESÚS PARA MÍ?


Esa es la pregunta, porque de eso depende todo nuestro ser y actuar. En mi intervención en el 1 er Encuentro de Blogueros católicos, celebrado en Madrid el 17 de agosto, mesa de Evangelización y catequesis, me hice esta pregunta: ¿Qué y por qué estamos aquí? Porque si somos capaces de responder a esta pregunta, responderemos a todos los interrogantes que se nos plantean y al sentido de nuestra propia convocatoria como Blogueros católicos en apoyar al Papa.

Ahora veo que la pregunta debió ser ésta: ¿Quién es JESÚS para mí? Pero hoy nos la hace JESÚS, porque según signifique ÉL para nosotros, será nuestra vida en ÉL y por ÉL. Porque si nuestra vida no se ve influida por las actitudes de JESÚS poco servirá acercarse a ÉL o escucharle. Saber que existe la catedral de Burgos no influye para nada en mi vida, sólo sé que existe, pero si el encuentro con JESÚS me deja indiferente, algo falla en mi vida.

Y esa es la pregunta que todos los blogueros, en cuanto a nosotros se refiere, debemos hacernos: ¿Qué significa JESÚS para mí? Y desde ahí, injertado en el ESPÍRITU encontraremos caminos y respuestas a lo que el SEÑOR espera de nosotros.

Ilumina, SEÑOR, nuestros pasos y nuestras inquietudes,
que sepamos, sin separarnos de TI, la savia principal
de nuestra sabiduría y fortaleza, encontrar los
caminos de paz, sabiduría y fortaleza para
dar respuesta a la vocación y misión
que TÚ has elegido para cada
uno de nosotros. Amén.

sábado, 20 de agosto de 2011

LO MÁS GRANDE ES SENTIRSE PEQUEÑO (Mt 23, 1-12)


¿Quién soy? ¿Y de dónde me ha venido todo lo que soy? No cabe duda que la familia es algo importante en la vida de las personas, pues a ella le debe todo lo que es. Pero por encima de la familia está la vida y todo lo que favorece que haya vida. Ese mundo donde la vida puede desarrollarse y de donde recogemos todo lo necesario para desarrollarnos y evolucionar nosotros también.

¿Quién ha creado este mundo y al hombre que vive dentro de él? Indudablemente dar respuesta a esa pregunta nos ayudará a sentirnos realmente pequeños, porque frente al misterio de la creación no somos nada. Todo, como dice san Pablo, nos ha sido dado, así que gloriarnos de nuestros éxitos y logros no responde a la realidad sino a una apariencia que nos puede perder en la propia vanidad y soberbia.

Si todo lo que soy y hago lo he recibido, debo estar, primero agradecido, y luego sentirme instrumento en las Manos del ESPÍRITU SANTO que me guía y, por su Gracia, dirige mi libertad, también recibida. Por eso, nadie es maestro ni dueño de nada, sino un servidor de todo y para todos. Y comprendemos que sintiéndonos así, como realmente es, el mundo estaría bien, sería más justo y la paz se haría entre todos.

Porque uno solo es Maestro y SEÑOR. ¡Alabado y glorificado sea el SEÑOR.

Que descubramos,¡DIOS mío!, la necesidad de TI, y
sintiéndola en nuestro corazón seamos capaces
de exclamar como María, he aquí los 
esclavos del SEÑOR, hagase en
nosotros tu Voluntad. Amén.

viernes, 19 de agosto de 2011

DIOS, POR ENCIMA DE TODO Y TODOS (mT 22, 34-40)


Siempre hay un primero, porque de ser dos el primero, uno no lo sería. Bien dijo JESÚS:
«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas».

 Por lo tanto, amar a DIOS es lo que está antes de todo, y sin el cultivo de ese amor, lo demás quedaría sin sentido, porque el primero es vital para el cumplimiento de los demás. Pero hay un vinculo muy importante con el segundo. En esto de vinculo, los blogueros sabemos mucho y le damos mucha importancia. Estar vinculado es respirar el mismo aire y alimentarse del mismo pan. Sin el amor a DIOS, es imposible el amor a los hijos de DIOS. Pero sin el amor a los hijos, es difícil estar con el PADRE.

Porque el PADRE te vincula a los hijos y sin ese vinculo la cadena se rompe y se pierde conexión. Es más, ese amor al PADRE se testimonia y se realiza en el amor mutuo de los hijos entre si. Por tanto, hablar de JESÚS es hablar entre los hijos, y hablar como hermanos, no como extraños.

Eso es, precisamente, lo que hemos querido intentar hacer en el 1 er Encuentro de blogueros católicos con el Papa. Conocernos, mirarnos a la cara, dialogar lo más posible. Perdernos en el tiempo para dejar madurar las ideas y las palabras, y como frutos maduros comernos en el amor en medio de JESÚS.

Haznos descubrir, SEÑOR, el valor del compartir
nuestra fe y nuestras inquietudes. Haznos 
ver la necesidad de ser capaces de
perder nuestro tiempo para
darlo a los demás. 

Sólo así, JESÚS, seremos capaces de acercarnos
al camino de poder intentar, no amar, sino
querer amar. Porque para amar no 
basta solo querer, sino tener
la oportunidad de poder
hacerlo. Y eso implica
acercarnos. Amén.

jueves, 18 de agosto de 2011

TIENES UNA INVITACIÓN (Mt 22, 1-14)


He recibido una invitación, pero no le he hecho mucho caso. Persiste la invitación y sigo sin hacerle caso. Antes, presto más atención a mis intereses particulares, a mis problemas y a tratar de pasarlo lo mejor posible. Paso de invitaciones inoportunas que no me dicen nada y me traen molestias y problemas.

Esa puede ser una de muchas respuestas negativas a una llamada de invitación que DIOS nos hace al banquete de la vida eterna. somos sus hijos por nuestro compromiso de Bautismo, pero hemos rehusado a considerarnos tales. No queremos ninguna invitación.

Llegará el mañana, y nuestra invitación fue dirigida a otro u otros. Quizás alguno la haya aceptado y mi puesto haya quedado ocupado. También puede ser que a otros haya cogido de improviso, y no estén preparados, con el traje adecuado, para asistir al evento. Habrá muchas sorpresa y lo mejor será poner atención y prepararse para no dejar pasar la invitación. Mañana puede ser tarde.

Que sepa, DIOS mío, mantenerme presto y atento
a tu invitación. Que vele mis vestidos de 
gala para que nada me falte y,
no ser que vaya mal
presentado, sea
despedido de tu banquete. Amén.

miércoles, 17 de agosto de 2011

HAY TRABAJO PARA TODOS (Mt 20, 1-16)


En la Viña del SEÑOR no hay crisis, hay trabajo para todos. Todos, sí, todos, tú también aunque esto te suene hueco y vacío, y aunque creas que no sabes hacer nada o ya no sirves para casi nada, o, simplemente, porque no quieres moverte mucho. Sí, tú también tienes trabajo. El SEÑOR te abre las puertas de su Viña.

Todos los hombres, también los alejados y los incrédulos, están llamados a trabajar en la viña del SEÑOR y recibir su paga. Nadie se quedará sin ella, aunque luego, DIOS, nuestro PADRE y Jefe, no nos recompesará en la medida de nuestro trabajo, sino en la medida sin medida de su amor infinito. Es una muy buena frase, recogida del Evangelio preparado por José A. Martinez Puche, dominico, que nos abre a la inmensa Misericordia y Amor de DIOS.

Todo es Gracia de DIOS. Nada mereceremos por muchos talentos y obras que hagamos. Eso nos ayudará a mantenernos humilde, porque todo nos viene de ÉL. ¿Por qué, luego, engreirnos? Si lo piensas detenidamente no hay ningún motivo para dejarse tentar por esa vanidad. El SEÑOR sabe la medida que tú das. Por eso necesitamos darnos totalmente no de forma parcial o con condiciones.
Tampoco importa la hora, el momento, las circunstancias. ÉL sabe las condiciones del trabajo que te encarga. También sabe la hora y el momento. Nunca es tarde para ÉL. Simplemente es la hora que ha escogido para ti.

No dejes que me diluya en el ruido de las cosas 
de este mundo y no te escuche. 
Tampoco permitas que me distraiga y no
responda a tu llamada. Tengo la
sensación de esquivarte
otras veces. Dame 
fuerzas para
que esta 
vez 
SEÑOR, aquí estoy. Amén

martes, 16 de agosto de 2011

CUANTAS VECES LO HEMOS OÍDO (Mt 19, 23-30)


Sí, lo hemos oído muchas veces, infinidad de veces, pero siempre acabamos mirando para otro lado u olvidándonos del significado que esas palabras encierran. Las riquezas no son buenas consejeras y, aunque aparentemente nos apetecen y nos prometen felicidad, luego no esconden sino frustraciones y desengaños. En el fondo quedamos vacío.

Y lo sabemos, pero no renunciamos a ellas. Nuestra debilidad es más fuerte que nuestra voluntad y caemos en el egoísmo de desearlas para nuestra propia satisfacción, para nuestras comodidades y placeres. Pensamos sentirnos seguros y poderosos con ellas, y nos olvidamos de los demás. Algo así sucedió con el joven rico, y sucede con muchos de nosotros.

Y hay muchos tipos de riquezas. Las hay de pobres y de ricos; de soberbios y vanidosos; de suficientes y prepotentes; de vicios y drogas; de sexo y placeres; de muchas cosas que terminan por constituirse en nuestros propios dioses. Pero sólo uno es el DIOS que realmente salva y llena plenamente. Y ese es JESÚS.

Por eso, SEÑOR, lejos de buscar recetas, de pedirte
fuerzas y aliento, quiero rendirme a tu
misericordia y entregarme a tus
brazos amorosos para
unido a TI seguirte
a pesar de mis 
contradicciones y miserias. Amén.

lunes, 15 de agosto de 2011

A EJEMPLO DE MARÍA (Lc 1, 39-56)


Todos buscamos algo común tan común que nos parece ya corriente y sin mucho valor, pero que es lo más importante de nuestra vida. Porque, todos, queremos ser felices, y esa felicidad la buscamos por todos los rincones y lugares, pero probablemente muy poco donde debemos buscarla y donde se encuentra.

Ser feliz para siempre y plenamente es lo normal, lo natural, porque Quien nos ha creado nos ha hecho para alcanzar la plenitud eterna. Sin embargo, ser feliz de cualquier manera y sin la plenitud y solo por espacios temporales se ha convertido en lo corriente, en lo que buscan muchos que lo quieren convertir en lo normal.

Porque una cosa es lo normal y otra lo corriente, que porque lo hagan muchos no significa que sea normal y lo que se debe hacer. Por eso, lo normal es luchar y esforzarse en ser santo, como dice Xhonanes Olivas, porque estamos hechos para eso. Para alcanzar la felicidad que todos buscamos, no por un corto o breve tiempo, sino para SIEMPRE, plenamente gozoso y eterno.

Y ser santo no es otra cosa que descubrirlo e intentar serlo. No hay que hacer más, porque Quien nos hizo, nos hizo para eso. Y si nos hizo para eso nos dará lo necesario para poder serlo. Por lo tanto, quererlo, porque ya, por su Gracia, lo somos. Sólo necesitamos poner nuestra voluntad y libertad, que nos la ha regalado para disponerla a nuestro antojo y decisión, a su Voluntad y en sus Manos.

Por todo ello, yo diría, por la Gracia del ESPÍRITU SANTO, que ser santo es dejarse conducir por el ESPÍRITU SANTO, y todo se hará según lo disponga el SEÑOR. Hay una referencia clara, por encima de todos menos de JESÚS, María, mañana precisamente celebramos su Asunción a los cielos. ¿Qué hizo María? Dejar que la Voluntad del ESPÍRITU SANTO actuara sobre ella, y disponer su corazón a ser la esclava del SEÑOR.

¿Podemos hacer nosotros eso? Ese es nuestro esfuerzo, ponernos en Manos del ESPÍRITU para que modele nuestro corazón de hombre viejo en un corazón de hombre nuevo y podamos llegar a ser santo. Para ello empecemos por pedírselo insistentemente, como ayer lo hacía la Cananea. Y confiemos en ÉL.

Danos SEÑOR un corazón humilde y confiado
para saber esperar y guardar todas
las cosas que se presentan en
nuestra vida en la 
esperanza de
que en JESÚS estamos salvados. Amén.

Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.

domingo, 14 de agosto de 2011

TODOS SOMOS HIJOS (Mt 15, 21-28)


El pueblo de Israel se había apropiado del SEÑOR. Sólo ellos eran los salvados y, para salvarse, había que pertenecer al pueblo de Israel. Pasa lo mismo ahora. Nos apropiamos de DIOS y excluimos a los demás que no son como nosotros. Pensamos que DIOS es nuestro, y también queremos que haga nuestros propósitos y se olvide del de los demás. Nuestro DIOS está sólo de nuestra parte.

Pero JESÚS, aunque nos hace ver que sólo ha venido a salvar a las ovejas de Israel, termina por escuchar la insistencia de aquella mujer y de atenderla. No podría ser de otra forma. Todos somos sus hijos, creados por ÉL, y a todos nos atiende y salva. "Id por todo el mundo a proclamar la Buena Nueva a toda la creación", le dice a sus apóstoles después de su Resurrección.

Porque el PADRE Creador es PADRE de todos, y a todos quiere por igual. Todas son sus ovejas, y suyo es el redil donde todas descansan. Por lo tanto, ninguna debe perderse y si así ocurriera sale a buscarla para devolverla al redil, fuera de todo peligro. Pero eso depende de nosotros, de nuestra insistencia y perseverancia a pesar de que el silencio del SEÑOR nos parezca que no nos escucha y atiende.

Sólo tú, SEÑOR, nos salva, y sólo a TI podemos 
acudir en busca de salvación, pues sólo
TÚ tienes Palabra de vida 
eterna. Amén.

sábado, 13 de agosto de 2011

LOS MAS PEQUEÑOS, LOS QUE NECESITAN MÁS AMOR (Mt 19, 13-15)


Si observamos con detenimiento y atención, percibimos que el amor es del más desvalido y necesitado. Nadie necesita más amor que él, pues depende todo del amor que le procuren. en estos momentos estoy con mi nieto en casa. Solos él y yo, y me sobrecoge el pensar que esa criaturita depende en todo de mí. Está en mis manos.

Puedo disponer de él y hacer de él lo que quiera. Por eso, necesita mucho amor y cuidados. Todos, de la misma forma, respecto a nuestro PADRE DIOS, dependemos igual, pero de alguna forma los niños, mientras son niños, dependen más. Por eso son las criaturas predilectas, juntos con los pobres, de nuestro PADRE DIOS. ¡Hay de quien le haga daño a un niño, más valiera colgarse una piedra de molino al cuello y arrojarse al mar!

Ser hijo de DIOS es transformar nuestro corazón viejo y soberbio en un corazón sencillo, puro, limpio, lleno de ternura, de ingenuidad, de intenciones buenas y sanas, de mirada sin segundas intenciones y de obediencia sin rencores. Es pasar del hombre viejo, lleno de apegos y vicios, ensoberbecido y egoísta, al hombre nuevo, generoso, dado y disponible a entregarse por el bien del otro. Es, creciendo a la madurez de hombre, no dejar nunca de cultivar las actitudes de niño.

En el peregrinar de mi ascendente vida, SEÑOR, no 
permitas que me ahogue en las vanidades del 
mundo en que vivo. Es más, transforma
mi corazón viejo en un corazón
siempre nuevo y mantenlo
fresco e inocente como
fue de niño. Amén.

viernes, 12 de agosto de 2011

DOS QUE SE UNEN PARA FORMAR UNO (mT 19, 3-12)


Son dos personas diferentes que se unen para caminar juntos e ir unidos por los avatares de la vida. Dos diferentes, por lo tanto, no iguales. Ninguno de los dos deben tender a parecerse al otro, sino siendo ellos mismos complementarse con el otro.

Dejar el machismo de imponer la masculinidad y potenciar el respeto del valor de la feminidad. Ambas características son personales y complementarias, y dejar de ser ellas mismas es falsear la realidad. Están hechos el uno para el otro porque el uno complementa al otro. De modo que dos iguales no hacen uno sino dos.

En la Palabra de hoy, JESÚS nos revela que la unión matrimonial es para siempre, y que el amor es fidelidad y responsabilidad. No se puede agotar el amor en el sexo, porque eso pasa, ni tampoco en las ideas o egoísmos, porque esas cambian. El amor es para siempre hasta que la muerte impida seguir amándose.

DIOS nos ha creado varón y hembra, para que unidos en el amor de sernos fieles y servidores el uno del otro, seamos fiel reflejo de su amor. Todo lo que separa es porque su unión no fue sedimentada en el amor, sino en el egoísmo del placer, del sexo, del dinero o del poder, y todo lo que se edifica sobre arena se derrumbará tarde o temprano.

El amor, cuando está apoyado en el Amor de DIOS, 
fortalece la unión y acrecienta la fidelidad
 y la responsabilidad. Porque amarse
injertados en CRISTO es ponerse
uno al servicio del otro.

Todo lo que no sea eso, será servirse del uno
para beneficio del otro, y cuando el
interés o beneficio se acabe,
también terminará el amor. 

No permitas, SEÑOR, que construya mi vida
matrimonial sobre egoísmos que separan,
y sobre infidelidades que someten
mi responsabilidad y libertad. Amén.

jueves, 11 de agosto de 2011

PERDONANDO NOS SENTIREMOS MEJOR (Mt 18, 21-19, 1)


Nadie duda que perdonar se hace difícil, pero todos sabemos que cuando perdonamos nos sentimos mejor que cuando no lo hacemos. Hay una diferencia, y es que habiendo perdonado alcanzamos la paz de sabernos querido y no odiado. La misericordia siempre será lo mejor que podamos hacer.

Precisamente, el problema de este mundo es el perdón y la misericordia, pues de aplicarse todo iría mejor. ¿No lo creen así? Porque la misericordia y el perdón animan a otros a perdonar como ello fueron perdonados. Es así como nos lo manda practicar JESÚS y nos enseña lo que no se debe hacer, y sus consecuencias, en la parábola que nos cuenta.

Ello no supone que, porque sea perdonado, vaya a aprovecharme, pues sabemos que sucederá en ese caso. También la parábola nos deja claramente expuesto que pasará a quienes no perdonen como son perdonados.

Dame la fuerza, el valor y la voluntad de empeñarme
en perdonar a todo aquel que pida mi perdón,
y que me haya faltado, pues TU, mi 
SEÑOR, me has perdonado
todas mis faltas. Amén.

miércoles, 10 de agosto de 2011

NOS EMPEÑAMOS EN HUIR DEL DOLOR (Jn 12, 24-26)


Es lo que buscamos, calmar el dolor, porque el dolor nos hace sufrir. Nadie quiere sufrir, eso es natural a nuestra propia naturaleza, pero, ¡todos!, sabemos que el sufrimiento es algo que no podremos evitar. Algún día tenemos que sufrir, y, más de lo que creemos, pasamos insatisfechos e inquietos en busca de la paz y la felicidad.

No solamente de forma física, sino también psíquicamente padecemos muchos dolores. Nos duele el cuerpo, pero también el alma. Y experimentamos que sólo después del sufrimiento aceptado y asumido como medio de purificación y crecimiento, encontramos la paz y la serenidad del gozo buscado. 

La muerte de nuestro propio yo nos eleva y nos satisface plenamente. Indudablemente, nos produce dolor, pero sólo detrás de ese dolor, de esa cruz, existe y se encuentra la alegría del gozo eterno. Por eso, no hay otro camino, JESÚS nos dice hoy que el que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna.

SEÑOR, ayúdanos a descentrar objetivos y miradas. Ayúdanos
a desapegarnos de todo aquello que nos contamina, que
nos hace pensar sólo en nosotros y olvidarnos de
los demás. Amándonos sólo a nosotros,
¡nos perdemos!

No permitas, DIOS mío, que me aparte de TI, pues sin TI
no sabré encontrar el Camino que me ayude a morir
y dar frutos. amén.

martes, 9 de agosto de 2011

SER COMO NIÑO (Mt 18, 1-5. 10. 12-14)


¿Qué significa ser como niño? Porque de ser como ellos dependerá mucho que podamos alcanzar la gloria de alcanzar la presencia del SEÑOR eternamente. Por lo tanto, no es cosa de tomárselo a la ligera, sino de poner todo nuestro empeño en saberlo y llevarlo a cabo.

Un niño, ahora lo tengo más fresco por la cercanía de mi nieto, encarna la confianza absoluta, la inocencia, la simplicidad, la pureza, la humildad, la obediencia y la ingenuidad de dejarse llevar por sus padres y familiares. Un niño, ajeno a todos los problemas que le acecha, se confía a sus padres y reboza de alegría y felicidad. Se sabe y siente seguro.

Un niño no dudaría, como lo hizo Pedro, de ir hacia JESÚS caminando por encima de las aguas. Un niño, indefenso de todo, por amor es puesto seguro de todo por sus padres. Depende de todos, pero por su pequeñez es vigilado y defendido por sus padres.

Por eso, por nuestra arrogancia, nuestra incredulidad, falsa humildad, soberbia, falsedad, malas y segundas intenciones, debemos abajarnos, hacernos pequeños, simples, ingenuos y confiados, como niño, en nuestro PADRE DIOS para poder ser transformados en verdaderos hijos de DIOS.

Dame, DIOS mío, un corazón humilde, sencillo, lleno de
 puras y buenas intenciones, para que, siendo como
un niño, sea capaz de renovarme interiormente
y poder apreciar la bondad del otro. Amén.

lunes, 8 de agosto de 2011

EL TRIBUTO DE MI VIDA (Mt 17, 22-27)


Hace días fui llamado, por la seguridad social, a hacerme unas pruebas en los pies y me aconsejaban cuidarlos porque cuando se tiene azúcar se está más propenso a que las heridas no cicatricen y se puedan agravar peligrosamente. El tributo de la salud, pensé, es el estar pendiente de todos cuidados que lleva nuestro cuerpo. Y eso exige una disciplina y una atención constante que demanda esfuerzo y trabajo.

Pero, cuanto más importante es mi alma, pensé inmediatamente. Si bien, cuidar el cuerpo, algo caduco, es importante y necesario, más importante es cuidar el alma, puesto que es algo eterno, no ser que lo vayamos a perder entretenidos tanto en las cosas del cuerpo que nos olvidemos del alma.

JESÚS nos habla hoy de lo que va a acontecer en su vida: "Morirá en manos de los hombres, pero Resucitará al tercer día, porque esa es la Voluntad de mi PADRE". Nos advierte del tributo que nos va a costar pasar también nosotros por el mismo trance. Sí, realmente es un paso muy fuerte que nos va a exigir mucho esfuerzo y trabajo, pero es lo que nos va a permitir alcanzar lo que queremos: "El cuidado de nuestra alma, y de salvarla para siempre".
El Camino es duro, difícil de entender, contrario a nuestras
apetencias y voluntades, pero, si TÚ, SEÑOR, lo has 
pasado, y nos lo propone para que nosotros
también lo hagamos, sólo TÚ tienes
Palabra de Vida Eterna, y
en TI creemos. Amén.

domingo, 7 de agosto de 2011

¿DÓNDE ME HUNDO EN MI VIDA? (Mt 14, 22-23)


Nadie ignora que en por su vida han pasado tempestades, y que continúan pasando. Y que nunca dejaran de pasar. Nadie, es obvio, rechaza el consentimiento de que, ahora o más tarde, llegará el momento definitivo de la tempestad que apagará las luces de nuestra vida en la tierra, pero comenzará la verdadera y eterna para SIEMPRE.

La primera no tiene vuelta de hoja, pero la segunda está más inmadura y hay muchos que no lo tienen claro, otros muchos lo dudan, y otros lo rechazan. Pero nadie se atreven a negarlo rotundamente porque nadie sabe que pasará después. Sin embargo, hay razones para creer que la vida continúa porque en nuestro interior, nuestra conciencia, nos reclama un derecho de vivir eternamente. De hecho, todos buscamos ese derecho: "Ser felices y eternos".

Y antes las tempestades que invaden nuestra vida sentimos miedos y, en consecuencia, buscamos seguridades. Para muchos, el dinero representa la seguridad que nos abre todas las puertas para solucionar los problemas que nos afectan. Para otros, será, no sólo el dinero, sino las amistades, las influencias, la medicina, el conocimiento, el bienestar...

Pero, ¿qué nos dice la experiencia? A lo largo de nuestra vida experimentamos que por mucho que buscamos, no encontramos el elixir que nos llene y nos satisfaga plenamente. Corremos y corremos pero continuamos inquietos. Nos viene a la memoria las palabras de san Agustín: "Nos descansaremos hasta llegar a TI, SEÑOR".

Y eso fue lo que le ocurrió a Pedro en la Palabra de hoy. Sólo cuando puso su salvación en manos de JESÚS, emergió del agua y la tempestad se calmó en su vida. Todas sus dudas y hundimientos tomarón solidez y firmeza. Es en el SEÑOR donde encontraremos la plenitu y todas las respuestas que buscamos. Porque ÉL es el HIJO de DIOS, y ya ha pagado por nuestras vidas con su Muerte y Resurrección. Por lo tanto, sólo nos falta asir la mano para agarrarnos a ÉL y dejar que nos emerja y nos salve.

Calma, SEÑOR, todas las tempestades de mi vida,
 y haz que, afianzado en TI, surque las aguas
de mi camino seguro de que cogido de
tu Mano no correré ningún peligro
de hundirme. Amén.

sábado, 6 de agosto de 2011

EXPERIENCIAS TABORIANAS (Mt 17, 1-9)


En el camino hacia la Jerusalén Celeste hay momentos de Tabor que nos animan y nos revelan que JESÚS camina junto a nosotros. A medida que vivimos en presencia del SEÑOR, nuestra amistad se hace más sólida y profunda. Nace la confianza de sabernos amado y queridos por ÉL, y la fe firme de que ha entregado su vida por nosotros. Concretamente por mí y por ti.

En esa mutua relación, en la que ÉL toma la iniciativa y la principal acción, hay muchos momentos que nos sorprenden éxtasis de paz y felicidad que nos recuerdan ese momento glorioso del Tabor que hoy nos relata la Palabra de DIOS. Indudablemente, el SEÑOR lo concede a quien quiere y cómo y cuando quiere. Se nos manifiesta según su voluntad y nos revela que su presencia es gozo y felicidad que nos hace olvidarnos de nosotros mismos. Fue lo que experimentaron Pedro, Santiago y Juan. Se sentían felices sólo con la presencia de JESÚS transfigurado.

Haz, SEÑOR, que nuestras esperanzas se vean 
fortalecidas por tu presencia en nuestras
vidas. Y que sepamos siempre
apreciar que nuestro
gozo eres TÚ. Amén.

viernes, 5 de agosto de 2011

NO BUSCO LA CRUZ, SINO QUE LA LLEVO POR AMOR (Mt16, 24-28)


No se trata de sufrir porque hay que sufrir, sino aceptar con amor los sufrimientos que los aconteceres de cada día nos ofrecen. Porque, a pesar nuestro, sabemos que el dolor vendrá y, aunque tratemos con todas nuestras fuerzas de evitarlo, no podremos. Queramos o no, el dolor forma parte de nuestra vida, y muchas cosas, casi todas las buenas, necesitan horas de esfuerzo, de sacrificio y lucha para lograrlas.

Nada se consigue fácilmente, y lo bueno necesita de mucho trabajo y esfuerzo para lograrlo. Y cuando no es así, o algo falla por cualquier circunstancias, aparece el dolor, la fatiga y la decepción que nos lleva al sufrimiento y dolor. Por eso, sólo CRISTO da sentido y esperanza a nuestra vida, sobre todo cuando hace presencia el dolor, la lucha diaria, la enfermedad y, de forma especial, en el momento de la muerte.

Negarse, es afirmarse en aceptar el dolor en XTO.JESÚS. Sólo en ÉL, por ÉL y con ÉL tiene sentido la vida, y todo cobra valor y esperanza. Quien, por amor a JESÚS, le sigue y renuncia a sus egoísmos y comodidades poniéndose al servicio de quien le necesite y le pida ayuda, tendrá la recompensa de la gloria eterna.

No es el sufrimiento quien nos lleva a JESÚS, sino, por JESÚS, acepto el sufrimiento que la vida me depara tarde o temprano. Y en él encuentro la esperanza de darle sentido y valor en lugar de amargarme y desesperarme. En XTO.JESÚS, mi sufrimiento y dolor adquieren una dimensión salvífica y redentora. Por eso, cargar con nuestra cruz nos salva y dignifica si lo hacemos por, en y con JESÚS.

Que sepa, DIOS mío, entender los abatares de mi
vida como la circunstancia santificante que
me hace, en TI, darle sentido a todos
mis padecimientos y dolores 
como también a mí
alegrías y esperanzas. Amén.

jueves, 4 de agosto de 2011

EL CAMINO SE HACE POR Y EN LA CRUZ (Mt 16, 13-23)


Se hace difícil elegir el camino, sobre todo cuando sabes que tienes que recorrerlo con espinas y dificultades. Pedro así lo entendió y respondió al SEÑOR que no permitiría que le pasara nada. Y nosotros también nos sentimos inclinados a elegir el camino cómodo y fuera de peligros y sacrificios. Nos cuesta caminar por lo intransitable. Se nos hace difícil.

Pero, ese es el camino. No hay otro: La Cruz. JESÚS recriminó a Pedro y le dijo: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!». 

Nos cuesta mucho abandonar nuestros pensamientos y tomar los de DIOS, pero sólo de esa forma encontraremos lo que buscamos: "La felicidad eterna". Esa es nuestra recompensa y, por supuesto, nuestra esperanza. Amén.

No dejes, SEÑOR, que me vaya por el camino fácil,
cómodo y placentero, porque, a pesar de
aparentar la felicidad, detrás de él
se encuentra el vació y la
muerte.

Ilumina y fortaleceme para no dejarme convencer,
y, ayudado de tu divina Gracia, sepa
enfrentarme a la adversidad y
soportar el camino de
la Cruz. Amén.

miércoles, 3 de agosto de 2011

SI HAY FE HAY INSISTENCIA (Mt 15, 21-28)


Ocurre que muchas veces nos parece no encontrar respuesta a nuestra pregunta o petición al SEÑOR. Hay un silencio aparente que devuelve una callada respuesta. No vemos luz ni solución a nuestro problema. El silencio se vuelve quietud y pasividad, y todo parece inactivo y sin movimiento alguno que desactive nuestra preocupación o problema.

Me pregunto, nos preguntamos: ¿Dónde estás JESÚS, HIJO de David? ¿Por qué no escuchas mi plegaria? Pero, ¿estoy seguro que JESÚS puede atender y solucionar mi petición? ¿Cómo Pedro creo que me puede sostener sobre las aguas? ¿Confío, al menos con las fuerzas que mi pobre humanidad me puede dar? Son preguntas que pueden ayudarme a encontrar y medir el nivel de mi fe, y que, quizás, JESÚS espera, intencionadamente, a que maduren en mi interior.

Pero una cosa es segura, el SEÑOR siempre está pendiente a nuestra voz,¡es nuestro Hermano Mayor! y nos quiere hasta el extremo de entregarse por nosotros. Es nuestro salvador y redentor e intercede por nosotros al PADRE. Lo que a ÉL pidamos, en su nombre, el PADRE nos lo concederá. A nosotros sólo nos queda mantener nuestra petición firme, perseverante y constante como la Cananea.

Que mi fe no decaiga ni desfallezca. Que mi
voluntad sea firme y constante, y
aunque no oiga respuesta
ni atención, que
confíe en TI, SEÑOR. Amén.

martes, 2 de agosto de 2011

DEL CORAZÓN DEL HOMBRE AL CORAZÓN DE DIOS (Mt 15, 1-2. 10-14)


Ser ciego es no querer mirarse interiormente y descubrirse ansioso de búsqueda de felicidad y de gozo eterno. Ser ciego es aferrarse a las cosas caducas de este mundo que sólo te ofrecen una felicidad temporal y aparente, pues a poco que pasa unos instantes te descubres vacío e insatisfecho.

Si nos adentramos en las profundidades de nuestro corazón todos encontramos el mismo deseo: "Queremos ser felices". Pero, ¿dónde y cómo puedo encontrar esa felicidad que busco? Y, por otra parte, esa felicidad que busco ha de ser eterna, para siempre, pues si no es así no me satisface plenamente. Sólo lo infinito me y nos sacia.

Y ese deseo sólo se puede encontrar en lo Infinito y eterno. De modo, que sólo en la medida que busque en quien me ha dado esa respuesta de Amor Infinito, y me lo ha revelado en su HIJO JESÚS, encontraré lo que realmente busco. Por lo tanto, abrir los ojos y mirar la verdad que se me descubre es escuchar la Voz de quien me habla y me enseña.

Dentro de mí es donde se encuentra la verdad o también el error. Fuera está la materia de la tentación, pero sólo dentro es donde se encuentra el error, el pecado, la fábrica que transforma la verdad limpia en pecado oscuro y contaminado. Por lo tanto, lavemos nuestro interior, nuestro corazón para que, mirándonos en él, podamos ver la luz y no quedarnos en la oscuridad.

Cuando intento, ciegamente, apoderarme de la verdad siguiendo mis propias huellas es cuando me ciego y me cierro a la verdadera verdad que me habla y me señala el camino que debo tomar.

Aparta de mí, SEÑOR, ese orgullo farisaico de creerme
en posesión de la verdad y de rechazar todo aquello
que viene de TI.

Haz que sepa darme cuenta que sólo TÚ tienes Palabra
de vida eterna y siguiendo tus enseñanzas es como
encontraré el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.

lunes, 1 de agosto de 2011

EL COMPROMISO Y LAS DIFICULTADES NOS RETIENEN (Mt 14, 22-36)


Ocurre lo mismo 21 siglo después, nos atrevemos a dar los primeros pasos pero más tarde dudamos de que podamos seguir adelante, y las primeras dificultades nos hacen dudar y cambiar el rumbo de nuestra vida. Pedro experimentó eso. 

Primero se aseguró que era el SEÑOR, y no ningún fantasma, pidiéndole que le diese poder a él también para caminar sobre las aguas, pues con eso demostraba que realmente era el SEÑOR. Y seguro de su poder se atrevió a caminar, pero enseguida le surgió la duda de tan inmenso poder, ¡caminar sobre las aguas!, y a las primeras envestidas de las olas su fe se tambaleó y se hundió en un mar de dudas.

¿No nos ocurre a nosotros lo mismo? Creemos en JESÚS, le seguimos, pero a las primeras dificultades y tropiezos nuestra fe se desmorona, y nuestros pasos se paralizan.

SEÑOR, hoy nuestra petición es clara y rotunda:
"No deje que, por nuestra propia miseria
nos hundamos en el mar de este
mundo hostil y enfermo.

Cura nuestras heridas y, por tu compasión infinita,
danos la fortaleza y la fe de mantenernos 
firme sobre las aguas por las que TÚ
nos has mandado ir hacia TI. Amén.