lunes, 8 de agosto de 2011

EL TRIBUTO DE MI VIDA (Mt 17, 22-27)


Hace días fui llamado, por la seguridad social, a hacerme unas pruebas en los pies y me aconsejaban cuidarlos porque cuando se tiene azúcar se está más propenso a que las heridas no cicatricen y se puedan agravar peligrosamente. El tributo de la salud, pensé, es el estar pendiente de todos cuidados que lleva nuestro cuerpo. Y eso exige una disciplina y una atención constante que demanda esfuerzo y trabajo.

Pero, cuanto más importante es mi alma, pensé inmediatamente. Si bien, cuidar el cuerpo, algo caduco, es importante y necesario, más importante es cuidar el alma, puesto que es algo eterno, no ser que lo vayamos a perder entretenidos tanto en las cosas del cuerpo que nos olvidemos del alma.

JESÚS nos habla hoy de lo que va a acontecer en su vida: "Morirá en manos de los hombres, pero Resucitará al tercer día, porque esa es la Voluntad de mi PADRE". Nos advierte del tributo que nos va a costar pasar también nosotros por el mismo trance. Sí, realmente es un paso muy fuerte que nos va a exigir mucho esfuerzo y trabajo, pero es lo que nos va a permitir alcanzar lo que queremos: "El cuidado de nuestra alma, y de salvarla para siempre".
El Camino es duro, difícil de entender, contrario a nuestras
apetencias y voluntades, pero, si TÚ, SEÑOR, lo has 
pasado, y nos lo propone para que nosotros
también lo hagamos, sólo TÚ tienes
Palabra de Vida Eterna, y
en TI creemos. Amén.

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