domingo, 30 de octubre de 2011

DECIR Y HACER

Mateo 23:1-12
De nada vale predicar y defender una opción, unas actitudes, si luego no tratas de vivirlas y llevarlas al hacer diario de tu vida. Nada vale decir que somos hermanos, si luego no te esfuerzas en vivir como hermanos.

Y en nuestras vidas hay mucho de esas actitudes. Al menos en la mía. No vivimos de acuerdo con lo que pensamos y queremos vivir. Somos débiles y fallamos, cometemos errores y nos buscamos irremediablemente. Es nuestra natural tendencia, y nuestra lucha de cada día. El esfuerzo de renunciar a los primeros puestos, y tomar el último. O lo que es lo mismo, servir y no ser servido.

Proponemos que las leyes las cumplan otros, y para nosotros dejamos sólo el señalarlas y exigirlas que otros las cumplan. Y eso se transmite y se ve. Sólo con mi ejemplo y mi vivencia coherente de lo que digo y hago, seré capaz de convencer y de transmitir la Buena Noticia que JESÚS proclamó y vivió.

Porque ese intento de ajustar lo que vivo con lo que pienso se llama "amar". Ese esfuerzo, al tratar de ajustar mis actitudes de acuerdo con lo que proclamo y digo, es lo que se llama amar. Porque en el intento dejo de pensar en mí y me descubro pensando en el otro.

Ayúdame, DIOS mío, a esforzarme en ensamblar
lo que digo con lo que hago, pues sólo así
seré luz de lo que soy. 

Y hazme luz de tu LUZ, porque sólo lo que
viene de TI es la verdad y la vida.
Toma mi vida, SEÑOR. Amén.

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