lunes, 28 de noviembre de 2011

CUANDO EL AMOR NOS MUEVE

Mateo 8,5-11. Al entrar en Cafarnaún, ...

Con más frecuencia que la que creemos, las personas mantenemos una actitud equivocada ante los acontecimientos y hechos de nuestra vida, más por ignorancia y desconocimiento que por mala intención. Y digo esto porque observo que cuando confundimos el criterio de lo que significa el concepto en cuestión, nuestro pensar y obrar es erróneo.

Hoy, como cada día, la Palabra de DIOS nos ilumina y nos clarifica nuestro peregrinar por este mundo lleno de peligros y trampas. Nos aclara y descubre el concepto, en este caso, del amor, porque amar no es ser romántico, ni cariñoso, ni enamorado, que siendo componentes que viven en el amor no son las partes que lo definen, sino que amor es ponerse en el lugar del otro, como nos enseña el Centurión, y, preocupado por él, cuidarse de atenderle y de buscar su bien.

Y eso, por amor, le lleva al encuentro con JESÚS, a considerar, confiar y, por supuesto, creer que JESÚS puede hacerlo. Y no se queda quieto, se pone en marcha y manda el mensaje a JESÚS. Más su sorpresa enciende toda su confianza en, sorprendido por la pronta respuesta y disponibilidad de JESÚS en acercarse a su casa, considera que no es digno de que, siendo él un pagano, entre en su casa, sino que una sola orden suya bastará para sanarlo.

Mirarse en JESÚS nos descubre, también, nuestra pequeñez y limitaciones, y viéndonos grandes respecto a nuestro poder de dar ordenes y gobernar, entendemos nuestra identidad de criatura al experimentar el Poder del SEÑOR. SEÑOR de la Vida y la Muerte. Pero, para eso se necesita humildad, mucha humildad, porque sin ella nuestra mirada queda nublada, a oscura. Esa es otra cara que hoy nos descubre y nos señala la Palabra. Ser humilde es un don que debemos pedir, porque sin él no podemos descubrir a JESÚS.

Hoy, amigos de la blogosfera, percibimos y experimentamos que creer y confiar en el SEÑOR es consecuencia de amar primero. Eso fue lo que experimentaron los apóstoles, primero conocieron al SEÑOR, y luego le amaron en la convivencia diaria con ÉL. Y, tras amarles, creyeron fielmente en su Palabra, para, luego, experimentar, por la Gracia del ESPÍRITU SANTO, que verdaderamente era el HIJO de DIOS Vivo.

Despierta en nosotros, SEÑOR, el don de tu Gracia, para
que, avivados por Ella encienda nuestros corazones,
y nos enamore confiadamente de tu Persona
para que, fijados en TI, te busquemos
como el Tesoro más preciado
de nuestra vida. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.