domingo, 27 de noviembre de 2011

EN ESTADO DE ALERTA Y ESPERANZA

MARCOS: 13, 33-37. “Por tanto, permaneced despiertos ...
Ver presentación

Sabemos por experiencia que cuando se consigue lo que se persigue se acaba un ciclo. Y, acabado este, empieza uno nuevo, pues ahí terminan nuestras esperanzas y necesitamos seguir manteniéndolas para vivir esperanzados.

La esperanza de alcanzar, lo que aquí nunca conseguiremos, nos invita a permanecer siempre en estado de alerta (ver aquí), despiertos e ilusionados en alcanzar un día lo que todos deseamos de forma ardiente y desesperada: "La vida eterna en plenitud". No buscamos otra cosa, y eso, sabido perfectamente por Quien nos creó, nos motiva y alienta a no desesperar, sino creer, sobre todo confiar, y permanecer en alerta vigilancia.

Más, ¿qué vigilancia? Vigilancia de vivirle y de, con nuestra vida, dar testimonio de su amor y corresponderle con su amor. Esa es la esencia de nuestra vida, para y por el amor hemos sido creado. De tal forma que, si no hacemos de nuestra vida un ideal de amar, sobre todo a quienes más nos cuesta, no estamos cumpliendo con nuestra actitud de permanecer en estado vigilante y de alerta.

Una vez más, la esencia de nuestra vida es el amor, y desde ahí no se entiende todo lo que sea desamor, y menos la muerte y destrucción humana de millones de niños vivos en el vientre de sus madres. Vigilantes es estar en permanente lucha para que el mundo sea cada día un poco más amor y menos desamor.

Necesitamos, SEÑOR, convertirnos cada día, hoy más
que ayer y menos que mañana, pero sólo no
sabremos hacerlo.

Necesitamos tu presencia viva en nosotros, no dormida
ni pasiva, sino activa, encendida, caliente y
ávida de quemar, de contagiar de
transmitir amor que busca
la vida y excluye
la muerte. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.