viernes, 11 de noviembre de 2011

VIVIR, LA APARENTE, BUENA VIDA

 Lucas 17, 26-37

Hay una frase que me ha impactado por lo que implica respecto a lo que importa. Se trata de la siguiente: "Allí donde la historia de los hombres continua como estaba, no ha llegado de verdad el Reino de DIOS" (Xabier Pikaza).

La primera pregunta que ella suscitó en mí fue: ¿Y dónde estoy yo? ¿Acaso he crecido, o me he instalado? Mi primera observación, ya siendo habitual, fue observarme como creyente que madura y crece en su camino espiritual, o, ¡muy peligroso!, sentirme instalado en la quietud de unas normas y prácticas desencarnadas. Quiero pensar, al menos esos son mis esfuerzos e intenciones en lo primero, pues de no ser así me estoy engañando tontamente.

Otra cosa que me ha impactado, desde hace algún tiempo, es, no sólo leer el Evangelio de cada día, sino de acompañarlo de la lectura del Antiguo Testamento y el Salmo. Porque los uno dan sentido al otro, y el Nuevo alumbra al Antiguo y Salmo.  Hoy, lo que dice el Antiguo da sentido a toda nuestra vida ahora, hoy mismo. Lean y mediten:

Eran naturalmente vanos todos los hombres que ignoraban a DIOS y fueron incapaces de conocer al que es, partiendo de las cosas buenas que están a la vista, y no reconocieron al Artífice, fijándose en sus obras, sino que tuvieron por dioses al fuego, al viento, al aire leve, a las órbitas astrales, al agua impetuosa, a las lumbreras celestes, regidoras del mundo.

Si, fascinados por su hermosura, los creyeron dioses, sepan cuánto los aventaja su Dueño, pues los creó el autor de la belleza; y si los asombró su poder y actividad, calculen cuánto más poderoso es quien los hizo; pues, por la magnitud y belleza de las criaturas, se descubre por analogía el que les dio el ser.

Con todo, a éstos poco se les puede echar en cara, pues tal vez andan extraviados, buscando a DIOS y queriéndolo encontrar; en efecto, dan vueltas a sus obras, las exploran, y su apariencia los subyuga, porque es bello lo que ven. Pero ni siquiera éstos son perdonables, porque, si lograron saber tanto que fueron capaces de averiguar el principio del cosmos, ¿cómo no encontraron antes a su Dueño?

Creo que hoy, en nuestro tiempo, está ocurriendo esto que hace siglos está dicho. Pero el hombre continua y continua perdido con las cosas de este mundo. Sus ojos parecen vendados y sólo ven las cosas caducas y que al final no nos sirven, pues sólo la vivencia del amor en DIOS nos salvará.

Despierta, SEÑOR, nuestra sed y nuestra hambre 
para que, ansiosos de TI, no nos apeguemos
a todo aquello, de aquí abajo, que
nos impida llegar a TI. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.