sábado, 24 de diciembre de 2011

DICHOSOS AQUELLOS QUE CREEN


Sí, incluso después de ver, porque Zacarías no creyó al principio, y por eso fue castigado, pero luego, recuperado el habla, entendió la acción salvadora del SEÑOR y que el SEÑOR ya estaba aquí. ¡Ya se movía dentro del seno de María!

Hoy, sin embargo, a muchos niños que viven y saltan de alegría en el seno de sus madres, los condenan a muerte. A JESÚS también lo condenaron, pero ya, nacido a la luz, con sus padres pudo huir a Egipto.

Y eso sigue sucediendo, porque son muchos que leyendo y conociendo, por la Palabra de DIOS, lo ocurrido a Zacarías siguen sin creer e impiden que el Niño DIOS entre y nazca en sus corazones. Y no son consciente de las maravillas de DIOS, de sus milagros, de sus dones, de su Gracia que nos invita a vivir en su presencia, y nos ama con locura hasta el punto de esperar pacientemente nuestra conversión.

Igual no hemos recuperado nuestra voz todavía, y no hemos percibido que la Gloria de DIOS está sobre nosotros esperando nuestra reacción. Porque necesita de nosotros, porque nos respeta nuestra libertad, porque nos quiere por amor y que le correspondamos por amor, por eso nos ha hecho libres.

Despertemos de nuestra letargo y ceguera, y abriendo los ojos entendamos que ha venido un Niño a nuestros corazones para enseñarnos a amar, y por amor nacer de nuevo a la vida eterna, a la que somos llamados. Realmente, lo grandioso de la celebridad de esta noche es que nos ha nacido un Salvador, un Redentor que nos libera de la esclavitud de nuestro pecado. ¡Alabado y glorificado sea el SEÑOR.

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