jueves, 8 de diciembre de 2011

LA ELEGIDA

Lc 1,26-38

María fue elegida, pero una elección que pasaba primero por su libre consentimiento. Decir "SÍ", o negarse a ello comportaba una decisión de la que todos nosotros dependíamos. Pudo rechazarla, pero afortunadamente no fue así. Acepto la elección y se sometió a la Voluntad del PADRE DIOS.

Por eso fue adornada de Inmaculada Gracia, libre de todo pecado y llena de Gracia. No podía ser menos. Estaba, por su "SÍ" llamada a ser la Madre de Aquel que venía para salvarnos. Y a una madre se le adorna de todo lo mejor.

Nuestro PADRE DIOS viendo nuestra osadía y rechazo, por amor, tuvo que ingeniárselas para acercarse a nosotros, y pensó desde el principio tomar nuestra misma carne, hacerse Hombre y venir a redimirnos de nuestros rechazos. Eso significó que María fuese la elegida para ser su Madre en la tierra y, dada la respuesta afirmativa, la llenó de su Gracia y Gloria. Bendita, pues, la Inmaculada Concepción.

La pregunta, para nosotros, se concreta en: ¿Somos nosotros también elegidos cómo lo fue María? Indudablemente que sí, pues nuestro PADRE DIOS nos ha hecho sus hijos y nos llama a todos a la salvación. No sólo nos ha elegido sino que también nos bendice, habla bien de cada uno de nosotros, a pesar de ser malos hijos. 

Sólo nos pide, cómo a María, responderle como ella y aceptar ser sus hijos, con humildad y dispuestos a aceptar su Voluntad. Por eso, nuestra Madre María es ejemplo y referencia para nosotros.

Ahora, tiempo de Adviento, es tiempo de preparación y de, cómo María, llenarnos de la Palabra de DIOS guardándola en nuestro corazón.

María, Madre de DIOS, enseñamos el camino
para, junto a ti, recorrerlo de la 
misma forma que tú lo has 
hecho, cumpliendo
su Voluntad. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.