jueves, 2 de febrero de 2012

BAJO EL PESO DE LA LEY

Evangelio según San Lucas 2,22-40. "Cuando llegó el día fijado por la Ley de ...


Vino bajo la ley y cumplió todo como la ley prescribía. Nació en los albores de un mandato de empadronamiento, y en su cumplimiento toma la naturaleza humana, se hizo como nosotros. Todo según la ley.

Y, cuando llegó el día, fue presentado en el Templo tal y como prescribía la ley. En nada quiso diferenciarse de cualquier ser humano. Nadie advirtió su presencia, y como tal fue tratado, como uno cualquiera, hasta el punto que no encontrando alojamiento fue acomodado en una cabaña donde guardaban animales. 

Un rincón humilde donde, los que buscan y quieren, únicamente se puede encontrar la verdad y la libertad. Porque sólo en la humildad está el secreto y la clave de hallar el tesoro que nos descubra lo que buscamos: felicidad y vida eterna. No morir al gozo del amor que siempre ama y nunca muere.

Tratando de abrir nuestro corazón, podemos reflexionar sobre nuestras actitudes ante los acontecimientos que nos depara nuestra vida. ¿Estamos preparados a soportarlo, a darles el debido cumplimiento según la ley? ¿Y aceptamos el recorrido de nuestra vida, tristezas y alegrías, con el gozo de que nuestra verdadera salvación está en JESÚS?

Al parecer, así lo hizo Simeón y Ana la profetiza. Habían esperado mucho tiempo, pero vieron cumplida la promesa. ¿Tendremos nosotros la necesaria paciencia para esperar también esa promesa? No perdamos el tiempo en desesperarnos, sino aprovechémoslo en pedírselo sin descanso. Como aquella mujer al juez que no le atendía.

Ese compromiso de presentarnos ante DIOS, confirmado en nuestro Bautizo, nos descubre la intima relación y vinculación que tenemos con nuestro PADRE. Esa verdad del principio, nuestra nupcia con ÉL, debe marcar el trayecto de toda nuestra vida.

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