lunes, 6 de febrero de 2012

EL CONTACTO CON JESÚS CURA NUESTRA ALMA

Marcos 6, 53-56. Después de atravesar el lago, Jesús y sus discípulos ...

Sabemos por experiencia que estando en contacto con alguien, algo se nos pega. Y sobre todo cuando esa persona es alguien que nos beneficia y nos ayuda a mejorar. Solemos decir usando el refranero español que quien juega con fuego puede llegar a quemarse. De la misma forma, quien se acerca al Bien Supremo, terminará por vivir y llenarse del bien.

Así ocurría con JESÚS, todos querían tocarlo, y para ello tenían que estar muy cerca de ÉL. Y los que lograban tocarle quedaban curados, así que podemos imaginar el gentío y alboroto que se formaba a su paso por cualquier lugar. Pero esas curaciones son curaciones temporales. Me libro ahora de esta enfermedad, pero sé que tarde o temprano volveré a enfermar.

La pregunta brota enseguida, ¿puedo curarme para siempre? O dicha de otra forma, ¿hay posibilidad de permanecer curado y feliz eternamente? Porque eso es lo importante, ¡claro!, si hay posibilidad. Y JESÚS ha venido precisamente para eso, no para salvarnos de nuestras enfermedades de ahora, sino para curarnos la enfermedad de la muerte, y, en su lugar, darnos la vida eterna.

Por eso, ¿es nuestra actitud acercarnos a JESÚS para que salve mi vida eternamente?, ¿o por el contrario lo busco para una sanación temporal y egoísta, por supuesto, equivocada? Porque de nada vale curarme ahora si luego pierdo la vida eterna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.