domingo, 5 de febrero de 2012

¿POR QUÉ TE BUSCO, JESÚS?

(Mc 1,29-39): En aquel tiempo, Jesús, saliendo...

Porque en nuestro caminar hacia el encuentro con JESÚS puede suceder que no esté buscando realmente a JESÚS, sino todos los beneficios que se desprende de encontrarlo y estar a su lado. Así ocurrió con muchos de aquellos que lo buscaban, buscaban su propio interés, su sanación propia a la de algún familiar, y luego...

El encuentro con JESÚS es el encuentro con Aquel que nos libera y nos salva, no ahora y para un tiempo determinado, sino ahora y para siempre. Y ese encuentro no se fundamenta sólo en estar a su lado y seguirle, sino en volver a nacer de nuevo desde el ESPÍRITU. Claro, que eso nos descubre que tenemos que permanecer a su lado, en la oración y en su presencia. Hoy lo sabemos, la Eucaristía, pero los de su época no lo sabían entonces.

Pero, nacer de nuevo es tomar conciencia de que en ÉL estamos salvados por su Amor, Un Amor que nos habla de un PADRE bueno que nos quiere, que nos perdona y nos espera. Y que injertados en ÉL haremos, por su Gracia, su Voluntad.

No dejemos de confiar y de apoyarnos en ÉL. Nuestras obras son sus obras si nos ponemos en sus Manos. ÉL obra en nosotros. Nosotros sólo debemos estar atentos y dejarnos guiar, esa es nuestra libertad, y abandonados en ÉL, tengamos confianza.

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