martes, 20 de marzo de 2012

EL HOMBRE, CENTRO DE LA ATENCÍON DE DIOS

Jn 5, 1-3.5-16 Señor, no tengo a nadie que me meta en la...

Y es que el hombre es la criatura por excelencia del Creador. Dios, enamorado de su criatura, el hombre, centra todo su amor en salvarlo. Y para ello envía a su Hijo, para que entregado hasta la muerte, le redima con su sangre.

Sin embargo, el propio hombre estropea esa amorosa relación con el rechazo a dejarse guiar y conducir según la voluntad de su Creador. Quiere la independencia, guiarse por sus propios medios y seguir sus propios proyectos de felicidad. Y se equivoca, eso lo experimenta por si mismo. Todo lo que vive y deja a su paso no le llena plenamente.

 Siente vacío, desolación, tristeza, confusión... Su vida se pierde en el sin sentido y el caos. Advierte que camina hacia el precipicio y le espera la muerte eterna. Sin embargo, no reacciona, y continúa poniendo en el centro de su vida el dinero, la riqueza, el poder, el beneficio...etc. 

Fundamenta su vida en la productividad, el trabajo y sus ganancias, y todo queda sometido a eso. El hombre está en función de eso, es un puro instrumento en cuanto vale para conseguir el fin propuesto: aumentar la productividad y el beneficio. Por eso, todas esas relaciones que de ello se derivan someten y esclavizan al hombre.

Envidias, ganancias, poder, prestigio, avaricias, egoísmos, intereses... Atesorar riquezas y bienes que avivan nuestra soberbia y nos introducen en la competencia de una lucha esclavizante enfrenta a los hombres  No es malo luchar y superarse, pero sí lo es hacer de eso el fin de nuestra vida.

Y nos cuesta porque nuestra naturaleza caída por si solo no puede liberarse. Necesita la Gracia del Espíritu Santo para vencer, y desenterrar el amor ágape que dormita en nosotros sepultado por el egoísmo y la avaricia, y alimentado por la soberbia.

No se entiende que esa persona estuviese allí 38 años esperando la ayuda de alguien para poder llegar a la piscina y tener la oportunidad de ser sanado.

¿No nos recuerda eso a las listas de espera que hoy padecen muchos paralíticos de nuestro moderno tiempo? Mientras uno tienen el médico esperándole en la puerta de su casa, por decirlo de alguna manera, otros se pasan largo tiempo para poder ser, simplemente atendidos. Luego, cuando las aguas se agitan ya puede ser demasiado tarde para ser curado.

Lo mismo ocurre en el celo del cumplimiento y normas establecidas como un fin para ser mejor o cumplir la Voluntad de Dios. Se traslada al hombre a un segundo plano, y prevalece las normas y los preceptos. ¡NO!, dice Jesús, y superpone todo al hombre, porque es el hombre más que el sábado, que la norma, que el precepto...

Nuestro Padre Dios es el Señor, Señor del sábado, del trabajo, de la economía, del poder, de la riqueza, del prestigio, de... El Señor es el centro de nuestra vida, y el hombre, sus hijos creados por amor, y todo lo que existe, creado por Dios, está al servicio del hombre y para servir al hombre.

Danos la luz, Dios mío, para que los hombres, tus hijos, sepan discernir y entender que es el trabajo y toda su productividad el medio para conseguir que los hombres vivan en paz y como hermanos. Y que sus beneficios sean repartidos para el bien de todos. Amén.

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