sábado, 7 de abril de 2012

JESÚS NOS BUSCA, ESA ES LA DIFERENCIA

¿Estará la parte de atrás reservada para nosotros?

En el hombre hay algo interior que lo impulsa a buscar, a preguntarse, a dar respuestas a muchos interrogantes que lo inquietan. El motor que mueve esa inquietud es el ansia de gozo y felicidad que habita dentro de él. El Creador, puesto que eso no puede nacer de la casualidad o creación espontánea, lo ha puesto en cada uno de sus criaturas. Otra característica que revela la obra de Dios.

Sin embargo, la gran diferencia de la fe cristiana con otras religiones o búsquedas de la verdad estriba en que, mientras son ellos los que buscan, en la cristiana, es Jesús quien nos busca. Nosotros no salimos a su encuentro, sino que es Dios quien sale primero a nuestro encuentro, se encarna en nuestra naturaleza humana y se acerca a nosotros para descubrirnos todo su amor.

En su Hijo, enviado a revelarnos el amor del Padre, Dios nos habla y nos dice cuanto nos ama y lo que quiere para nosotros. Toda la Pasión, el Triduo Pascual, que celebramos estos días pueden sintetizarse en este simple mensaje: ¿Hombre, qué buscas?, ¿a dónde vas?

Jesús viene a buscarnos de parte de su Padre, y nos pregunta qué buscamos nosotros. No cabe duda que todos buscamos ser felices eternamente, pues a esa pregunta Jesús nos responde: A eso he venido de parte de mi Padre, a darte la felicidad eterna, ¿la quieres?

La respuesta es sabida por todos, pues no hay nadie que no quiera ser feliz eternamente. Pero, ¿cómo hacerlo? ¿De qué manera? Y Jesús nos responde: Para eso he venido Yo, para enseñarte el camino y la forma de andar por él. Mira, "Ama, tal y como Yo te amo a ti". Sígueme y veraz.

Estamos meditando y reflexionando estos días sobre la medida de Amor que Jesús entregó por cada uno de nosotros. ¿Qué te parece como nos ha amado Jesús? Dio todo lo que tenía, hasta lo último que le quedaba su Cuerpo destrozado, llagado y hecho una piltrafa. Pero, aún más, dio ya el resto, lo último, su Madre. Nos la entrego como madre nuestra. No se guardó nada para Él. Lo entregó todo.

Nos ha dejado una pedagogía clara y simple de seguirle y de imitarle. Y lo más grandioso, el testimonio y la prueba de la Resurrección. Viviendo como Él, Resucitaremos cómo y con Él. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.