martes, 8 de mayo de 2012

DESPÚES DEL RECHAZO

Mi paz os doy (Jn 14, 27-31a)

Sí, después de rechazar, por el pecado, la oportunidad de vivir gozosamente y eternamente en el paraíso, el hombre entró en el tiempo y sufrimiento. Desde ese momento, el sufrimiento es inevitable en la vida del hombre. 

Unas veces es dolor físico; otras, moral; en otras ocasiones se trata de un dolor espiritual..., y a todos nos llega la muerte. Pero Dios, en su infinito amor, nos ha dado el remedio para tener paz en medio del dolor: Él ha aceptado “marcharse” de este mundo con una “salida” sufriente y envuelta de serenidad.

Se hace difícil explicarlo, solo experimentarlo puede darnos la sabiduría de entenderlo y aceptarlo. Jesús, después de superada su Pasión, aceptada libremente y serenamente, se aparece a los apóstoles ofreciéndoles esa paz que Él ha transmitido siempre y que se experimenta cuando vivimos en la presencia del Padre.

Solo en el Padre nuestro dolor se convierte en gozo, en gozo contenido de saber que estamos aceptando nuestros pecados y siendo perdonados, en su Hijo, por su Muerte y Resurrección. Decir sí a Jesús y aceptar su plan de paz, es decir sí a la Nueva Alianza del Padre tras haber rechazado la primera.

Aceptar el dolor y el sufrimiento hasta la muerte es el camino que restituirá ese rechazo, por el pecado, que nos apartó del gozo del paraíso en el que habíamos sido puestos por el Padre. Pero una aceptación desde la paz de saber que en Él hemos vencido la muerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.