martes, 31 de julio de 2012

EL QUE TENGA OÍDOS QUE OIGA


 - Mt 13, 36-43. Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
(también ver aquí)


porque por falta de decirlo no va a quedar, pero, como muy bien decimos, "el que tenga oídos que oiga", y no se distraiga con las cosas de este mundo. Porque en él convivimos con el mal, y el camino es una lucha diaria entre el bien y el mal.

El Hijo del Hombre, sembrador de la buena semilla, llena el mundo de amor, pero el Maligno, sembrador de la cizaña, lo inunda de mala semilla y de mal. La lucha es constante, día a día. No hay descanso y la oración es nuestra principal arma para vencer.

Los frutos serán recogidos al final, por lo tanto, la hora de nuestra muerte es el momento más importante y grandioso porque en él nos jugamos todo por lo que hemos luchado. No cabe duda que todos queremos lo mejor, y lo mejor es ser feliz y para siempre. 

Pero la cuestión es, ¿cómo lo hemos buscado? ¿Y en dónde? Si somos capaces de dejarnos sembrar por el Sembrador del bien, habremos acertado, más si lo hemos hecho dejando sembrar por el sembrador del mal, es decir, el Maligno, nos hemos terriblemente equivocado, y una equivocación eterna.

Pongamonos en manos del Sembrador del bien para que nuestros frutos sean buenos y, en la hora final, seamos recogidos en el Reino de su Padre. Amén.

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