jueves, 2 de agosto de 2012

HABRÁ CRIBA


 - Del santo Evangelio según san Mateo: 13, 47-53
de buenos y malos, es decir, de aquellos que hayan vivido en el amor y los que no lo hayan hecho. Busquemos criterios para centrar nuestra humilde reflexión. Vivir en el amor significa vivir en el esfuerzo de tratar de olvidarse de uno mismo, y de disponer su actitud en darse a los demás.

Hacer lo contrario es pensar más o solo en uno y no importarle, o importarle poco lo que ocurre a los demás. Tanto una u otra disposición tendrán unas consecuencias, y también un estilo de vida.

Mientras unos se preocupan por construir un mundo mejor, un mundo donde la justicia, la fraternidad, la paz y el amor sean lo primordial y lo imperante. Otros buscan sus propios intereses y someten con injusticias, dictaduras, imposiciones y esclavitudes a los demás. 

Unos hacen y buscan un mundo mejor y compartido, y otros son la causa de que el mundo sea un paraíso para unos y un infierno para otros. 

La conclusión es que nuestra conciencia nos dice que mientras los que se preocupan por otros hacen el bien y buscan el bien; los otros, los que se buscan así mismo solo procuran su bien y no el bien de los demás. Y lo justo sería buscar el bien, el bien común, el bien de todos.

Esa será la criba final, los malos serán separados de los buenos y arrojados al infierno que ellos mismos se han creados. Nadie los habrá condenados sino su propia ceguera por empecinarse en buscar el tesoro en las cosas de este mundo.

Por eso, es tiempo de pararnos, de meditar y de descubrir que la vida que buscamos no está en las cosas, sino que se encuentra en Dios. Un Dios que nos espera, que tiene la paciencia de esperarnos y de aguardar pacientemente a que despertemos y nos demos cuenta.

Pero hay una cosa muy importante, no te enfrentes solo, trata de pedirle su asesoramiento, su compañía y su Gracia, porque solo no lo lograrás. Necesitamos su fuerza y su ayuda, pues sin Él nada podemos. Amén.


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