sábado, 11 de agosto de 2012

LA MEDIDA DE MI FE

 - Evangelio según Mateo 17,14-20. Tiempo


se hace visible en los frutos de mi vida. Una vida sin frutos, es una vida sin fe. Por eso, los apóstoles no podían curar a aquel muchacho que les presentó el preocupado padre. También a nosotros nos ocurre algo parecido.

Sin fe nos es imposible dar los frutos que nuestro Padre espera de nosotros. Jesús demanda fe en Él y en su nombre el Padre nos dará todo lo que pidamos. ¿Verdad que suena a algo ficticio y utópico? No llegamos a estar convencidos, y es que nos pasa lo mismo que les ocurrió a los apóstoles.

Y todos los santos ha experimentado esa experiencia, en cuanto han tenido fe han visto que la Voluntad del Señor se ha hecho presente en sus vidas. Así han logrado cosas que parecían imposible. ¿Seremos nosotros capaces de abandonarnos a esa fe cienga en Él?

Experimentamos que por nosotros no podremos hacerlo. Necesitamos que el Señor aumente nuestra fe, y tomamos conciencia de lo débil e inseguro que somos. Pero nunca perdamos la esperanza y mantengamos la confianza en que el Señor convierta nuestras miserias en frutos de los buenos, de aquellos que mueven montañas.

Sostén, Señor, nuestra paciencia y confianza en Ti, y no dejes que tu Rostro se aleje de nuestro lado para que injertados en Ti demos los frutos que Tú esperas de nosotros. Amén.

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