martes, 16 de octubre de 2012

LAS APARIENCIAS ENGAÑAN...

 Evangelio según San Lucas 11, 37-41

y de nada sirven pues la verdad se escribe en el corazón y ahí llega Dios que lo ve todo.Observo a muchas personas que a la hora de ir a comulgar eligen la fila donde haya un sacerdote dándola. Piensan que la persona (seglar) que la distribuye en la otra fila no es pura. ¿Acaso son puras las de los sacerdotes?

De la misma forma, otros discuten que la Sagrada forma debe ser recibida en la boca y no en las manos. ¿Acaso la lengua es más pura que las manos? Creo que la Palabra de hoy nos viene muy bien para clarificarnos los criterios a este respecto.

No manchan las cosas de fuera sino las que se gestan dentro, porque todo lo que se hace fuera se ha generado dentro previamente. Son las actitudes y las intenciones que nacen en el corazón y la mente las que llevan el mal o el bien. No lo que reluce fuera tiene mucho que ver, sin dejar por eso de tener su importancia, pero lo verdaderamente importante es lo que hay debajo de la alfombra.

Porque de nada sirve ocultar y aparentar limpieza cuando por dentro se está podrido y corrupto. Las verdaderas obras están unidas a la pureza interior. Esas son las que perseveran y se mantienen en la verdad porque provienen del corazón.

Que nuestra vida sea conforme con nuestro pensamiento y obras, y todo lo que se reluzca con brillo y verdad corresponda a lo que se piensa y se siente en el corazón. Te lo pedimos, Señor, a Ti que vives y reina por los siglos de los siglos. Amén.

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