jueves, 8 de noviembre de 2012

NOS CUESTA DOBLEGARNOS...

 LUCAS 15, 1-10. Se ha llamado a estas parábolas
 
 
y pedir perdón, y nos justificamos si se les concede a otros a los que consideramos inferiores. Pensamos que solo nosotros somos los llamados a recibirlos y que los otros, los publicanos y pecadores, son gente enferma y no merecedora del perdón.

¡Grave error el de los fariseos y escribas!, pues Jesús no ha venido a sanar y perdonar a los sanos, sino a los enfermos. Los sanos no necesitan ser curados, ni tampoco los soberbios ser perdonados, pues no se dejarán porque se consideran ya sanados y curados.
 
Sólo necesitan curación los enfermos y también perdón por sus tantos pecados y fracasos. Y a esos son a los que ha venido el Hijo del Hombre a perdonar y curar. A aquellos que se sienten pobres de espíritu y necesitados de la Misericordia del Padre, condición imprescindible para recibir el perdón y la salud.

Nada se podrá hacer si tú no te pones en camino, si tú no dispones tu corazón para abrirte a la Palabra del Señor y humillarte ante su presencia ante su Misericordia. Nada habrá por lo que alegrarse y celebrar, porque siempre será más importante una conversión que noventa y nueve ya convertidos.

Por eso, la alegría es inmensa como si de un tesoro se tratará porque aquel hermano que estaba perdido ha sido encontrado y sanado. Amén.

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