viernes, 21 de diciembre de 2012

NOS RESULTA ILÓGICO...

Lucas 1,39-45 “¿Quién soy yo para que me...


porque nuestra fe es limitada e incapaz de comprender los misterios que esconde el poder de Dios. El mundo es inmenso e incomprensible. No podemos llegar a comprenderlo y se escapa de nuestras capacidades para comprender. 

Tengo que reconocer que me sobrecoge el pensar el origen del Universo y, por supuesto, del hombre. No podemos comprenderlo y solo nos es permitido ir descubriendo algunas cosas que nos ayudan a mejorar nuestro sistema de vida. 

Pero que también nos puede mover a la soberbia y suficiencia creyéndonos seres inteligentes y capaces de dominar y comprender el mundo que nos rodea. Nuestro orgullo nos hace rebeldes y soberbios y rechazamos todo aquello que no comprendemos, porque queremos ser nosotros los dueños de nuestro propio destino.

Sin embargo, la vida es una realidad que palpamos cada día. Las cosas existen, las tocamos y nos experimentamos seres humanos vivos y reales. ¡No es un sueño, vivimos y existimos! Alguien nos ha tenido que crear y crear también todo lo que existe a nuestro derredor, lo que vemos y no vemos.

Pues bien, si ese Creador ha hecho y sostiene cada día todo lo que sustenta nuestra vida, ¿por qué no puede hacer su propia historia de la manera que Él ha pensado y querido? Cuando llego a este punto, mi corazón se abre y se llena de gozo, porque acojo con alegría y fe a ese Niño Dios que se hace humano como nosotros y nos revela que Dios es nuestro Padre y que nos ama con locura hasta entregar su Hijo en una muerte de Cruz por nuestra redención.

Dejemos que nuestro corazón se haga pesebre y acoja a ese Niño Dios que se ofrece a nacer dentro de nosotros para transformar nuestro corazón de piedra en un corazón de carne empapado de amor. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.