jueves, 1 de noviembre de 2012

NADIE HA PENSADO, COMO JESÚS, EN LOS DEMÁS

 Mateo 5: 1-12… Bienaventurados

Porque toda su vida fue pensada para, olvidado de sí, entregarse al otro. Por eso, el discurso de la montaña define las características de toda su vida. Y marca también la actitud de Jesús en la vida. Es el desvalido y marginado su preferente, porque es  el necesitado de curación y salud.

Por eso, su misión es anunciar al pobre y perdido la salvación. Darles esperanzas de sentirse salvados y protegidos; darles esperanzas que poseerán el Reino de los Cielos; darles esperanzas que serán consolados y llamado hijos de Dios; darles esperanzas que serán saciados, perdonados y verán a Dios y que alcanzarán misericordia en cuento sean misericordiosos.

Son bienaventurados los hambrientos y sedientos de justicia, los que luchan por la paz y son bien intencionados, limpios de corazón. Son bienaventurados todos aquellos que son insultados, ridiculizados y acusados con mentiras por la causa de Jesús porque tendrán gran recompensa en el cielo.

Por eso, es bueno el camino que cansa, que agota, que complica, que se torna duro y se hace difícil de recorrer por causa de seguir a Jesús, porque esos síntomas indican que ese camino es el camino del Tesoro, de ese Tesoro perdido que hemos hallado y lo guardamos dentro de nuestro corazón.