jueves, 31 de enero de 2013

LA LUZ DE NUESTRA VIDA

Mc 4,21-25

Hay mucha gente que no conoce la Luz, esa Luz con Mayúscula que debe guiar y alumbrar nuestra vida. Se quedan en pequeñas luces que alumbran con sombras también. En pequeñas luces que no terminan por clarificar el camino que debemos seguir, y que confunden y despistan.

Luces que no aclaran por donde deben guiarse nuestros pasos, y corremos el riesgos de dirigirnos y no encontrar el camino que nos salve de precipitarnos al vacío. Estamos necesitados de una luz Principal que alumbre a esas pequeñas luces por las que transcurre nuestra vida, y de esa forma, nos perdernos de encontrar esa puerta angosta que nos conduce a la salvación.

Y, en el camino de nuestra vida, necesitamos que nuestra pequeña luz, alumbrada por la Luz Principal, sea luz para otras también pequeñas luces que, desenfocadas, no están injertadas en la Luz Principal. Porque si no conocemos la Luz que alumbra de forma total e integra nuestra vida, terminaremos oscurecidos por las sombras de incipientes y débiles luces que nos llevarán al abismo de la perdición.

Por eso, debemos levantar nuestra luz con alegría y alumbrar a todos aquellos que permanecen alumbrados con luces caducas, sin suficiente carga para recorrer sus vidas con garantías de salvación, y llenarlos de la batería del amor, ese amor que mantendrá la luz siempre encendida y reflejando el rostro de Dios. Amén.

miércoles, 30 de enero de 2013

LA SIEMBRA DE CADA DÍA

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Marcos 4: 1 – 20

La vida no para. Cada día despierta el mundo, un mundo que se acuesta y se levanta. Muchos lo hacen a horas de luz, pero la mayoría se acuestan cuando cae la noche. Así y todo, cada día amanece con un sol diferente y unas nuevas ilusiones. Y hay siembra, se siembra las acciones de amor que ese día brotarán dentro del corazón de aquellos que la han acogido con humildad, con sencillez y con entrega de servicio.

Y darán sus frutos, unos en el momento, otros más tarde y otros en el trascurso de los años. Sin embargo, lo importante es dar esos frutos. Frutos que dependerán de la acogida de esa Palabra sembrada y del calor con la que sea cuidada. 

Depederá de no dejarla al alcance de los pájaros que pululan por los caminos y se la pueden comer. Dependerá de que no caiga en terreno pedregroso y su raiz no tenga profundidad. Dependerá de que nazca entre abrojos y sea ahogada en su crecimiento matando sus frutos. Sólo dependerá de que sea acogida en tierra agradecida, bien abonada, regada con el agua del amor para dar buenos y abundantes frutos.

Seamos abiertos a esa Palabra sembrada para que nuestro corazón, bien abonado, sea capaz de dar los frutos de amor que el Padre espera de cada uno de nosotros.


lunes, 28 de enero de 2013

EL MOMENTO OPORTUNO

(Mc 3,31-35)


A la hora de transmitir la fe es muy importante buscar el momento oportuno. Depende mucho de hallar ese momento para que nuestras palabras tengan eco en aquellos que nos escuchan, pero también se hace muy necesario saber encontrarlo.

Jesús sabe aprovechar toda ocasión para transmitirnos la Buena Noticia que el Padre le ha enviado a proclamar, y aprovecha ese momento en que su Madre y amigos le buscan y le envían a llamar.  No es su Madre una cualquiera ni tampoco sus hermanos. Su Madre es su Madre precisamente porque, primero, cumple la Voluntad de Dios. Por eso ha sido elegida su Madre.

Sus palabras, en lugar de desprestigiar a su Madre, la eleva a la dignidad más grande que una criatura puede tener: "Cumplir la Voluntad de Dios", y porque ha hallado Gracia ante Dios, es elegida para ser Madre de su Hijo Jesús. Y también, los apóstoles, son verdaderos hermanos porque cumplen la Voluntad de Dios.

Y es que, en la medida que nuestra vida sea entregada en servicio a los demás, seremos verdaderos hijos de Dios, porque, amar como Jesús nos enseña a amar, es cumplir la Voluntad de su Padre Dios.

TU SOBERBIA PUEDE PERDETE PARA SIEMPRE

(Mc 3,22-30)



Es necesario reconocer que somos soberbios. ¿Quién no lo ha sido, y continúa siéndolo todavía hoy en muchos momentos de su vida? Nadie puede negarlo, somos soberbios por naturaleza y nos cuesta admitir nuestros errores y que somos débiles y nos equivocamos.

Somos pocos, por no decir todos, que no damos el brazo a torcer sino cuando ya nos consideramos perdidos y no nos queda otro remedio. Incluso, así y todo buscamos una salida orgullosa para no pasar por la vergüenza de sentirnos humillados. Nuestra soberbia siempre nos puede.

Y nos puede hasta el punto de cegarnos, cerrar nuestro corazón y no apreciar que Jesús es el Hijo de Dios. Somos capaces de rechazar la asistencia y sabiduría del Espíritu Santo que nos prepara y nos ilumina a fin de que entendamos y nos dejemos llenar de humildad. Y eso ya es muy grave, porque todos nuestros actos de soberbia son perdonados, pero el rechazar la asistencia del Espíritu Santo no nos deja otra opción sino la de condenarnos por nosotros mismos.

Pidamos al Señor que no cerremos nuestros corazones, sino que lo mantengamos abierto a la acción del Espíritu Santo, para que con su don de consejo, de inteligencia, de fortaleza, de sabiduría, de ciencia, de piedad y de temor de Dios, seamos capaces de, abandonados en sus Manos, abrir nuestros corazones y dejarnos guiar por su acción. Amén.

domingo, 27 de enero de 2013

EN MÍ SE CUMPLE LA ESCRITURA

(Lc 1,1-4;4,14-21)


Así es, en Jesús de Nazaret se cumple la Escritura, y todo cobra un renovado aire fresco y se actualiza en su Persona Por eso, Él tiene Palabra de Vida Eterna, porque en Él se cumple todo lo profetizado. Ya no hay duda ni desconfianza. Hay Alguien, Único en quien podemos creer.

Este mundo anda algo perdido, desorientado y sin rumbo. La palabra se ha perdido y se experimenta poca confianza hasta en los grandes amigos. Nos cuesta creer y confiar. Las palabras se las lleva el viento y se hace difícil hacerse creer. Todo se desmorona y las intituciones, los políticos, los cargos públicos, y hasta dentro de la misma Iglesia se nos hace difícil creer.

¿A dónde ir? ¿A quién acudir? ¿Dónde podemos encontrar palabra de vida eterna. Sólo Tú, Señor, nos transmite seguridad, confianza y Palabra de Vida Eterna. En Ti se cumple todo, y a Ti queremos seguirte. ¡Habla, Señor, que tus siervos escuchan!

Envíanos también tu Espíritu, para que podamos encontrar las fuerzas y las energías necesarias para recorrer el camino de este mundo en tu presencia y en tu verdad. Que sea la estrella de tu Amor aquella que nos guíe por el camino que nos lleva hacia Ti. Amén.

sábado, 26 de enero de 2013

LA FE, COSA DE LOCOS

(Mc 3,20-21): En aquel tiempo, Jesús volvió a casa y se aglomeró otra vez la muchedumbre de modo que no podían comer. Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de Él, pues decían: «Está fuera de sí».


Sí, dos mil trece años después se sigue creyendo lo mismo por la mayoría. Hubo una Estrella que anunció el acontecimiento más grande que iba a producirse en la historia del mundo. Se anunció y se produjo, y sigue hoy todavía produciéndose ese acontecimiento en el corazón de cada hombre, pero son muy pocos los que descubren a esa Estrella, y menos aún los que la siguen.

En el momento histórico del hecho en sí, sólo tres Magos de oriente se decidieron a seguirla. ¿Qué ocurre hoy? ¿Somos muchos más los que la seguimos? Incluso yo tengo que preguntarme si realmente la sigo, o sigo una determinada estrella que yo mismo me he creado. Sí, es una pregunta que debemos hacernos todos cada día.

¿La estrella que he seguido en mi vida es aquella Estrella que alumbró en Belén y que sigue alumbrando hoy a todos los hombres que se dejan alumbrar? ¿O por el contrario es una estrella que persigue mis propios fines, metas y egoísmos a pesar de creerme que sigo al Señor? ¿Cómo puedo desengañarme de eso?

Sólo se me ocurre ponerme en tus Manos, Dios mío, y dejar que seas Tú quien verdaderamente me alumbre el camino juntos a mis hermanos. Para ello te suplico me llenes de paciencia, humildad y esperanza en la medida que me esfuerzo en caminar con mis hermanos.

viernes, 25 de enero de 2013

PREDICAR Y PREDICAR

CONVERSIÓN ES CAMBIAR DE RUMBO (Mc 16, 15-18)

Porque el Tesoro recibido no se puede guardar y mantenerlo oculto. Es más, hay que invertirlo y ponerlo a producir. Un tesoro que no produzca y sea rentable no es un tesoro. Es más bien una carga y un peso que no tiene valor ni vale para nada. Lo bueno es bueno porque se puede compartir.

Por eso, el Tesoro recibido en nuestro Bautismo es un Tesoro que estamos obligados libremente a compartir. A compartir para que los que no lo saben o no lo conocen tengan la oportunidad de conocerlo, y conociéndolo disfruten y lo compartan con otros.

Todos estamos llamados a recibir ese Tesoro, pues nuestro Padre Dios nos lo da a todos por igual. Sin embargo, muchos dependerán de que nosotros no dejemos ese tesoro guardado en nuestro corazón, sino que lo proclamemos al exterior para que otros, conociéndolo, gocen de la alegría, felicidad y paz que nos proporciona ese Mensaje de salvación.

jueves, 24 de enero de 2013

TODOS ACUDIAN A ÉL

Evangelio San Marcos 3,7-12.


Jesús congrega y atrae a todos aquellos que buscan sanación. Pero Jesús no solo los cura de las enfermedades, sino que les perdona los pecados. Necesitamos con más urgencia sanar nuestra alma que nuestro cuerpo, pero no advertimos esa necesidad.

Incluso hoy, nos preocupamos mucho de los cuidados de nuestros cuerpos, y no advertimos la necesidad más urgente de cuidarnos de nuestra alma. Es ella la que importa, pues mientras nuestros cuerpo es caduco, nuestra alma está llamada a la eternidad.

Todos convergemos en Él, y aspiramos a esa unidad tal y cómo Él nos lo dice: «Que todos sean uno, para que el mundo crea» (Jn 17,21). ¿Son nuestras parroquias comunidades que sirven de ejemplos para aquellos alejados o ateos? ¿O va cada cuál a su antojo y capricho buscando lo que le interesa?

Los demás nos miran y observan nuestra manera de comportarnos, de celebrar y vivir esa fraternidad que proclamamos, y mientras no la vivamos en Jesús y con Jesús, no estaremos siendo testigos para el mundo que nos ve.


miércoles, 23 de enero de 2013

EL HOMBRE, CENTRO DE LA LEY

 (Mc 3, 1-6)

Se hace necesario legislar y tener leyes que regulen la vida de los hombres. Sin referencias que nos marquen un camino estaríamos desorientados. Sin embargo, eso no debe cegarnos hasta el punto de que las leyes se antepongan al bien y derecho de los hombres.

Son las leyes las que deben estar para proteger y defender el derecho del hombre a la Ley Natural. Es el hombre el centro y motivo principal para que existan leyes que lo distinga y singularice de todo lo que existe. Porque todo está hecho para bien y salvación del hombre.

No es la ley la que determina el qué y por qué del hombre, sino que es la ley la que debe estar en función de defender y proteger los derechos del hombre. Así, toda ley que regule una norma debe ser incumplida cuando esa norma atente contra el bien del hombre. Es el sábado o domingo día de descanso, pero ese descanso debe estar sometido al bien común del hombre.

Ahora, también debemos determinar cuales son esos bienes del hombre, porque podemos estar defendiendo egoísmos y ambiciones que no ayudan a la dignidad propia del hombre. Así, muchos derechos inviolables de la dignidad humana son violados en beneficio de intereses económicos e ideologías partidistas. 

Siempre será prioritario salvar una vida humana a matarla, y nunca se podrá anteponer la ley a este derecho inviolable del hombre. Está la ley para servir, y no al revés. Si así fuera dejaría de ser ley y pasaría a ser dictadura e imposición. Por eso, Jesús fue perseguido, porque aplicó la ley en defensa del hombre y no al revés.