lunes, 28 de enero de 2013

TU SOBERBIA PUEDE PERDETE PARA SIEMPRE

(Mc 3,22-30)



Es necesario reconocer que somos soberbios. ¿Quién no lo ha sido, y continúa siéndolo todavía hoy en muchos momentos de su vida? Nadie puede negarlo, somos soberbios por naturaleza y nos cuesta admitir nuestros errores y que somos débiles y nos equivocamos.

Somos pocos, por no decir todos, que no damos el brazo a torcer sino cuando ya nos consideramos perdidos y no nos queda otro remedio. Incluso, así y todo buscamos una salida orgullosa para no pasar por la vergüenza de sentirnos humillados. Nuestra soberbia siempre nos puede.

Y nos puede hasta el punto de cegarnos, cerrar nuestro corazón y no apreciar que Jesús es el Hijo de Dios. Somos capaces de rechazar la asistencia y sabiduría del Espíritu Santo que nos prepara y nos ilumina a fin de que entendamos y nos dejemos llenar de humildad. Y eso ya es muy grave, porque todos nuestros actos de soberbia son perdonados, pero el rechazar la asistencia del Espíritu Santo no nos deja otra opción sino la de condenarnos por nosotros mismos.

Pidamos al Señor que no cerremos nuestros corazones, sino que lo mantengamos abierto a la acción del Espíritu Santo, para que con su don de consejo, de inteligencia, de fortaleza, de sabiduría, de ciencia, de piedad y de temor de Dios, seamos capaces de, abandonados en sus Manos, abrir nuestros corazones y dejarnos guiar por su acción. Amén.

2 comentarios:

  1. Es muy dificil realizar ese examen constante que hace falta para darnos cuenta de que, aún cuando creemos que estamos actuando bien, puede haber un poso de soberbia detras. La humildad verdadera solo podemos conseguirla a base de oración y examen de conciencia.

    ResponderEliminar
  2. Igual que muere la semilla y da lugar a la planta, al árbol y a los frutos, también nosotros, sin darnos cuenta, iremos dejando que nuestro corazón pase de estar endurecido a suave, a humilde y a dejar de ensoberberce. Y todo por la Gracia de Dios.
    Un fuerte abrazo en Xto. Jesús.

    ResponderEliminar

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.