domingo, 17 de febrero de 2013

¡TENTACIONES!

Lc 4,1-13


Nuestra vida está llena de tentaciones. Somos débiles, de naturaleza pecadora, y proclives a caer en tentación. Va a ser una constante en nuestra vida, por lo tanto, tenemos que estar preparado y armado para luchar contra ella.

Pulso con Satanás. Duelo y enfrentamiento que el Hijo del hombre no esquiva, asume, encara. El Espíritu Santo le acompaña. ¡Al mal siempre se le ha de mirar de frente! Hay que plantarle cara. Nosotros también tenemos la promesa de la compañía del Espíritu Santo, y la referencia de Jesús de cómo tenemos que enfrentarnos y luchar. 

Jesús es nuestro guía y nuestro ejemplo. Entremos también nosotros en este duelo, en este cara a cara con las fuerzas del mal, sin miedos ni complejos. Afrontando la tentación mirándola a los ojos. 

Sé de mis imperfecciones, de mis pecados. Cada día es una lucha contra mí naturaleza caída. Mi pereza, mi autosuficiencia, mi soberbia, mi orgullo y vanidad. No me acepto indigente, necesitado del amor de Dios. Me creo superior, capaz de resistir el hambre de mis propias ambiciones. Fuerte y poderoso en mis ideas y convicciones. Incluso dentro de mi familia. Estoy rodeado de peligros y tentaciones.

Y te necesito a Ti, Dios mío, en el Espíritu Santo, para en Él combatir y luchar, en mi propio desierto, por mantenerme en la presencia de tu Rostro, Dios mío, y no desfallecer. Sé que contigo seré mayoría aplastante, pero también sé que cada día despertaré con una nueva batalla. ¡Que nunca pierda las fuerzas y el espíritu de emprender la hermosa lucha de mantenerme en tu Gracia, Padre mío!

2 comentarios:

  1. Me uno a tu oración.La tentación siempre está ahí, muchas veces más cerca de lo que pensamos. Recuerdo unas palabras de Benedicto XVI donde dice que el demonio es un gran teólogo. Debemos pedir mucha sabiduría para discernir, y humildad para obedecer. Un abrazo!

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  2. Nuestro camino es un camino de tentaciones. Por eso la fe es imprescindible, la necesitamos en cada instante de nuestro camino. Y, de la misma manera, también necesitamos el auxilio y la asistencia del Espíritu Santo.
    Un abrazo en el Señor.

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