martes, 30 de abril de 2013

HAYA PAZ

(Jn 14,27-31a)


Porque solo en la paz se puede ver la verdad. El mundo no tiene paz porque se apoya en la lucha por el poder, por el saber, por el tener, por el ser más que el otro...etc. No debemos caer en la paz del mundo, porque la paz que da el mundo es falsa y se fundamenta en la mentira.

Jesús nos da la verdadera paz, una paz que descansa en el Amor del Padre y al que regresa, pero nos promete que volverá a nuestro lado. Y su Palabra siempre se cumple porque es Palabra de Verdad y de Paz. Jesús nos enseña que la Voluntad del Padre es lo primero en su vida porque el Padre es más que Él. 

Jesús nos revela su amor por el Padre y su perfecta obediencia porque lo que el Padre le manda, Él lo hace. Así debemos proceder nosotros, hacer como Jesús, siguiendo sus enseñanzas, la Voluntad del Padre. Y para eso debemos injertarnos en Jesús, porque con Él nada tememos y toda dificultad venida de este mundo la podemos superar.

lunes, 29 de abril de 2013

CONOCER PARA AMAR

(Jn 14,21-26)

No hay ninguna duda que para amar hay que conocer. Eso supone diálogo y presencia para abrir la vía del conocimiento mutuo. Hay tres condiciones básicas para que el diálogo se produzca: 1º Abertura - 2º sinceridad y 3º comprensión. Si falta alguna de ellas, el diálogo sale adulterado y el conocimiento no se percibe ni se adquiere plenamente en lo que cabe y puede.

Y digo esto, porque en esta vida nunca llegaremos a la plenitud del conocimiento ni de otras cosas. Esta vida es un camino de perfección, y en ello necesitamos el amor para perdonarnos nuestras deficiencias, errores y limitaciones. Siempre con la buena y sana actitud de corregirnos, pero también con el esfuerzo de sabernos perdonados.

Conocer a Jesús es conocer al Padre. Y ese conocimiento nos lleva a conocer sus Mandamientos. Conocidos podemos guardarlos, y quien los guarda, realmente le ama. Y quien ama a Jesús, ama también al Padre. Y ese amor nos comprometerá en el amor a los demás hombres, sobre todo a los enemigos.

Pero esto no lo podremos hacer solo. Empeñarse en amar, amar en todos los aspectos es cosa muy difícil, imposible para nosotros solos. Necesitamos el auxilio del Espíritu Santo, porque se trata de morir a nuestro egoísmo, a nuestras apetencias, a nuestros caprichos y egos personales, y solo con la asistencia del Espíritu Santo podremos llegar a la madurez plena del amor.

domingo, 28 de abril de 2013

TODO CONSISTE EN AMAR

(Jn 13,31-33a.34-35)


Hay muchos caminos por los cuales podemos andar. Muchos caminos que nos llenan de satisfacciones y alegrías, pero solo uno albergará la alegría y la vida eterna. Todos los demás terminaran en la nada, tienen fecha de caducidad y nos dejarán insatisfechos.

Hay, pues, un solo camino que conduce a la verdadera felicidad eterna, y ese camino es el amor. Sólo en el amor y amando lograremos lo que todos buscamos. Es lo que Jesús nos propone hoy, el mejor bien para nosotros: que nos amemos unos a otros como yo os he amado. La señal por la que conocerán que sois discípulos míos, será que os amáis unos a otros».

No hay otro camino, solo el amor. En el atardecer de nuestra solo se nos juzgará por el amor que hemos repartido y compartido con los demás, así que todos nuestros esfuerzos y súplicas van dirigidos para conseguir amar. De nada nos servirá esforzarnos en estar cerca de Jesús, celebrar muchas Eucaristías, rezar muchas oraciones y hablar con Él si al final no amamos a nuestros enemigos.

Una sola cosa debemos pedir: Convierte Señor nuestro corazón soberbio y orgulloso, en un corazón humilde y abierto al amor a los demás, sobre todos a nuestros enemigos. Amén.

sábado, 27 de abril de 2013

¡SEÑOR, MI FE ES PEQUEÑA, AUMÉNTALA!

(Jn 14,7-14)


Ver a Jesús es también ver a Dios Padre: «Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto». Son Palabras de Jesús que le dirige a Felipe ante su desconcierto y despiste. El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. 

Jesús nos invita a creer en Él, al menos por las obras, y nos promete que:  el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si pedís algo en mi nombre, yo lo haré».

Es para ponerse a temblar porque nuestra fe, al menos la mía,  queda al descubierto, pues me siento incapaz de hacer las obras que hizo el Señor. Sin embargo, no dejo de esforzarme en creerlo y pensar que para el Señor nada es imposible, pero descubro que la fe es un don de Dios y a Él debo suplicar que la aumente hasta el punto de que en su Nombre seremos capaces de realizar prodigios siguiendo su Voluntad y por verdadero amor.

viernes, 26 de abril de 2013

EN, CON Y POR JESÚS AL PADRE

(Jn 14,1-6)


Jesús es nuestra esperanza, es nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida. Nada debe ni puede turbar nuestra paciencia y nuestra alegría. Él nos prepara un lugar para cada uno de nosotros. Nos lo ha dicho y su Palabra se cumple. Es Palabra de vida eterna.

Y nos recuerda que sabemos el camino. No debemos perdernos y para eso debemos estar muy atentos e injertados en Jesús. Hay un lugar donde está sustancialmente vivo bajo las especie de pan y vino. Allí mora el Señor, y se hace siempre alimento para fortalecernos en cada paso del camino de nuestra vida.

El verdadero Tesoro está en la Eucaristía. Tenemos al Señor Vivo, alimento y fortaleza para no desviarnos del Camino, de la Verdad y de la Vida y alcanzar en Él ese lugar que nos tiene prometido para permanecer junto a Él para toda la eternidad.

Es verdad que el camino se presenta lleno de dificultades, de tropiezos, de tentaciones, de apetencias, de obstáculos que nos debilitan y nos hacen flojear hasta el punto de tambalearnos y dudar, pero Jesús está ahí, cerca de nosotros y vivo en el Sagrario. Tomemos su Cuerpo y Sangre, y no desfallezcamos porque su Gracia nos mantiene de pie, erguido y fortalecidos para seguir sus huellas y continuar con firmeza el camino.

jueves, 25 de abril de 2013

SOMOS PORTADORES DE LA BUENA NUEVA

(Mc 16,15-20)


Una cosa es primordial y primera, para llevar el Evangelio hay primero que creer en él. Es difícil transmitir algo en lo que no se cree. Por eso, Jesús nos habla de creer: "El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará".

Posiblemente no tendremos una fe ciega cuando no transmitimos el Mensaje de salvación tal y como Jesús nos envía y dice. Pero sí sabemos que hay muchos, empezando por los apóstoles, que cumplen lo que Jesús les ha dicho, y también en ellos se cumple lo que Jesús les ha prometido.

Hay muchos santos que evangelizan acompañados de las señales por Jesús prometidas. Sólo nos basta mirar la historia de la Iglesia que arranca en Pentecostés. "Jesús está vivo", es el testimonio de esta cita del Evangelio, que narra la vivencia de Emiliano Tardif, un enviado que cree y cumple con la promesa de Jesús al enviarlo a proclamar el Evangelio. Recomiendo ese libro: "Jesús está vivo" Emiliano Tardif por José H. Prado, de ediciones San Pablo.

Señor, danos esa fe que nos mueva y nos de la vida de transmitirte sin titubeos ni desconfianza. Danos el valor de vivir en Ti la vivencia de tu Palabra y tu Vida. Amén.


miércoles, 24 de abril de 2013

LA PALABRA DESCUBRE MIS PECADOS

(Jn 12,44-50)


No necesito ser juzgado, pues la Palabra del Señor me juzga por mis actos. Sabemos, en la mayoría de los casos, cuando hemos actuado bien o mal, y no siendo así, la Palabra del Señor nos aclara nuestra conciencia y nuestra actuación. Uno se da cuenta cuando ama o cuando se ama, y eso determina el bien o el mal de tu propio ser y obrar.

Lo más difícil de aprender en vida es qué puente hay que cruzar y qué puente hay que quemar (Bertrand Russell). Pero esos puentes que se interponen en el camino de nuestras vidas, si son alumbrados por la Palabra de Dios, serán cribados a la derecha o a la izquierda y respectivamente quemados los de la izquierda, porque esos puentes, a la izquierda de la Palabra, esconden la mentira, la apariencia, el engaño y el egoísmo.

«El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue: la Palabra que yo he hablado, ésa le juzgará el último día; porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar, y yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso, lo que yo hablo lo hablo como el Padre me lo ha dicho a mí».

martes, 23 de abril de 2013

¡IMPACIENCIA!

(Jn 10,22-30)


La impaciencia nos acorrala y nos exige una conclusión: "No esperar más". Eso conlleva una elección, una elección rápida, desesperada y sin la debida reflexión. Es entonces cuando el diablo, que está siempre ahí y pendiente de nuestras señales de debilidad, entra en la partida y ayuda a tomar la peor decisión: "Exigir respuestas según nuestra razón y voluntad".

Hemos decidido, entonces, no tener en cuenta la Voluntad del Padre, sino proceder según la nuestra. Y en eso se esconde el secreto del problema. Jesús nos invita a aceptarle, aceptarle según la Voluntad del Padre, y lo que el Padre le ha dado: "Sus obras y su Palabra". Pero nosotros, sabios de este mundo, queremos que proceda según nuestras voluntades y exigencias.

Y cerramos nuestros ojos. No vemos sino por nuestra razón y soberbia. Queremos que nos lo diga según nosotros entendemos y vemos. Imponemos nuestra voluntad a la del Padre. ¡Dios mío!, ¿qué hacemos? Ante todo esto, Jesús, lleno de paciencia y más lleno de amor, porque la paciencia nace del amor, nos responde:

 «Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno».

lunes, 22 de abril de 2013

VIDA EN ABUNDANCIA

(Jn 10,1-10)


El motor que nos empuja cada día a la lucha diaria no es otro que el impulso a vivir, a vivir eternamente en el gozo y la felicidad. Es la energía que nos mueve en cada momento. Nadie busca estar mal sino permanecer en el bienestar y gozo. A este respecto, me hizo mucha gracia la expresión de un niño de tres años y medio cuando sintiéndose mal dijo: "Mamá quiero sentirme como ayer, como el año pasado".

Quizás nos pase a nosotros lo mismo. Siempre deseamos sentirnos felices, como en tiempos pasados, y sentimos miedo y malestar cuando nos sentimos mal. Y por mucho que buscamos, siempre acabamos perdiendo esa vida de felicidad que tanto nos gusta y buscamos.

Hoy, Jesús nos dice: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia».

¡Señor, Tú tienes Palabra de vida eterna, y en Ti creemos! Danos la luz para ver el camino que conduce a tu Puerta y ayudanos a pasar por ella para estar a salvo bajo tu protección y gozar de vida en abundancia. Amén.

domingo, 21 de abril de 2013

LLENARNOS DE OTRAS COSAS

(Jn 10,27-30)


No cabe duda que en la vida buscamos vida. Vida que se traduce en sentirnos felices y satisfechos; vida que significa sentirnos inmensamente llenos de paz y de amor; vida que nos colma de eternidad. Pero el secreto de la vida se esconde en la forma y lugar donde buscamos.

Muchos buscamos donde no debemos y desesperamos al buscar en lo perecedero y caduco. No se puede encontrar vida eterna donde solo hay vida caduca. Las cosas de este mundo no nos satisfacen de forma eterna, sino que son pasajeras e incompletas. El mundo no es el lugar de la vida sino de la muerte, y para nosotros, hijos de Dios, es solo un camino de salvación.

En el Señor estamos seguros y en Él encontraremos la felicidad plena y la vida eterna. Él es el Pastor que da la Vida por sus ovejas, que las protejes y cuida que ninguna se pierda. Siempre tendremos su protección y sus cuidados. Nunca nos abandona y en Él encontraremos la paz y la felicidad que buscamos. Todo dependerá de nuestra fe y confianza.

sábado, 20 de abril de 2013

VENCER A NUESTRA RAZÓN


 (Jn 6,60-69)

Hay muchas maneras de ver las cosas. Una sería la de no creer sino en aquello que la razón pueda entender, o, en otras palabras, se pueda demostrar y ver. Tomás fue uno de los apóstoles que experimentó esa experiencia y que, por la Gracia de Dios, tuvo la oportunidad de comprobarlo por sí mismo.

Sin embargo, Jesús afirmó que serán dichosos aquellos que crean sin ver. Porque esa es la otra cara de la razón: "Creer por la fe y la confianza de Aquel que me lo dice". Es decir, creer por la Palabra de Dios. Me basta su Palabra, porque con su obra y entrega por amor dando la vida por cada uno de nosotros, tengo suficiente.

Tenemos la limitación de que nuestra razón jamás podrá entender tal misterio porque es superior a nuestra capacidad de entendimiento. Los apóstoles y discípulos experimentaron ya esa enorme dificultad, y solo por la Gracia de Dios podremos entenderlo. La fe es un don de Dios que hay que pedir, pero también confiar en que Él nos lo dará. No cuando nosotros queramos, sino cuando Él lo quiera.

Pido humildemente al Padre Dios que aumente nuestra fe, pero también doy las gracias por la que tenemos en estos momentos. Por tantos amigos blogueros y no blogueros que con su esfuerzo y confianza en el Señor mantienen la llama de la fe encendida y ardiente en el amor del Padre a cada uno de sus hijos.

viernes, 19 de abril de 2013

¡QUIERO VIVIR ETERNAMENTE!

 
Jn 6, 52-59

(Jn 6, 52-59): En aquel tiempo, los judíos se pusieron a discutir entre sí y decían: « ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?». Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre». Esto lo dijo enseñando en la sinagoga, en Cafarnaúm.

Todavía hoy seguimos discutiendo y poniendo en duda las palabras de Jesús. Nunca entenderemos que su Cuerpo y su Sangre son el verdadero alimento que nos da la vida y la eternidad. Por el contrario, cegados por la luz del mundo continuamos buscando el elixir de la eterna juventud en las cosas caducas de este mundo.

La clave está en preguntarnos. ¿Cuándo vamos a decidirnos a creer en su Palabra? El tiempo es oro, porque no disponemos de todo el que queramos. Quizás cuando nos decidamos ya no tendremos tiempo. El mensaje es bastante claro, no merece ninguna reflexión porque se trata de creerlo o no. Pruebas y razones hay muchas, solo necesitas buscarlas fuera de este mundo, pues aquí todo es caduco, y lo caduco nunca podrá darte ese deseo inmenso de felicidad y eternidad que ansías.

jueves, 18 de abril de 2013

¿DE QUIÉN ME FÍO?


(Jn 6,44-51)

El problema que el hombre tiene hoy es la confianza. ¡No tenemos en quien confiar! Cuando menos lo espera salta la liebre y te experimentas traicionado, engañado. Ya se ha perdido hasta la confianza en los bancos y en las autoridades. Los políticos y gobernantes no nos dan crédito en su bien y justo obrar. Todo se desmorona como un castillo de naipes.

Incluso, la familia está en peligro. Los esposos desconfían el uno del otro. La palabra dada hoy, mañana puede ser incumplida. No hay confianza; no hay palabra; no hay fidelidad; no hay responsabilidad. ¿Hacia dónde camina el hombre?

Sin embargo, hay Alguien que habla en Verdad, Justicia y Verdadero Amor. Todo lo profetizado en Él se ha cumplido, hasta su Resurrección. No hay engaño en Él y su Verdad da esperanza al hombre. Sí, su camino no es de rosa, está lleno de espinas, pero no lo oculta, lo dice y lo descubre. Él es el primero en recorrerlo, y también el primero en salir victorioso. Nos promete la victoria y el tesoro que todos buscamos. ¿Por qué no le escuchamos con atención?:

 Jesús dijo a la gente: «Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; éste es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo».

miércoles, 17 de abril de 2013

HAMBRE Y SED DE VIDA ETERNA

(Jn 6,35-40)


No hay otra cosa más importante para el hombre que perseguir la vida eterna. Por eso se mueve y trabaja; por eso se esfuerza y estudia; por eso es capaz de darlo todo, porque quiere vivir para siempre. Imaginar otra cosa es perder la verdadera razón y sentido de la vida. El hombre busca la felicidad en la eternidad. Esa es la verdadera razón de su hambre y su sed.

Y Jesús, enviado del Padre, conoce cual es la Voluntad del Padre: "Darnos esa felicidad eterna", y nos la ofrece: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed. Na hay nada tan claro, sin lugar a ninguna duda ni confusión, que estas Palabras de Jesús. Nadie podrá alegar ni justificar que no ha entendido. Quizás, sí, podrá decir alguno que no lo ha oído porque otros se han callado y despreocupado de decirlo.

Por todo ello, pensar que la Misericordia de Dios nos libra de toda responsabilidad, es pensar muy laxamente y tomarse las palabras de Jesús a la ligera. Tenemos una gran responsabilidad: "Ir al encuentro del Señor y creer en Él". Si esto no lo hacemos de forma seria, responsable y comprometida tengamos en cuenta que nuestra eternidad puede estar en peligro.

Seamos sensatos y pidamos al Espíritu Santo que nos fortalezca y nos guíe por el camino que conduce al encuentro de Jesús y a vivir en el ejercicio de hacer la Voluntad del Padre. Amén.

martes, 16 de abril de 2013

TODO A NUESTRA MEDIDA

(Jn 6,30-35)


La razón de nuestra incredulidad se esconde en querer una religión hecha a nuestra medida y a nuestra comodidad. Queremos que las cosas sean según nuestras apetencias e intereses, y lo que no sea así lo rechazamos. Es nuestra razón acomodada y materialista la que nos guía, y todo queda sometido a ella.

Nos interesa saciar esa hambre de nuestro cuerpo, esos gustos de nuestras pasiones y, por lo tanto, nuestro deseo es acomodar todo a esas apetencias. Y todo lo que no sea así lo rechazamos. No importa las obras realizadas y vistas que nos exigen respuestas de amor, de sacrificio, de compartir. 

No, nuestro deseo es emprender un camino menos exigente, más cómodo, más lleno de satisfacciones materiales y egoístas. Queremos dar satisfacción a nuestro apetito y neciamente despreciar el modo de conseguir el fin. Queremos soluciones a nuestros problemas materiales, pero nada de creer en Jesús. De Él solo importa lo que podemos conseguir.

Y hoy, ¿qué ocurre? ¿No nos pasa lo mismo? Queremos una religión cómoda, hecha a medida y que no exija compromiso. Cuando se habla de darse, de olvidarse de sí mismo y ponerse en función de los demás, todo atisbo de fe desaparece. No queremos cuenta con el desapego y el desprendimiento.

Esa es la razón por la que nuestra fe se nos esconde: no la dejamos nacer, pues la matamos al no dejar morir la semilla de nuestro corazón y cuidarnos de crecer nosotros mismos ahogando a los demás. El amor necesita morir primero, para luego dar paso a la vida compartida y dada. Esa es la luz que nos alumbra y lo que esconde la Cruz de Xto. Jesús. Tomar nuestra cruz es amar como Xto. nos ama.

lunes, 15 de abril de 2013

¿QUÉ ALIMENTO BUSCAMOS?

(Jn 6,22-29)


No nos es muy difícil descubrir cuál es nuestra primera prioridad. Sabemos lo que buscamos sin ningún temor a equivocarnos: "La felicidad". Ahora, ocurre que no nos ponemos de acuerdo dónde buscarla y cada uno intenta buscarla según sus ideas, sus intereses y su forma de entender la vida.

También es verdad que no nos gusta que nadie nos imponga nada, y estamos inclinados a desobedecer y a hacer lo contrario de los que se nos dice. Es decir, nos cuesta mucho creer, y solo nos movemos por aquello que de forma rápida y satisfactoria nos sacia y nos satisface.

Es el caso de los que siguen y buscan a Jesús. Lo hacen porque Él les ha saciado su hambre y les ha dejado satisfecho materialmente. Y Jesús les descubre que ese alimento es temporal, que volverán a tener hambre y que se trata de un alimento perecedero. Les invita a buscar el alimento espiritual, aquel alimento que permanece para la vida eterna.

Porque ese es el alimento verdadero e importante y el que realmente interesa buscar. De nada nos sirve estar bien alimentado por un corto tiempo. Buscar y alimentarse de aquello caduco es perder el tiempo y malgastarlo en aparentes tesoros que son falsos y efímeros. Lo que importa es buscar la vida eterna en ese alimento que Jesús nos ofrece y que nos da la salvación en gozo y felicidad para siempre.

domingo, 14 de abril de 2013

JESÚS SE HACE PRESENTE, LE NECESITAN


(Jn 21,1-19)

La presencia de Jesús da ánimo y les va preparando para la misión a la que serán encomendados. Sin Jesús todo queda vacío y sin contenido. Cunde la desilusión, el desánimo y la desesperanza. Hay que matar el tiempo y volver a la pesca, a la rutina de la pesca para el sustento y, en este caso, como distracción para matar el tiempo. La sombra de los de Emaús está rondándolos.

No hay pesca porque sin el Señor nada se puede hacer. Y Jesús se hace presente, renace la vida y la esperanza, y abundan los peces. La pesca se hace realidad porque con Jesús hay pesca. Hay pesca y rescate del hombre viejo al hombre nuevo.

Con el Señor todo es diferente y todo se hace posible. La paz y la alegría invade nuestro corazón y nuestra cruz se hace ligera, soportable y hasta gozosa. ¡En Él podemos ser pescadores de hombres! Primero, dejándonos convertir por la acción del Espíritu Santo, y segundo, llevando esa Luz del Espíritu a los demás. Sí, en Jesús, nuestro Señor, somos pescadores de hombres, porque, por su Gracia y en su Gracia, damos testimonio y proclamamos su Palabra y Mensaje de Salvación.


sábado, 13 de abril de 2013

INCAPACES DE VENCER

(Jn 6,16-21)


Ante tanta tentación y tanta debilidad por nuestra parte nos sentimos incapaces de continuar el camino. El camino que siguió Xto. Jesús, y el estilo de vida que Él vivió y enseñó a todos aquellos que le siguieron. Sentimos miedo, incapacidad y nos falta fuerza y voluntad. E incluso nos falta fe y confianza en el Señor.

Quizá por eso Jesús se nos aparece caminando sobre las aguas. Una manera clara de hablarnos de su dominio sobre todas las cosas, y de que con Él nada tenemos que temer. Nos anima a confiar en Él y a vencer el miedo de ser vencidos. Él es el Señor de cielos y tierra, y en Él estaremos seguros de vencer.

Jesús es el ejemplo. Él ha vencido al mundo y nosotros en,por y con Él venceremos también. Sabemos de nuestras debilidades, de nuestras limitaciones y de que, por nosotros, nada lograremos, pero no estamos solos, Jesús está con nosotros y es Él mismo quien nos alienta y nos invita a confiar en Él y no tener miedo.

Nos ha dejado el Espíritu Santo para que nos guíe y nos fortalezca. En el Espíritu seremos asistidos e iluminados y por Él daremos frutos abundantes para Gloria de nuestro Padre Dios.

viernes, 12 de abril de 2013

UN PANORAMA DESOLADOR

(Jn 6,1-15)

No por lo que ven nuestros ojos, sino por la esperanza y la fe en el Espíritu Santo que nos impulsa y nos mantiene firmes y constante en el camino. Son muchas bocas hambrientas a la que no damos abasto, no tanto del alimento corporal, que se puede remediar, sino del espiritual, al que no parece estar apetentes.

Hay hambre, pero más del corporal que espiritual. Y cuando no hay hambre, más difícil será dar de comer. ¿Cómo despertar esa hambre y cómo dar de comer? Han pasado dos mil años y todo sigue igual o casi igual. No sabemos qué hacer ni cómo dar de comer a tanta gente el verdadero alimento, el espiritual, ese alimento que quita el hambre para siempre.

Todo está en tus Manos, Señor, y esa es la esperanza que nos sostiene y nos alienta. Tú si sabes que hacer y como despertar el hambre en los hombres. Confiamos en Ti y ponemos todo nuestro empeño y trabajo en tus Manos. Sabemos de tu poder y sabiduría y de tus obras, pero sobre todo de tu amor y de tus deseos de salvarnos. Y confiamos en que nos des el alimento verdadero que necesitamos para saciar nuestra hambre.

Por eso, Señor nuestro, te seguimos, estamos a tu lado, permanecemos en tu Palabra y confiamos en tu Misericordia, porque solo Tú eres el único y verdadero alimento que nos dará el gozo y la felicidad eterna que buscamos.

jueves, 11 de abril de 2013

EN EL MUNDO, PERO NO DEL MUNDO

(Jn 3,31-36)

La realidad está ante nosotros. Somos del mundo, pero no de y para este mundo. Pertenecemos a otro mundo, al Mundo de los hijos de Dios. Para eso ha venido Jesús, el Hijo de Dios vivo, para pagar, con su vida, el rescate por nosotros y abrirnos las puestas del Reino de Dios.

Es evidente que el hombre persigue la vida eterna, y eso, porque el Padre Dios sabe lo que quieren sus hijos, su Hijo único, nuestro Señor Jesucristo, nos lo ofrece en nombre del Padre: «El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él».

No se podrá decir más claro para que no haya ninguna confusión. El hombre, porque Dios así lo ha querido, tiene la llave de su propia salvación: "Creer en la Palabra del Hijo". Por eso, humildemente y conscientes de que no somos testigos dignos, suplicamos su Misericordia y proclamamos desde nuestra pobreza y en humildad que Jesús de Nazaret es el Hijo de Dios vivo, para que tú también creas.


miércoles, 10 de abril de 2013

TODO PARECE DISCUTIBLE

(Jn 3,16-21)

La pregunta que hoy nos hacemos es: ¿A quién creer? Porque todo es discutible, y todos discuten y ponen en duda lo que otros dicen. Nadie tiene palabra creída y cada uno tiene su propia verdad. De tal forma que cada cual discute y defiende sus propios intereses. Aquello que le apetece y le beneficia, entendiendo por beneficio su propio ego.

Y no se está mal encaminado, porque nadie tiene palabra de vida eterna salvo Uno. Sólo Uno, Jesús de Nazaret tiene Palabra de Vida eterna. Él es el Camino, la Verdad y la Vida, y solo su Palabra es Verdadera. En Él está la Verdad, y en Él todo se ha cumplido hasta la Resurrección. Por lo tanto, su Palabra siempre ha estado fundada en la Verdad y digna de ser creída.

Pero los hombres, muchos hombres, la han rechazado. Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios».

Y ese rechazo de la única Verdad les hace esconderse en la mentira y buscar la oscuridad, la confusión. Y así el mundo, que se aleja de la Verdad, permanece en la oscuridad y en la mentira. Hace presencia la demagogia con la que tratan de distorsionar la verdad y hacerla aparentemente mentira. Confunden y sobornan a los inocentes, ignorantes y esclavos de sus propias pasiones, y relativizan toda verdad que les descubra. Sus escudos son las mentiras.

Pidamos al Espíritu Santo que nos dé la fortaleza necesaria para nunca ceder a la mentira ni a la aparente verdad disfrazada de demagogia relativista, y que seamos portadores de la Única Verdad que trajo al mundo Jesús de Nazaret, el verdadero Camino, Verdad y Vida. Amén.

martes, 9 de abril de 2013

RENOVADOS EN Y POR CRISTO JESÚS

(Jn 3,7-15)


No hay otra meta, otro objetivo, otra renovación. Sin Él nos hacemos viejos, caducos, enfermos, rutinarios,  aburridos... y el horizonte se oscurece, y la vida pierde su sentido, y las tinieblas nos invaden. Hay que volver a nacer, a vivir en el Espíritu de Dios, y a dejarnos vivificar e inundar de su alegría, de su fuerza, de su amor.

Todo es nuevo, está lleno de esperanza, tiene sentido, se llena de vida, se comprende, se acepta, se supera, se aguanta, se vive en la alegría y en la confianza de renacer a una nueva Vida que todo lo transforma y lo hace joven, bueno, alegre, lleno de paz y gozo y de amor eterno.

Es el Señor quien nos lo dice: «No te asombres de que te haya dicho: ‘Tenéis que nacer de lo alto’. El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu». Vivir en Él es lo que da verdadero sentido a nuestra vida.

La vida se nos hace dura, ya sea por la pobreza de medios materiales o por los problemas de relación o por la enfermedad. Es un río que hay que atravesar y pocos o nadie escapan a esas olas en las que nuestra vida tendrá que nadar. Pero, nacidos del Espíritu Santo, e injertados en Él, la travesía tiene otro sentido y el oleaje se sostiene en la esperanza de sabernos vencedores en la eternidad.

lunes, 8 de abril de 2013

MARÍA, ESTRELLA QUE NOS GUÍA


Lc 1, 26-38

No seremos libres hasta que seamos capaces de dejarnos invadir por la Gracia de Dios. Y eso significa estar disponible a hacer su Voluntad. Y su Voluntad no es otra que amar y amar. Amar al hombre hasta estar dispuesto a dar su vida por él.

Mientras, estaremos atados a alguna esclavitud que nos puede impedir dejarnos llevar por la acción del Espíritu. Es posible que difícilmente sepamos cuando nos dejamos llevar o cuando no lo hacemos, pero cuando estemos dispuestos a hacerlo, seguro que seremos advertidos por el Espíritu de ello.

Es el caso de María, la Madre de Dios. Ella es el ejemplo, el faro y el testimonio que nos alumbra en esta actitud. Puso todo su ser a disposición de la Voluntad de Dios, y se entregó a la misión corredentora que el Padre le había otorgado.

María nos muestra el camino para seguir los impulsos del Espíritu Santo que nos guía: la humildad y la apertura de corazón. Todo lo demás lo hará la fuerza y el poder del Espíritu.

domingo, 7 de abril de 2013

SI NO VEO, NO CREO

(Jn 20,19-31)

Posiblemente, aunque no caigamos en la cuenta, a nosotros nos ocurre igual. Decimos que creemos, pero luego nuestra vida no va en sintonía con lo que decimos creer. Eso nos descubre que hablamos sin mucha conciencia de lo que decimos. Pensamos que podemos aparentar, aunque no sea esa nuestra intención, pero nos autoengañamos, y confiamos en no ser descubiertos.

Pero, tarde o temprano, algo ocurre a nuestro derredor que nos obliga a confesar nuestra fe, y se nos ve el plumero. Eso le ocurrió a los apóstoles, sobre todo a Tomás. Necesitó, y lo exigió, ver para creer lo que les decían sus propios compañeros. ¡Reflexionemos sobre eso!, que no son unos cualquieras los que le dan testimonio y comunican que Jesús estuvo entre ellos. ¡Son sus hermanos en la fe, sus amigos!

Y Jesús, que nos conoce y nos perdona, porque nos quiere hasta darse en muerte de Cruz, le da esa prueba personalmente poniéndole su dedo en sus Manos, y sus manos en su Costado. También a nosotros, a pesar de nuestra incredulidad, nos dice y hace lo mismo. Nos llama y se nos hace presente en la Eucaristía., y nos invita a tocarle con nuestro corazón, a comer y alimentarnos de su Cuerpo y su Sangre. Vive y está entre nosotros. Pero nos cuesta creérnoslo, queremos pruebas que no implican fe ni confianza, y eso, es evidente, que no tiene gracia ni necesita libertad, pues visto no hace falta tomar ninguna elección.

Se nos ha hecho libres para creer, tener fe y confianza en el Señor, y en el testimonio de los primeros que lo han visto, los que fueron sus discípulos y apóstoles. Ellos fueron los elegidos para dar comienzo a la obra de la Iglesia que el Señor dejó en la tierra, y en ellos descansa nuestra fe. Pero, por nuestra debilidades y desconfianzas, tenemos, nos ha sido dado el Espíritu Santo, para que acompañándonos en nuestro camino, nos ilumine, nos enseñe y nos fortalezca en nuestra lucha y peregrinar hacia la Casa del Padre.

sábado, 6 de abril de 2013

TAMPOCO NOSOTROS LO CREEMOS AHORA


(Mc 16,9-15)

Podíamos decir lo mismo, porque hoy muchos tampoco lo creemos. Oímos, y hasta vemos, que muchos son sanados, otros liberados de esclavitudes y cadenas que los oprimen, pero no escuchamos ni aceptamos esas verdades que se nos dicen.

Tampoco los apóstoles creyeron a pesar de que las mujeres le comunicaron que habían visto a Jesús. Ni, siquiera, a los discípulos venidos de Emaús. Permanecían tristes y llorosos, resignados y derrotados. Algo muy parecido a lo que hoy nos puede estar ocurriendo.

Estamos tristes, y en muchos momentos desilusionados. No nos gusta muchas cosas de la Iglesia, de los miembros de la Iglesia, de este sacerdote, obispo o seglar. Empezamos a dudar de todo y nuestra fe empieza a tambalearse. No estamos seguros de nada o casi nada, y son momentos que el demonio aprovecha muy bien para tentarnos y alejarnos del Señor.

El Señor se hace presente en nuestra vida, pero no lo vemos ni queremos verlo. Estamos ciegos y necesitamos que nos zarandeen para que despertemos. Nos dejamos manipular por nuestras pasiones y no dejamos entrar al Espíritu para que nos despierte y nos ilumine. No somos diferentes a los discípulos, pues como ellos rechazan el testimonio de las mujeres, nosotros rechazamos el testimonio de la Iglesia o de muchos hermanos que nos lo testimonian.

Pidamos al Espíritu Santo que nos ilumine y nos dé la voluntad de no cerrarle las puestas de nuestro corazón para dejarle que sea Él quien oriente nuestras vidas y pongamos todas nuestras pasiones al servicio de la Voluntad de Dios. ¡Vivamos apasionadamente y con confianza que Jesús ha Resucitado y está entre nosotros!

viernes, 5 de abril de 2013

NECESITAMOS SU PRESENCIA

(Jn 21,1-14)


Ésta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos. Así termina el Evangelio que corresponde al día de hoy. Jesús vuelve a aparecerse a sus discípulos. Es como una reafirmación de que necesitan su presencia, su estimulo, su ánimo, su fuerza... Sin Jesús no podemos hacer nada y necesitamos estar junto y presentes en Él.

Los discípulos estaban volviendo a la rutina de cada día. "Voy a pescar", manifiesta Pedro. Algo así como "voy a matar el tiempo". Y los demás le acompañan. Están en espera, necesitados del impulso del Espíritu de Jesús. Sólo su presencia les anima y les mueve a proclamarle y darle a conocer.

¿No nos ocurre hoy eso mismo a nosotros? Necesitamos su presencia, el estar injertado en Jesús, pues sin Él nada podemos. Y lo tenemos más cerca que sus apóstoles, pues no tenemos que esperar a que se nos aparezca, nos espera a todas horas en la presencia real de la Eucaristía. Sólo necesitamos acercarnos y estar presente y de cara a Él. Y también recibir y alimentarnos con su Cuerpo en la Sagrada Eucaristía.

Esto es lo que hoy me dice su Palabra. Jesús está presente de forma perenne y constante entre nosotros. Se ha quedado para que no estemos solos ni un segundo. Lo tenemos a nuestro lado, y también se nos ofrece como alimento para estar fuertes y vigorosos en la lucha contra las tempestades de este mundo.

jueves, 4 de abril de 2013

SÓLO LA PAZ NOS ORIENTA Y DA SENTIDO

(Lc 24,35-48)


No es malo estar inquieto, preocupado y dispuestos a avanzar en crecimiento y perfección. Quedarse quieto, parado y pasivo no es aconsejable ni nada bueno. Pero pasar a un activismo desenfrenado, angustioso y preocupante tampoco es nada bueno. Se trata de estar inquieto y preocupado en responder a la Voluntad de Dios, pero en paz.

Sabiendo que la Misericordia de Dios nos acoge, nos perdona y nos entiende. Nada está oculto a los ojos de Dios, y las más íntimas intenciones y deseos son transparentes y diáfanos a sus ojos. Él nos entiende, sabe de nuestras buenas intenciones y nos ama así. Se ha encarnado en su Hijo Jesús para perdonarnos, para pedirnos nuestros pecados, nuestras debilidades y hacernos fuertes en Él.

Sabe de nuestros más íntimos deseos, y eso es lo que verdaderamente importa. Porque cuando deseamos y buscamos el bien, buscamos hacer la Voluntad de Dios. Y eso le basta a nuestro Padre Dios. Él nos conoce y sabe como somos, y así nos quiere y nos ama. Sólo nos pide que le entreguemos nuestros pecados. Él los transformará en verdaderos actos de amor. Luego, mucha confianza y paz en el Señor.

miércoles, 3 de abril de 2013

¡Y ERAN DOS DE LOS SUYOS!

Lc 24,13-35)


No eran dos cualquiera, eran discípulos y habían estado con Él mucho tiempo. Le habían oído hablar, le habían visto curar a enfermos, dar de comer a los hambrientos y resucitar a Lázaro y otros. Parece imposible, no encaja que, oyendo lo que las mujeres decían, y que algunos de los apóstoles habían acudido al sepulcro a comprobarlo y no hallaron el Cuerpo, ellos siguieran escépticos.

Es sorprendente, pero cierto que esas cosas sucedan, pues a nosotros también nos ocurren. Y ahora es más grave, porque tenemos el testimonio seguro de todos aquellos que lo vieron y conocieron antes y después de la Resurrección. Nosotros tenemos más culpa porque tenemos la enseñanza y el testimonio de la Iglesia. Entonces no existía, se empezaba a formar.

Muchas veces he pensado como hubiese reaccionado de haber vivido en esa época, de ser contemporáneo de Jesús. De ser un joven perteneciente a una de aquellas familias judías, rico, acomodado o pobre. ¿Cómo el joven rico? ¿Cómo alguien que pensara que Jesús era un loco? ¿O cómo un discípulo?

Por eso me alegro enormemente de estar dónde estoy, y ser quien soy. Me alegro gozosamente de tener fe, de desear vivir abandonándome en su Gracia, de estar bautizado, de mi familia, de mi circunstancias, de pertenecer a la Iglesia, de conocer y estar en y con los blogueros con el Papa, de los amigos blogueros conocidos en Internet... Pero sobre todo, de ser hijo de Dios y de ser querido inmensamente por Él.

De mi parroquia, de los que me ayudan y también de los que me fastidian. De los buenos y los malos, porque unos u otros me ayudan a dejarme amar y amar. A dejarme servir y a servir. De la comunidad donde me encuentro, porque donde estoy es donde mi Padre Dios quiere que esté, y es ahí donde tendré que servir por amor. Esa es su Voluntad y esa es la Voluntad que yo quiero, con su Gracia y Amor, esforzarme en vivenciar en mi vida.

martes, 2 de abril de 2013

ANSIEDAD Y DESEOS DE BÚSQUEDA

(Jn 20,11-18)


Esa es la actitud primera y necesaria para encontrar, porque aquel que no se empeña en buscar, no encuentra. Jesús nos advierte que tengamos esa actitud de insistencia y de búsqueda, pues quien no busca, no encuentra. Se hace necesario primero buscar desesperadamente el Agua que salta hasta la Vida Eterna, de la misma forma que la cierva busca el agua para calmar la sed.

Las mujeres visitaron el sepulcro. Sentían necesidad de perpetuar su vida junto al Maestro. Como la cierva busca corrientes de agua fresca, así las mujeres buscaban ver y cuidar del Señor su Maestro. Y quien busca con tanta desesperación y vitalidad, encuentra, no la muerte, sino la Vida.

Porque nuestro Señor Jesús ha Resucitado, está Vivo, y vive entre nosotros y para nosotros. Nos invita a la Resurrección, a resucitar nosotros también como y con Él. Él es el Camino, la Verdad y la Vida, y cada uno de nosotros seremos en Él Vida eterna por su Amor. Estamos llamados, por la Vida de la Gracia, que nuestro Padre Dios nos regala gratuitamente por la Muerte y Resurrección de su Hijo Jesús, a vivir eternamente en su presencia como verdaderos hijos de Dios.

Pero no olvidemos que primero tenemos que poner nuestra libertad en sus Manos, y empeñarnos en buscarlo y seguirlo, haciendo de Él nuestro alimento diario para el camino.

lunes, 1 de abril de 2013

¿QUÉ ES LO LÓGICO Y DE SENTIDO COMÚN?



Sí, la lógica y el sentido común nos dicen que la realidad debe aceptarse. Y la razón también nos dice que lo más sensato e inteligente es seguir la verdad y vivir en la verdad. Y la única y verdadera Verdad es que Jesús ha Resucitado. ¡Vive el Señor Jesús!

Pero, por desgracia o debilidad para el hombre no ocurre así. Se obstina, no quiere dar el brazo a torcer y se llena de soberbia. Cegado por ésta, distorsiona la realidad, se autoengaña y comete disparates que le hacen vivir el sin sentido y lo ilógico. Pierde el sentido común y dicta su propia condena.

No quieren escuchar. Sí, oyen, pero no escuchan y hacen lo contrario a la razón. Pagan a los testigos para que cambien su testimonio porque no quieren aceptar la Verdad:  "La Resurrección del Señor". Eso les delata, les habla de su equivocación, le inclina a cambiar, a despojarse del poder, a humillarse, a igualarse con los desheredados, con los marginados, con los pobres.

Eso les propone el servicio como misión, como ofrecimiento al pueblo. Les despoja de privilegios, de comodidades, de poder, de intereses, de egoísmos... Les llama a amar y, por amor, servir. Pero eso no entra dentro de sus planes. Prefieren sus riquezas, su poder, sus bienes, sus privilegios, y ese egoísmo les esclaviza y les lleva a mentir. Primero lo han matado, y ahora quieren borrar la Verdad, la Resurrección.