lunes, 29 de abril de 2013

CONOCER PARA AMAR

(Jn 14,21-26)

No hay ninguna duda que para amar hay que conocer. Eso supone diálogo y presencia para abrir la vía del conocimiento mutuo. Hay tres condiciones básicas para que el diálogo se produzca: 1º Abertura - 2º sinceridad y 3º comprensión. Si falta alguna de ellas, el diálogo sale adulterado y el conocimiento no se percibe ni se adquiere plenamente en lo que cabe y puede.

Y digo esto, porque en esta vida nunca llegaremos a la plenitud del conocimiento ni de otras cosas. Esta vida es un camino de perfección, y en ello necesitamos el amor para perdonarnos nuestras deficiencias, errores y limitaciones. Siempre con la buena y sana actitud de corregirnos, pero también con el esfuerzo de sabernos perdonados.

Conocer a Jesús es conocer al Padre. Y ese conocimiento nos lleva a conocer sus Mandamientos. Conocidos podemos guardarlos, y quien los guarda, realmente le ama. Y quien ama a Jesús, ama también al Padre. Y ese amor nos comprometerá en el amor a los demás hombres, sobre todo a los enemigos.

Pero esto no lo podremos hacer solo. Empeñarse en amar, amar en todos los aspectos es cosa muy difícil, imposible para nosotros solos. Necesitamos el auxilio del Espíritu Santo, porque se trata de morir a nuestro egoísmo, a nuestras apetencias, a nuestros caprichos y egos personales, y solo con la asistencia del Espíritu Santo podremos llegar a la madurez plena del amor.

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