domingo, 30 de junio de 2013

PRIMERO SER LIBRE Y LUEGO...

(Lc 9,51-62)


Se necesita liberarse para luego decidir a dónde quiero ir, porque siempre nuestra decisión está mediatizada por los apegos, intereses y esclavitudes. Una decisión auténtica pasa primero por ser libre. Y ser libre exige estar desapegado de todo aquello que nos pueda desviar de la verdad, la verdad que supone encontrar el camino que todos buscamos: "Ser felices y eternos".

Y este camino solo se encuentra en Jesús. Es un camino difícil, donde el perdón prioriza toda respuesta violenta y el amor es la brújula que nos orienta y nos acompaña en todo momento. No podemos estar en el camino con Jesús y pensando en otras cosas, porque son esas cosas las que en muchos momentos serán obstáculos para impedirnos amarle. Amarle en los hermanos y en las cosas que nuestro propio ambiente nos demande y nos exija.

Hemos pensado en regalarnos una tarde plácida, tranquila y nos disponemos a descansar y disfrutar de un ambiente distendido y placentero, pero de repente suena el teléfono o alguien se cuela en nuestra vida y sentimos que debemos atenderle y correr en su ayuda. ¡Se nos ha chafado la tarde! ¿Que elegimos? Le respondemos al Señor como en el Evangelio de hoy: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre» Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios». También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa». Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios».

 Sólo siendo libres podemos tratar de dar respuesta a la pregunta que Jesús nos hace hoy. Y ese don de ser libre pasa por agarrarnos a Él y abrir nuestro corazón para que el Señor, en el Espíritu Santo, nos libere esclavitudes y apegos.
de nuestras

sábado, 29 de junio de 2013

SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARÉ MI IGLESIA

(Mt 16,13-19)

Señor, Pedro habló iluminado por tu Padre, porque él era incapaz de descubrirlo por sí mismo. A mí me ocurre igual, todo me viene del Padre pues todo es Gracia suya. Yo afirmo y creo que Tú eres el Hijo de Dios vivo, a pesar de mis limitaciones y dudas. Mi voluntad se empeña en confesarlo aunque al igual que Pedro eres Tú quien me revelas y me das la fe que me sostiene en tu presencia.

Dame, Dios mío, la perseverancia de vivir en y por tu Gracia, y la constancia y paciencia de mantenerme fiel a tu Iglesia. La madre Iglesia que me enseña, me adoctrina y me testimonia tu Palabra. Esa Iglesia que Tú, ese día, pusistes en manos de Pedro dándole el poder de que todo lo atado o desatado aquí en la tierra, quedará atado o desatado también en el Cielo.

Hoy, despues de XXI siglo, todo continúa firme su camino peregrinando en el Espíritu Santo hacia la Casa del Padre. En esa orilla del mar de Galilea nacio el papado, que continúa hoy en la persona del Papa Francisco, sin interrupción ninguna. Directo sucesor de Pedro que por las Palabras de Jesús quedó revestido del poder de dirigir la Iglesia: Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».

viernes, 28 de junio de 2013

NECESIDAD DE LIMPIEZA

(Mt 8,1-4)


No cabe ninguna duda que para sentir la necesidad de quedar limpio hay primero que desear limpiarse. Nadie busca la limpieza si no desea estar limpio. De igual forma, arrepentirse de los actos malos que puedan perjudicar a otros exigen primero el acto de arrepentimiento. Si no hay actitud de arrepentirse, no se buscará la petición de arrepentimiento.

Ser curado implica el deseo y la búsqueda de curarse, y esa es la actitud del leproso que hoy la Palabra nos proclama en el Evangelio. Se pone en camino, en guardia y aborda al Señor. Quiere limpiarse, lo desea y lo pide. Y Jesús nunca rechaza una petición de corazón. Siempre responde, incluso cuando no nos conviene, nos hace ver y comprender que es lo mejor para nosotros.

En el caso que hoy nos ocupa, Jesús responde al instante, extendió la mano, le tocó y dijo: «Quiero, queda limpio». Y al instante quedó limpio de su lepra. Jesús siempre quiere porque ha venido para eso, para limpiarnos y salvarnos. No tendría sentido que Jesús no nos escuchará y atendiera. Su Misión es dar testimonio del Amor del Padre y, por su Voluntad, salvarnos, aunque eso suponga entregar su vida.

Ahora, hay una gran responsabilidad de nuestra parte. Jesús necesita nuestra colaboración, y eso pasa por la voluntad por nuestra parte de querer y desear dejarnos limpiar. ¿Queremos nosotros dejar que el Espíritu Santo nos dirija y nos encamine a la Fuente de Agua pura, limpia y cristalina?

jueves, 27 de junio de 2013

EL APOYO DE MI VIDA


(Mt 7,21-29)

¿Dónde y cómo edifico mi casa? ¿En dónde construyo y apoyo mi vida? Son interrogantes qué deben estar presentes en todo momento en mi camino, porque de no ser así, mi vida puede ser construida de forma imperfecta, débil y fácil presa para los avatares de la vida que le puedan afectar.

Es atrayente el gastar lo menos posible, tanto económicamente como físicamente, en el proyecto de mi vida. Una vida fácil, cómoda, sin muchos esfuerzos y placentera apetece mucho. Y es buscada por mucha gente. Diría que todos estamos tentados por esa apetencia. Sin embargo, esa aparente felicidad construida de forma fácil no se sedimenta ni apoya en sólidas estructuras que la sostenga en momentos adversos y de tormentas.

La experiencia nos dice que lo que se consigue sin esfuerzo y de forma fácil no es tan bueno como se espera. Lo mal construido se vendrá también fácilmente abajo. Mi vida de relación con Jesús de Nazaret necesita cuidados extras que la fortalezca y la sostenga. La planta si se abandona, muere. Y de la misma forma ocurrirá con mi vida cerca de Jesús. Necesito regarla y abonarla cada día.

La Eucaristía y la Palabra son dos abonos indispensables para mi vida de relación con Jesús. Ellas me darán vitalidad, fortaleza y perseverancia en mantenerme cerca de Jesús, y en su proximidad y por su Gracia podré llegar a cumplir su Voluntad. Su Madre, María, así lo hizo, y nos puede ayudar a servirnos de guía para también nosotros, en el Espíritu Santo, y acompañados con su ejemplo, seamos fieles seguidores de su Hijo Jesús.

miércoles, 26 de junio de 2013

DE LO BUENO NACE LO BUENO

(Mt 7,15-20)

No puede ser de otra forma. Un árbol bueno dará frutos buenos, pero los malos no podrán sino dar frutos malos. Es el sentido común y la lógica del mundo. Sin embargo, también experimentamos que un árbol bueno puede dejar de serlo cuando le abandonamos a su propia suerte. Y, entonces, sus frutos ya no serán tan buenos, porque se dará lo que se viva, y si se vive mal...

Y esto nos puede llevar a preguntarnos: ¿Y qué es vivir bien o mal? ¿Qué es cosechar bien o mal? Todos sabemos que una buena cosecha dependerá de cultivar y mimar bien el árbol o la siembra de la que esperamos la cosecha. Y hacerlo bien es preocuparnos que no le falte el agua necesaria, los abonos correspondientes y defenderla de plagas o peligros que le afecten.

En el otro sentido, despreocuparnos y dejarla a su destino, es abandonarla y no proveerla del agua necesaria y de todo lo que necesite para su crecimiento correcto y su buen rendimiento. Sólo los árboles bien cuidados y sanos darán buenos frutos, y no así los abandonados y mal cuidados. Nuestro esfuerzo y trabajo tendrá mucha importancia, pues para eso hemos sido creados en libertad, y dependerá del buen uso de ella para que los buenos frutos emerjan para bien de todos.

Por lo tanto, debemos cuidarnos de todos aquellos que, con segundas intenciones, falseen sus actuaciones y cuidados, revestidos con piel de ovejas pero interiormente lobos rapaces que destruyen y aniquilan todos los buenos frutos, pues el árbol que no da frutos buenos se tala y se echa al fuego.

martes, 25 de junio de 2013

BUSCARÁS AIRE CUANDO NECESITES RESPIRAR

Mat. 7, 6.12-14
Nunca nos molestaremos ni inquietaremos por buscar mientras no necesitemos lo buscado. Es decir, mientras el aire no me haga falta para respirar, seguiré respirando de forma inconsciente y sin darme cuenta el valor del oxigeno. Sólo cuando estamos en apuros, luchamos desesperadamente por conseguir aquello que resuelve nuestro apuro.

De la misma forma, nunca buscaremos a Dios si nuestro corazón lo que desea son las cosas de este mundo. Estaremos inquietos por estas cosas, y las de Dios nos serán indiferentes. Por eso, la Palabra de hoy nos dice: "No deis a los santos a lo perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros".

Los instalados y acomodados en sus poltronas no lo acogerán jamás porque no les interesa, no lo necesitan. Es más, les irrita. ¿Para que hablar de Dios cuando falta la buena voluntad de escuchar? Tiempo más que perdido. Es lo ocurrido al joven rico, aunque tenía buenas intenciones, su apego a las cosas de este mundo cerró su corazón. ¿Puede estar ocurriéndonos a nosotros lo mismo?

Es cuestión de analizarnos y reflexionar. No por hablar más claro abrimos nuestro corazón, sino por responder confiados y abandonados a la Palabra del Señor. Necesitamos experimentar hambre y sed para buscar al Señor, y saciarnos en Él (Palabra y Eucaristía) para alimentarnos y crecer en Él.


Nunca nos molestaremos ni inquietaremos por buscar mientras no necesitemos lo buscado. Es decir, mientras el aire no me haga falta para respirar, seguiré respirando de forma inconsciente y sin darme cuenta el valor del oxigeno. Sólo cuando estamos en apuros, luchamos desesperadamente por conseguir aquello que resuelve nuestro apuro.

De la misma forma, nunca buscaremos a Dios si nuestro corazón lo que desea son las cosas de este mundo. Estaremos inquietos por estas cosas, y las de Dios nos serán indiferentes. Por eso, la Palabra de hoy nos dice: "No deis lo santo a lo perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros".

Los instalados y acomodados en sus poltronas no lo acogerán jamás porque no les interesa, no lo necesitan. Es más, les irrita. ¿Para qué hablar de Dios cuando falta la buena voluntad de escuchar? Tiempo más que perdido. Es lo ocurrido al joven rico, aunque tenía buenas intenciones, su apego a las cosas de este mundo cerró su corazón. ¿Puede estar ocurriéndonos a nosotros lo mismo?

Es cuestión de analizarnos y reflexionar. No por hablar más claro abrimos nuestro corazón, sino por responder confiados y abandonados a la Palabra del Señor. Necesitamos experimentar hambre y sed para buscar al Señor, y saciarnos en Él (Palabra y Eucaristía) para alimentarnos y crecer en Él.

lunes, 24 de junio de 2013

LA FE TE INVITA A RESPONDER

(Lc 1,57-66.80)


Muchas veces, por no decir casi siempre, esperamos que el Señor nos solucione nuestros problemas. Olvidamos que hemos recibidos unos talentos y la libertad de negociar con ellos. El Señor espera de cada uno de nosotros que los pongamos a producir y que den frutos.

Y esa es nuestra responsabilidad y nuestro riesgo. Tenemos que responder a la gratuidad del Señor, que nos regala la vida y las cualidades que tenemos, para ponerlas al servicio de la comunidad. ¿Y qué hacemos? Posiblemente nos las guardamos para nuestro provecho o no las utilizamos como deberíamos.

La fe invita a responder, a dar el primer paso una vez el Señor nos señala el camino que espera de nosotros. Eso fue lo que hizo Zacarías, responder a la Voluntad del Señor a pesar de sus ideas y dudas. Y la respuesta del Señor es clara: su boca, silenciada por la duda recobra su voz como prueba de su amor y fidelidad a obedecerle.

Nuestra libertad tiene un riesgo y una responsabilidad. Saberse elegido por el Señor para hacer su Voluntad es la misión y la gloria más grande que un hombre puede alcanzar. Y ese camino debemos recorrerlo sin miedos, sin temores a fracasar, porque el Espíritu Santo nos acompaña. Sólo debemos ponernos en camino, como Zacarías, Isabel, María, Juan... y el Señor nos responderá.

domingo, 23 de junio de 2013

PARA TI, ¿QUIÉN ES JESÚS?


(Lc 9,18-24)

Esa es la pregunta que hoy nos lanza la Palabra de Dios: «¿Quién dice la gente que soy yo?» Y busca una respuesta en ti. No se trata de saber qué es lo que la gente dice y cree, sino lo que crees tú. Y tu respuesta, como también la mía, debe ser coherente. 

Si decimos que Jesús es el Hijo de Dios verdadero, debemos ser consecuente y vivir a su estilo y según su Voluntad. Hacer otra vida diferente a la suya es decir que no, o mentir si decimos que sí. Y vivir a media, con un lado de nuestro corazón en Jesús y el otro en el mundo, es también no decir la verdad y vivir hipócritamente.

Ser creyente responsable y comprometido significa vivir contra corriente. Vivir enfrentado desde la paz y la serenidad a los criterios de un mundo hedonista, acomodado, egoísta e individualista. Jesús habla muy claro, para ser entendido por todos: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día». Decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará».

Signos de creer en Jesús es encontrar tropiezos en el camino. No es que los busquemos y queramos, sino que la forma de vivir el amor nos lo ocasiona. Por eso, cuando nuestra cruz se hace pesada es señal de que vamos haciendo vida el mensaje de Jesús. Y experimentaremos que también se hace soportable, ligera y hasta suave. Eso sorprende a los que buscan la ligereza, la soportabilidad y suavidad en las cosas de este mundo, pues experimentan que cada vez se hacen más pesadas.

sábado, 22 de junio de 2013

¿QUÉ HAY DENTRO DE MI CORAZÓN?


(Mt 6,24-34)

¿Qué me impide vivir en cumplimiento la Voluntad del Señor? ¿Por qué tanto miedo al fracaso? ¿Acaso temo no alcanzar el perdón de mi Padre Celestial? ¿Puede mi Padre negarme el perdón? ¿No es su Amor Infinito? ¿No me lo ha demostrado al entregar a su Hijo por nuestra salvación a una muerte de cruz? ¿Entonces, qué me hace dudar y paraliza mi camino?

¿Me asustan mis debilidades? ¿No experimento que en ellas me fortalezco por la Gracia de Dios? ¿Qué sería de mí si me bastasen mis fuerzas? ¿Qué pensaría que soy? ¿Un suficiente? ¿Un soberbio que cree que solo él se basta? ¿Un engreído que no necesita nada ni de nadie?

¡Señor!, me bastas Tú, y todo lo demás me será dado por tu Gracia. Bien, es verdad, que no puedo quedarme con los brazos cruzados, pues Tú quieres mi colaboración y me has hecho libre para que mis esfuerzos los ponga en tus Manos. Necesitas mi trabajo y mi disponibilidad, pero me cuidas y proteges con tu infinita providencia. En Ti puedo estar seguro que nada me faltará.

Abre mi corazón para que mi vivir sea por el camino de la búsqueda de tu Reino y justicia, y mis prioridades sean tus prioridades aceptando las dificultades del camino en la confianza de saberme en tus Manos.

viernes, 21 de junio de 2013

BUSCAR SEGURIDAD

(Mt 6,19-23)


Es la consigna que nos proponen nuestros padres y amigos: ¡Tengan cuidado y cuídesen! Todos nuestros esfuerzos van dirigidos a protegernos y a tener todas nuestras cosas de valor a buen recaudo. Por eso, existen cajas fuertes con máxima seguridad; Bancos, cajas fuertes donde depositar tus objetos de valor y dinero; pólizas de seguros, agentes de seguridad... etc. Todo aquello que preciamos y le damos valor, lo ponemos bajo ciertas medidas extremas de seguridad.

Sin embargo, lo que no nos parece de gran importancia, lo dejamos departiendo y no le prestamos gran cuidado. Y la paradoja de la vida es que prestamos más atención a los objetos y valores caducos que a los eternos. Guardamos las cosas más efímeras, perecederas que terminarán destruidas por el herrumbre y la polilla, o ambicionadas por los ladrones que las socavan y roban.

No podrás evitar ambicionar lo que anida en tu corazón, pues lo que habita en él será lo que persigas y anheles. Así, parados en reflexión unos instantes, veremos con claridad que lo importante no está en las cosas materiales que nos brinda la tierra, sino en el amor eterno que el Padre Dios nos da. Es ese el tesoro verdadero que debemos ambicionar, porque nos dará vida y felicidad eterna.

Y de eso es lo que interesa llenar nuestro corazón. Frecuentar, a diario si es posible, la Eucaristía y con relativa frecuencia la Penitencia, son las armas que nos ayudaran a mantenernos despiertos y fortalecidos para que nuestro tesoro sea el perdurable y eterno

Por lo tanto, busquemos la Luz que nos alumbre el camino, y para ello llenemos nuestro corazón de ese Tesoro que vale la pena buscar: El Amor de Dios, porque donde hay verdadero amor se hace claridad y se encuentra el camino.

jueves, 20 de junio de 2013

REZAR ES VIVIR EL PERDÓN



No se trata de rezar, de hablar y decir muchas cosas, se trata de vivir lo que se reza. En mi humilde opinión creo que Jesús nos quiere advertir en el Evangelio de hoy que todas las palabras sobran cuando lo que se dice no está en consonancia con lo que se vive.

Rezar no consiste en hablar y decir cosas bonitas, sino en tratar de vivir el amor al estilo de Jesús. Es ese Amor que Jesús proclama y vive, entregándonoslo a nosotros, el amor que nosotros debemos tratar y pedir que seamos capaces de vivir. Por eso el Señor nos advierte de aplicarnos en verborreas y palabras bonitas que luego quedan en el tintero, y nos propone rezar de esta manera:

Padre nuestro que estás en los cielos, 
santificado sea tu nombre, venga a ...


Se trata de vivir el perdón, perdonando de la misma forma que Jesús nos enseñó a perdonar, hasta el extremo de entregar nuestra vida por amor. Ese es el estilo que Jesús nos propone, vivir el amor al Padre sobre todas las cosas, y el amor al prójimo apoyado en el perdón a los hermanos. Porque es el Amor al Padre lo que nos dará luego la fuerza y la gracia de amar también a los hermanos.


miércoles, 19 de junio de 2013

EL PAPEL DE SER ACTOR

Mt 6, 1-6. 16-18


Una cosa es ser actor y otra muy diferente es ser creyente. Ambas actitudes pueden esconderse en la apariencia, pero pronto son descubierta por la luz de la verdad. Es imposible permanecer escondida y oculta, porque la luz se encargará de descubrirla.

El actor actúa para su público y delante de él se muestra integro, casi perfecto y generoso. Delante de su público, todos los que le rodean, adopta actitudes piadosas, generosas y encarna tan bien su papel que despierta admiración y elogios. Su recompensa está ya servida: el aplauso de su público.

El otro, el creyente, no alardea de sus acciones. Procura actuar en silencio, disimulando que lo que hace su mano derecha no se entere la izquierda. No se esconde, pero no mira al público, porque su verdadero público es su Padre Dios. Él es el centro de sus actos y, a Él y por Él, van dirigidas todas sus acciones. No espera ninguna recompensa, pues lo que hace en favor del otro lo ofrece gratuitamente. Sólo espera agradar a su Padre Dios y corresponder a su Gracia.

Se sabe querido, agraciado y recompensado por el Amor de Dios. Por lo tanto, cuando actúa no lo hace para los hombres, sino para y por Dios, porque sabe que Dios ve en lo escondido y nada se le oculta. Esa es la diferencia, ser y actuar para ser visto y admirado (buena persona), y ser y actuar para gloria de Dios.

martes, 18 de junio de 2013

AMAR LO IMPOSIBLE



El camino es amar lo que nuestra razón nos dice que no hay que amar. Ese es el mérito y lo novedoso, pues lo razonable y lo de sentido común es amar a aquellos que nos corresponden. Lo contrario es contradictorio y no tan lógico. Y eso es lo que hizo nuestro Señor Jesús, amar a aquellos que le rechazaban hasta el punto de matarlo.

El verdadero amor se demuestra en la adversidad, y la adversidad es amar cuando duele; cuando el viento no es favorable; cuando las condiciones son adversas y aconsejan alejarse, abandonar. Cuando se ama sin que se den estas condiciones, el amor, sin dejar también de ser amor, no llega a la plenitud amorosa, porque cuando cuesta amar es cuando ese amor quema hasta el punto de humillarte y de apagar tu soberbia.

Así, Jesús nos dice: «si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial».

lunes, 17 de junio de 2013

EL ARMA DEL AMOR

(Mt 5,38-42)


No se trata de acobardarse ni de resignarse; tampoco se trata de responder de la misma forma que te han respondido. Simplemente, se trata de superar la venganza con el amor. Esa es la clave, amar para vencer, y eso solo se consigue poniendo la otra mejilla y no devolviendo golpe por golpe.

No se trata de no defendernos, sino de utilizar el arma del amor para la defensa. Siempre en aras de la verdad, siempre en defensa de la verdad y la justicia. Amar es el poder encarnado en el servicio, la entrega y la paz. Es el acto de valentía más grande que un hombre puede hacer, pues en él alcanza la plena libertad y la total disponibilidad a entregarnos por el bien de la otra persona.

No perdonamos tan sólo porque nos vemos impotentes o acomplejados. A menudo se ha confundido la expresión “poner la otra mejilla” con la idea de la renuncia a nuestros derechos legítimos. No es eso. Poner la otra mejilla quiere decir denunciar e interpelar a quien lo ha hecho, con un gesto pacífico pero decidido, la injusticia que ha cometido; es como decirle: «Me has pegado en una mejilla, ¿qué, quieres pegarme también en la otra?, ¿te parece bien tu proceder?». Jesús respondió con serenidad al criado insolente del sumo sacerdote: «Si he hablado mal, demuéstrame en qué, pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?» (Jn 18,23).

No se nos esconde que eso no es fácil, pero en el Espíritu Santo podemos lograrlo. De ahí la necesidad de dejarnos asistir y conducir por su fuerza y por su acción. Por eso nos ha sido ofrecido y enviado. Estemos atentos y dispuestos a ponernos en sus Manos con plena confianza que en Él alcanzaremos el poder de amar hasta el punto de poner la otra mejilla. Amén.


domingo, 16 de junio de 2013

QUEDARSE EN EL CUMPLIMIENTO

(Lc 7,36—8,3)


Ocurre que es lo más frecuente y también lo más fácil. Además, suele ser eficaz y dejarnos bien. Hablo de las apariencias, una forma de escondernos y parecer lo que no somos. Un día normal puede ser la asistencia, porque creo que no hay una participación celebrada, a la Eucaristía. Terminada esta y de camino a casa,  solemos olvidarnos de nuestra condición de hijos de Dios, de nuestro compromiso bautismal y de nuestro compromiso Eucarístico. De tal forma que actuamos según nuestros sentimientos y no con los sentimientos de Xto. Jesús.

Si no tratamos de llenar nuestro corazón, y para eso la Eucaristía es fundamental, de Dios, y vaciarnos de lo demás, siempre estaremos a medias y nunca nos entregaremos incondicionalmente en la tarea de amar. El Espíritu actuará en la medida que le dejemos espacio para actuar, y al parecer lo necesita todo. No puede haber un corazón dividido en pequeños estanques ocupados por otras cosas.

Cumplimos, pero todo queda en el cumplimiento. Es lo que hoy nos proclama la Palabra de Dios. Somos serios y buenos cumplidores, pero olvidamos las elementales e importantes normas de atención y cuidados hacia nuestro prójimo. De nada me sirve cumplir si no soy capaz de estar disponible, atento y sensible en la relación directa con mi prójimo.

A este respecto, la parábola del buen samaritano nos ayuda a comprender donde está verdaderamente el acento del compromiso Eucarístico. Sin ese compromiso llevado al compromiso de la vida de cada día, nuestras Eucaristías son banquetes muy parecidos al de este fariseo que comió con Jesús.

sábado, 15 de junio de 2013

VIVIR EN LA VERDAD

(Mt 5,33-37)


No es muy frecuente, pero si muy normal que cuando vivimos en la verdad la palabra cobra fiabilidad y cumplimiento. Decimos que tal cosa la dijo fulano de tal, y con ello queremos proclamar que esa palabra tiene todas las garantías de ser creída.

No es necesario jurar ni hacer ningún acto especial para ser creído, sino que basta con la palabra dada por esa persona. Simplemente decir sí o no es suficiente. ¿Qué podríamos decir de nuestro Padre Dios? Todo está dicho para el creyente, porque su Palabra significa Verdad. Él es el Camino, la Verdad y la vida, y solo Él tiene Palabra de Vida Eterna.

Bien es verdad que solo en caso extremos, donde se decide cosas importantes, muy serias y que persiguen el bien y la verdad, tal es un juicio u otros, el juramento puede proceder y tener sentido. Salvo esas excepciones basta decir: ‘Sí, sí’; ‘no, no’: que lo que pasa de aquí viene del Maligno». Por lo tanto, sobran los juramentos, pues nadie tiene entidad ni palabra para sostenerlo. 

viernes, 14 de junio de 2013

EL PECADO ANIDA DENTRO DE NOSOTROS

(Mt 5,27-32)

No se trata de solo actos externos, que descubren nuestras carnales apetencias egoístas e ilícitas, sino que donde radica el verdadero mal es lo que germina y se desea dentro de nuestro corazón. Tanto que, a pesar de no poder consumar externamente nuestros deseos carnales ilícitos (adulterio), el hecho de aceptarlos y desearlos en nuestro corazón hace realidad el pecado, tal y como si se hubiese cometido.

Tanta importancia tiene que Jesús lo compara con el valor de un ojo o mano. Se trata de alejarnos de todo aquello que puede provocar y ser ocasión de pecado. En este sentido, el entorno y ambiente puede ser decisivo y muy importante para mantenernos fieles a la Voluntad de nuestro Padre Dios.

Es la batalla que cada día libramos contra nuestros principales enemigos: mundo, demonio y carne. Y nuestras mejores armas son la Penitencia y la Eucaristía vividas en la comunidad eclesial juntos a los hermanos en la parroquia. No es bueno quedarnos aislados, solos y sin apoyo. El peligro siempre está al acecho y necesitamos el aliento, el consejo, la fortaleza de la comunidad que nos anima y nos alumbra en el Espíritu Santo.

 Pidámoslo convencidos de que podemos hacerlo, y también de que al hacerlo encontraremos el camino que en el fondo deseamos y buscamos: "Cumplir con la Voluntad de Dios, Padre Bueno que busca y quiere lo mejor para cada uno de sus hijos".

jueves, 13 de junio de 2013

MÁS ALLÁ DE LA JUSTICIA


(Mt 5,20-26)

Se hace difícil comprender que tengas que estar a bien con aquel que se declara tu enemigo, o que te hace la vida imposible, o que te cuestiona tu propia instalación y acomodación. De una forma u otra, las diferencias y las disputas están reñidas con el Reino de Dios.

Se hace necesario dialogar, pactar y llegar a acuerdos. Acuerdos que satisfagan y busquen el bien de todos, porque el amor, que debe y tiene que estar debajo de todo esto, no es sino buscar el bien del otro sin tener en cuenta el mío. Se trata de olvidarme de mí, para pensar en el otro. Y esa exigencia es prioritaria al culto y alabanza. No vale adorar si luego procedes según tu voluntad y no la de Dios Padre a quien adoras.

Y cuando abro mi corazón de esta forma, lo primero que veo son mis fracasos, mi pobreza y mis pecados. Me siento incapaz de ser un buen adorador, porque experimento mi corazón apegado, apegado a pequeñas cosas rutinarias y sin apenas mucho valor, pero apegos que me impiden volar y darme, con todo lo que eso supone, a los demás. 

Sólo te pido Señor, que me des fuerza y capacidad para desprenderme de mí y, olvidado de todo apego y apetencia, darme en servicio a los demás por amor, por saber que Tú estás en cada persona que me necesita. Amén.

miércoles, 12 de junio de 2013

UNA LEY ACTUALIZADA

(Mt 5,17-19)


Jesús no viene a quitar nada sino a dar plenitud y perfeccionar la ley dada por Moisés. No es el cumplimiento lo verdaderamente importante, sino la vivencia de ese cumplimiento por amor. Así lo enseña y lo vive Jesús. Por amor, se perdona y se sirve; por amor, se vive en la verdad, se comprende y se tiene misericordia con el otro; por amor, se es paciente y se da la vida hasta el extremo de entregarla.

Por amor, toda la Ley se hace cumplimiento y nada se deja fuera. Por amor, todo precepto cobra verdadera y gran importancia y es respetado y cumplido. Cuando la Ley se mueve por amor alcanza su plenitud y todo se cumple. Así Jesús nos lo enseña con sus obras y vida. Él es la referencia, el camino, la verdad y la vida.

No se trata de normas y normas, sino de amor. Cuando se ama todo tiene sentido e importancia, y nada sobra ni es pequeño. Sólo el amor es lo importante y de él se desprende todo lo demás. Jesús lo ha dicho: el primer mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas. Luego, el segundo, muy unido al primero, es amar al prójimo como Jesús nos enseña a amar. Ambos están muy unidos, pues si amas a Dios tendrás que demostrarlo en el amor al prójimo.

Es decir, si amas tendrás que demostrarlo, y esa prueba del algodón se resuelve amando al prójimo. Y amar para amar al prójimo hay que cumplir la Ley, toda la Ley.


martes, 11 de junio de 2013

EL VALOR DE LA SAL Y LA LUZ


(Mt 5,13-16)

Es sabido por todos que un plato sin sal es una comida sosa, sin gusto y difícil de comer. Necesita de un esfuerzo añadido para poderla ingerir. Un plato de comida sin sal es un plato rechazable y no deseado. Igual podíamos extrapolar esta experiencia a la vida de la fe. Un cristiano sin una fe viva, demostrable, testimonial y visible no es un cristiano sino un aparente y mal cristiano. No sirve de ejemplo, y provoca la huída y el rechazo.

Jesús pone unos ejemplos que no se esconden a nadie. Son tan claros y expresivos que todos los entendemos. Nadie ignora la importancia de la sal para las comidas, hasta tal punto que cuando por prescripción facultativa nos la prohíben, se nos hace difícil afrontar la nueva medida. De la misma forma entendemos el ejemplo de la lámpara. No se entiende una lámpara oculta que no pueda lanzar sus rayos de luz al exterior para servir de claridad y alumbrar todo lo que le rodea.

Sal y luz son dos cosas que utilizamos en nuestro mundo con mucha frecuencia, y que son indispensables de no poder utilizarlas. Un mundo sin sal y sin luz sería difícil imaginárselo y difícil de soportar. De la misma manera, un cristiano que no sirva a modo de sal para salar su entorno de criterios evangélicos estaría descafeinado y no viviendo lo que es por su compromiso de Bautismo. Y, de igual forma, un cristiano que no sea luz y dé claridad a lo que el Padre Dios quiere de nosotros, estaría sembrando oscuridad y confusión.

Otra cosa es que partamos de nuestra condición pecadora, pero que dejemos y deseemos ser sazonados y alumbrados por la Luz del mundo, Dios Padre, que nos perdona y nos limpia. Es entonces cuando, por la Gracia de Dios, nos convertimos en sal y luz.

lunes, 10 de junio de 2013

AMAR EN EL SERVICIO

(Mt 5,1-12)


Porque no se es mejor por cumplir, pues hay muchos cumplimientos que esconden engaños y mentiras. La misma palabra puede descomponerse en dos: "cumplir y mentir". El cumplimiento es verdadero cuando se hace libremente y por amor, porque llegado a ese momento, cumplir se hace servicio. Y quien sirve en esa actitud, está amando.

Jesús nos lo recuerda, cuando considera bienaventurado a aquel que es humilde, que comparte y llora con los que lloran y sufren. Aquel que es manso, que busca y siente sed de verdad y justicia. Aquel que por encima de la justicia pone la misericordia y el perdón. Aquel que trabaja por la paz, defiende al desvalido y es perseguido por la justicia por defender y establecer el Reino de Dios.

El poder debe ser transformado en servicio. Pronto comprendemos que de ser así todos los problemas quedarían solucionados, pero también, al mismo tiempo, nos damos cuenta que los hombres usamos mal nuestra libertad y la empleamos egoístamente y para nuestro propio servicio. Es entonces cuando las cosas se empeoran y se hacen injustas.

Sin embargo, no debemos entristecernos por eso, sino todo lo contrario, alegrarnos porque nuestra recompensa será grande en el cielo; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.

domingo, 9 de junio de 2013

SENTIRSE SALVADO

(Lc 7,11-17


Fue lo primero que me vino a la mente: "Sentirme resucitado", porque como a ese joven de Naím, yo y tú también hemos sido resucitado en Xto. Jesús. Por su Muerte hemos sido redimidos e invitados a una vida de gozo y eternidad. ¡Sí, podemos considerarnos también como ese joven, resucitados!

Sin embargo, somos muchos los que pasamos indiferente ante ese hecho que nos vuelve a la verdadera vida. Imagino cual sería la respuesta de aquel joven resucitado por el Señor. Y también la de su madre. Imagino que serian dos de sus más fieles seguidores, porque una experiencia de ese tipo no puede pasar inadvertida. Experimentar que has perdido la vida y verte de regreso a ella, con muchos testigos, por voluntad de Jesús, tiene que ser algo impactante y que deja huella imborrable.

Cada uno de nosotros está invitado a vivir la misma experiencia. Jesús nos ha resucitado con su Muerte, salvando de una muerte eterna alejado de la presencia del Padre. Por su redención hemos sido liberados de la muerte e invitados a la vida eterna. Pero esa invitación exige ser aceptada, aceptada y querida por nuestra libertad. Jesús espera esa decisión con paciencia y con infinito amor. 

Dependerá que cada uno de nosotros experimentemos que Jesús nos ha resucitado como a aquel joven de Naím.


sábado, 8 de junio de 2013

ALGO SE DESPRENDE DE MÍ

(Lc 2,41-51)


Cuantas veces presentimos angustiados que vamos a perder a un ser querido, o vivimos con la ansiedad de quedarnos solos, bien porque los hijos levantan vuelo, bien porque cada cual tiene su propio camino en la vida que le corresponde recorrer. Y cada cual tendrá que responder de su propia gestión y responsabilidad solo por el hecho de ser libre. La libertad, algo tan valioso, nos pasa su factura.

María, la excelsa Madre de Dios, nos da ejemplo de lo que expresamos en esta humilde reflexión. No entender los pasos y camino del Hijo supone confusión, angustia, perplejidad, miedos y desconcierto. Sin embargo, Lucas nos dice en su Evangelio que María conservaba todo eso en su corazón.

¿Mantenemos nosotros la esperanza, cómo María, de conservar todas nuestras experiencias, por duras e inexplicables, en nuestro corazón? Quizás sea esa la pregunta, o una de las preguntas, que hoy nos podemos hacer en la reflexión evangélica.

Pidamos al Padre Dios, luz en el Espíritu Santo, para saber y conservar todas nuestras perplejidades, confusiones, desconciertos y angustias con esperanza y paz en nuestro corazón.

viernes, 7 de junio de 2013

OVEJA PERDIDA

(Lc 15,3-7)


Esa es nuestra situación, "oveja perdida", pues nos aceptamos como pecadores y perdidos en este mundo lleno de obstáculos y dificultades que nos impiden ser felices y, más todavía, alcanzar la eternidad en plenitud de gozo y felicidad en la presencia de Dios.

No debemos situarnos entre las noventa y nueve salvadas y seguras en el redil, pues será un grave error considerar que estamos convertidos y salvados. Nuestro camino no ha terminado, y cada día tenemos que volver al ruedo de la llanura a pastar. Y también a la amenaza de la llegada del lobo que nos puede devorar. Necesitamos, pues, la presencia del Pastor que nos proteja y nos pastoree en la seguridad de su vigilancia y defensa.

Busquemos a nuestro Pastor en la presencia del Espíritu Santo que nos acompaña y nos pastorea, para que siempre estemos bien dirigidos y nunca fuera de su protección. Seamos obedientes a sus señales y pastoreo, para que siempre estemos en su Redil (Iglesia) protegidos de toda amenaza de lobos que acechan nuestros descuidos y debilidades para echarnos el guante y devorarnos.

jueves, 6 de junio de 2013

QUIÉN AMA NO ESTÁ LEJOS DEL REINO



Todo se reduce a amar, y amar no son practicas, normas, leyes o un conjunto de hábitos disciplinados que se cumplen con más o menos fidelidad. No, amar es acompañarnos, comprendernos, perdonarnos, aceptarnos y servirnos mutuamente. De tal manera que el servicio de unos desprenden y motivan hacer lo mismo a los otros. Indudablemente, de esta forma el mundo sería una maravilla plena, ¿no lo crees así?

Por eso el amor no se puede vivir solo, sino en comunidad. Primero en la familia y luego con las demás familias que forman los pueblos. Pero si amamos, todos comprenderemos que la vida será mejor. El mundo no necesita sino amor. Con él todo lo demás quedaría solucionado.

Poco más se puede decir, porque ya no importan las palabras, simplemente, lo que importa es vivirlo, hacerlo vida en el día a día de cada día. Suena a frase hecha, pero es lo único que de hacerse sonará a verdad y a verdadero testimonio. Así repitió: «Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que Él es único y que no hay otro fuera de Él, y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios». 

Sobran las palabras, importa la vida, y la vida vivida en estas coordenadas. Lo demás es mediocridad, hipocresía y mentira, y ya sabemos que dijo Jesús de los hipócritas y mentirosos.

miércoles, 5 de junio de 2013

EMPEÑADOS EN SABER LO QUE NO PODEMOS ENTENDER

(Mc 12,18-27)


Es el mayor pecado del hombre: creer que puede entenderlo todo. Mirado de otra manera, diríamos que esta inclinación a someterlo todo podríamos llamarla "soberbia". Por nuestra soberbia nos resistimos a aceptar que nuestra capacidad de entender este mundo es limitada. Y más aun lo que sobrepasa a los misterios de este mundo.

¡Cuanto más aquello que Dios nos tiene preparado! El hombre se resiste a creer aquello que no ve, y rechaza todo lo que no ve. Así, los saduceos niegan la resurrección simplemente porque no confían en la Palabra de Dios, e igual le ocurre a todos los que no creen en lo que Jesús, el Hijo de Dios verdadero, nos revela acerca del amor y misericordia de su Padre.

No hay pecado más grande ni más difícil de perdonar, pues son ellos mismos los que se excluyen y rechazan ser perdonados. No abren sus corazones a la acción de la Palabra o del Espíritu Santo. Se constituyen ellos mismos en su propio dios y se corrompen por su propia soberbia ensoberbecidos por su suficiencia y orgullo. Cierran sus corazones puros, sencillos y de niños por un corazón de piedra, suficiente, corrompido de hombres viejos.

martes, 4 de junio de 2013

MALA INTENCIÓN

(Mc 12,13-17)


Dentro de nosotros cohabita el bien y el mal. Tenemos buenas intenciones, pero también están las malas, y ambas establecen una lucha interior que nos hacen la vida insoportable, dura y camino de cruces. Por eso, necesitamos caminar injertados a Xto. Jesús y asistidos en el Espíritu Santo. Él es quien nos guía y nos enseña el verdadero camino, y nos fortalece para la lucha de cada día.

Jesús fue muchas veces puesto a prueba, y con mucha mala intención como ocurre en el día de hoy. Querían enfrentarle con el Cesar y la pregunta que le hicieron traía mucho veneno en ese sentido. Pero Jesús, guiado en por el Espíritu y la sabiduría del Padre da plena respuesta llena de justicia y amor: «¿De quién es esta imagen y la inscripción?». Ellos le dijeron: «Del César». Jesús les dijo: «Lo del César, devolvédselo al César, y lo de Dios, a Dios».

Magistral lección que nos descubre cuan debe ser nuestro camino en el camino, valga la redundancia, de nuestra vida. Saber elegir entre las cosas e intereses que nos propone el mundo, muchas veces justas o aparentemente justas, y otras no, y la Voluntad de Dios que antepone a la justicia la Misericordia y el Amor. Alumbrar este criterio con la parábola del Hijo prodigo siempre nos hará mucho bien.

Postrados ante ti, Señor, y admirados de tu sabiduría y amor por nosotros, te pedimos que nos alumbres y nos descubras siempre el camino que nos lleva a vivir en tu Voluntad y no en la nuestra.  Amén.

lunes, 3 de junio de 2013

¿QUÉ OCURRE CON MI VIÑA PERSONAL?

(Mc 12,1-12)


Cada uno de nosotros somos una pequeñita pero importante viña del Señor. Él ha plantado en cada uno de nosotros su impronta, su sello a imagen suya. Somos verdaderas criaturas de su Infinito Amor, y también con esa Infinita Misericordia somos tratados y mimados. Dios, nuestro Padre y Creador nos guarda y nos protege.

Sin embargo, nosotros nos despachamos a nuestro gusto. No hacemos caso a los que en su nombre nos enseñan, nos piden frutos y nos exigen buen testimonio y ejemplo. Actuamos de forma indiferente ante el consejo de nuestros padres, de nuestros mayores, de nuestros sacerdotes, de las indicaciones y enseñanzas de la Iglesia. Todos sus enviados son rechazados.

Y también damos la espalda a su Hijo, rechazándolo y hasta matándolo al expulsarlo de nuestro corazón. ¿Qué viñadores somos? ¿Que hijos agradecidos y servidores somos? ¿Verdaderamente, sabemos lo que estamos haciendo? Esta parábola que Jesús nos dice hoy nos descubre tal y como nos comportamos.

Señor, acepta mis disculpas y convierte mi corazón infectado por las cosas de este mundo en un corazón agradecido y entregado a servirte según tu Voluntad.

domingo, 2 de junio de 2013

COMIDA Y ALIMENTO

Lc 9, 11b-17


Hacer la prueba: quedarse un tiempo sin ingerir bebida ni comida. Y experimentaremos la necesidad urgente de comer y beber, porque de no hacerlo nos va la vida en ello. Experimentar que el alimento del Cuerpo de Jesús lo necesitamos con más necesidad, no es algo tan fácil como lo otro, pero sí más necesario y vital para nuestras vidas.

Hoy, Jesús nos lo hace ver tras el milagro de los peces y los panes. Se han quedado una multitud de hombres y mujeres a su alrededor. Pasa el tiempo sin darnos cuenta cuando escuchamos a Jesús, y se nos echa encima el hambre. Jesús consciente de nuestra necesidad actúa, y nos da de comer. Nadie podía alimentarnos allí y en esa hora. Sólo Él puede hacerlo.

Nos manifiesta su amor y sus deseos de alimentarnos, de alimentarnos de sus fuerzas y de la Vida de la Gracia para que fortificados en Él podamos alcanzar la Vida Eterna. Nos prepara para más tarde entregarse a nosotros en Cuerpo y Alma para ser comida y bebida de salvación. Hoy nos da una comida que perece, que se consume y despierta más tarde deseos de comer de nuevo. Pero nos está preparando para ofrecernos la comida de su Cuerpo y Sangre que nos alimentan para la Vida Eterna.

sábado, 1 de junio de 2013

CUANDO NO SE BUSCA LA VERDAD SE HACE DEMAGOGIA

(Mc 11,27-33)

Suele ocurrir que cuando nuestros intereses son diferentes de la verdad, nos ponemos a la defensiva y tratamos de justificarnos haciendo demagogia y escondiendo lo que sabemos que es el bien y la verdad. Es entonces cuando decimos que esas personas tratan de falsear la verdad, pues no son capaces de confesar su error y aceptarlo.

Ocurrió así con Jesús, cuando quisieron despojarlo de su autoridad desafiándole a que demostrara de donde le venía esa autoridad para actuar así. Pero no pensaron en la respuesta que Jesús les dio: «Os voy a preguntar una cosa. Respondedme y os diré con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Respondedme».

Ante tal pregunta queda al descubierto las malas intenciones de aquellos sumos sacerdotes, escribas y ancianos del pueblo, pues no respondieron ante el temor de verse cogidos de su mala intención que no trataba sino de desprestigiar a Jesús.

Pensemos que a nosotros también se nos pregunta hoy por la autoridad de Jesús, y esa pregunta nos invita a reflexionar sobre lo que pensamos sobre ello. Sería bueno hacer el esfuerzo sincero y libre de meditar y reflexionar sobre esta cuestión. ¿Se nota en nuestra vida que obedecemos a Jesús?