miércoles, 31 de julio de 2013

CUANDO SE SABE EL VALOR DEL REINO


(Mt 13,44-46)


Una cosa no se toma en serio ni se valora hasta que se conoce bien. Así ocurre con el Reino de Dios. Mientras no se experimente el encuentro con Jesús, no se podrá valorar ni saber el valor infinito que supone encontrar y aspirar al Reino de Dios.

Mientras esto no suceda, nos puede parecer hasta indiferente las palabras de Jesús: «El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel».

Nuestro vivir de cada día nos descubre la medida de nuestra fe. No nos vale decir. "Creo en Dios y hago esto u lo otro...", porque de nada sirve hacer, si no es en nombre del Señor y según su Voluntad. Y es en el misterio de su Voluntad donde podemos encontrar el Reino. Un Reino de paz, de justicia y de amor. Un Reino espiritual que nos llena de esperanza, de vida eterna y de felicidad a partir de nuestra propia cruz.

Sin embargo, es condición indispensable despertar la necesidad de buscar, de hambre y sed por el tesoro más importante de la vida. Quedarnos en la mediocridad, en la pasividad y en la resignación solo nos llevará a encontrar mediocres tesoros que no darán sentido pleno a nuestra vida.

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