jueves, 14 de noviembre de 2013

¡ESTÁ YA ENTRE NOSOTROS!

(Lc 17,20-25)


Estamos ciegos, porque cuando amamos experimentamos que la paz y la alegría bullen dentro de nosotros. El Reino, reina, valga la redundancia, en nuestro corazón y nos sorprenderá cuando menos lo esperemos. No sabremos ni la hora, ni el lugar ni el momento, sólo que vendrá. No podremos verlo ni seguirlo, porque, el Reino, aparecerá como relámpago fulgurante, tal cual nos dice hoy el Evangelio.

Sin embargo, nuestras experiencias de verdadero amor, darnos gratuitamente por el bien del otro, no nos descubren la inmediata cercanía del Reino. Nuestros ojos, encandilados por las luces de este mundo, están cegados y caminan en la oscuridad. No busquemos el Reino donde no está, porque palpita dentro de nuestro corazón.

Antes, el camino no se presenta agradable. Su trazo está lleno de dificultades, oscuridades y sacrificios. Es la prueba que exige el amor. Pero detrás de esa montaña, difícil y empinada para subir, brilla con luz propia el encuentro con Aquel que ha de venir, porque encontrados con Él, el Reino ya se ha hecho presente.

¿No lo has experimentado? Búscalo y experimentarás esa cercanía que presiente la llegada del Reino. Porque en Él, Jesús, está el Reino.

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