domingo, 1 de diciembre de 2013

ESPERANDO CON ESPERANZA

(Mt 24,37-44)


Es mejor esperar que tener la esperanza derrotada y apartada. Resignarse es signo y síntoma de haber perdido toda esperanza. Y vivir de esa forma es perder el sentido de la vida y la alegría de vivir. Hoy se abre un camino nuevo; una nueva vida que genera esperanza y expectación:  "El Adviento", la venida del Señor.

Alegría y paz para todos aquellos que esperan la promesa de vivir eternamente en gozo y felicidad. El Señor cumple su Palabra y nosotros debemos estar preparados para su venida. Y prepararse es abrir el corazón y disponerse a dejar el hombre viejo que nos envuelve y edificar el hombre nuevo que queremos ser. Un hombre humilde, sincero, disponible, en actitud de servir y entregado, por amor, a vivir la Palabra del Señor.

Expectantes a su venida, que nace en nosotros, pero que no sabemos cuando vendrá a rendirnos cuenta a su promesa de salvación. Por eso, nuestra expectación debe ser constante, continua, cada día y a cada instante, porque no sabemos el día, ni la hora, ni el momento. Quienes le seguimos en verdad no debemos sentirnos preocupados, porque su venida será de inmensa alegría y felicidad. 

En ese momento, cuando se presente delante de nosotros, habrán acabado nuestras penas, sacrificios y miserias. Seremos, por su Misericordia, verdaderamente dichosos y eternos en su presencia. 

Llena Señor nuestra vida de tu Gracia para que estemos siempre con la lámpara de tu Luz presta y encendida.