miércoles, 30 de abril de 2014

EL MAL BUSCA LAS TINIEBLAS PARA ESCONDERSE


(Jn 3,16-21)

Al mal le molesta la luz y, por consiguiente, busca la oscuridad donde se mueve a gusto y a placer. Es su mundo oscuro y lleno de sombras donde ocultarse y esconder todas sus malas intenciones y aparentar sus buenas obras apoyadas y escondidas en mentiras y engaños. Es, pues, lógico, que la luz les moleste y traten de apagarla y destruirla.

Y es eso lo que ocurre en el mundo que hoy vivimos. La Luz no interesa porque en la Luz emerge la verdad y deja al descubierto la mentira y a los que se alimentan y viven de la mentira. Su vida está dedicada a correr y esconderse de la verdad y a tratar de ocultarla en las tinieblas para no ser descubierto.

Necesito que la luz de mi vida alumbre mis buenas obras, obras que nazcan de la respuesta a tu amor, Señor, y sigan tu Palabra. Y no me siento capaz de vivirlas y realizarlas sin tu Gracia. Por eso, Señor aumenta mi fe y multiplica mis obras.

El que no practica el bien y se esfuerza en amar como el Señor nos ha amado, rechaza la Luz y busca las tinieblas.

martes, 29 de abril de 2014

SENCILLOS PARA CONOCERTE SEÑOR



Gracias Señor porque has decidido revelarte a la gente sencilla y esconderte a los sabios y entendidos que pasan tu Palabra por la razón y la distorsionan y aplican según sus sabidurías limitadas y sometidas al pecado. Porque sólo aquellos que se inclinan y buscan tu Misericordia serán perdonados e iluminados por tu Gracia.

Hay muchos momentos en nuestra vida que la oscuridad lo envuelve todo. Se hace de noche cuando las cosas no salen como queremos y hemos pensado; se hace de noche cuando nuestro camino se tuerce y discurre por senderos que no nos gustan o no queremos; se hace de noche cuando nuestras luces se apagan y nuestros caminos se oscurecen...

Sólo la Luz, tu Luz Señor, nos puede salvar, pero es condición indispensable acercarnos a la Luz y caminar junto a ella para ver el camino verdadero por el que debemos caminar. Y también para aliviar nuestra carga, porque solos apoyados en el Señor encontraremos sentido y paz para soportar el duro camino de nuestras cruces.

Porque Tú Señor nos revela el Amor de tu Padre y la Gloria que nos tiene preparada. Por eso, Señor, acudimos a Ti necesitados de tu Gracia y de tu Amor.

lunes, 28 de abril de 2014

CREADOS DE NUEVO

(Jn 3,1-8)

Nicodemo no entendía lo que Jesús le decía: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios». Dícele Nicodemo: «¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?». Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu.

El Bautismo es el inicio de ese volver a nacer revestido del agua y del Espíritu de Dios, y por él empezamos una nueva vida como verdaderos hijos de Dios. Es posible que sintamos miedos, miedos originados por nuestra naturaleza humana, débil y pecadora sometida por el pecado. Necesitamos la fuerza del Espíritu que nos fortalezca y nos ilumine para poder vencernos y nacer a la verdad y al amor.

Sin la Gracia del Espíritu de Dios nada podemos hacer. El Bautismo nos infunde la Vida de la Gracia y nos dispone al combate, asistidos por el Espíritu Santo, para la lucha de cada día contra nuestras limitaciones e inclinaciones humanas al pecado.

Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en nosotros la llama de tu Amor. Envíanos Señor tu Espíritu y nuestros corazones serán creados de nuevo. Y ser renovará la faz de la tierra.

domingo, 27 de abril de 2014

UN POCO DE TOMÁS...

(Jn 20,19-31)


Todos llevamos la impronta de Tomás, pues si no vemos no creemos. Y digo más, incluso viendo nos sigue costando creer. Es significativo como Jesús enseña sus heridas para que le reconozcan, pues nos conoce y sabe de nuestra dificultad para creer. Por eso su frase. "Dichosos aquello que crean sin ver".

Estamos atenazados por el miedo y por nuestra ignorancia. A pesar de ver, la fe no nos fortalece si no nos la infunde el Espíritu Santo, porque sólo el Espíritu de Dios nos puede iluminar, dar y aumentar nuestra fe. Así, los apóstoles recibieron, por Jesús, el soplo del Espíritu Santo y el poder de perdonar los pecados. No se entiende de otra forma como la Iglesia permanece y persevera desde aquellos días hasta hoy.

Sin embargo, me parece muy oportuna la lección de Tomás, quien a pesar de su incredulidad vio y tocó, ofrecidas por el Señor, su llagas y heridas de manos y pies y postrado ante Él se entrego adorándole: "Señor mío y Dios mío". ¿Es esta, podemos preguntarnos, nuestra actitud e intención? ¿Estamos buscándole y dispuestos a postrarnos, abandonándonos en Él, ante el Señor?

Estas y otras preguntas más deben ayudarnos a reflexionar y a tratar de responder a la llamada del Señor. Porque Él siempre nos busca, tal y como hizo con Tomás.

sábado, 26 de abril de 2014

INCAPACES DE CREER

(Mc 16,9-15)


A pesar del testimonio de María Magdalena y de los discípulos de Emaús, los apóstoles se mantienen escépticos e incrédulos a la Resurrección del Señor. Lloran y se consuelan permaneciendo encerrados en el Cenáculo y escondidos por temor. Han perdido sus esperanzas a pesar de las enseñanzas y milagros que Jesús ha hecho durante su vida terrenal con ellos.

Necesitan más pruebas y hasta teniendo a Jesús delante de ellos dudan. Incluso, Jesús, les enseña sus llagas y heridas en el costado, manos y pies para que comprueban que es el mismo Jesús que murió crucificado en la Cruz hace tres días.

¿No nos identifica eso a nosotros con los apóstoles, discípulos y mujeres que le seguían? Lo tenemos delante en la Eucaristía y dudamos. Al menor contratiempo o dificultad exigimos pruebas y demostraciones. Creo que hemos cambiado muy poco desde los apóstoles a hoy

Señor, danos la Luz que ilumine todo nuestro ser y entendimiento, para que la fe nazca en nuestros corazones y se abran a la acción y asistencia del Espíritu Santo. Sólo Tú, Señor, puedes darnos un corazón de carne y arrancarnos nuestro corazón de piedra. Aumenta nuestra fe, Señor.

viernes, 25 de abril de 2014

SE REPITEN LAS APARICIONES DE JESÚS

(Jn 21,1-14)


El Señor va manifestándose poco a poco y transmitiendo a sus apóstoles lo escrito y profetizado en su Nombre. Todo se va cumpliendo tal y como se había profetizado. Les acompaña y anima a que vayan asimilando todo y se despierten a todo lo que les ha dicho. Hoy es la tercera aparición que hace ante sus apóstoles precedida de un milagro: "Llenan la red de peces obedeciendo la sugerencia de Jesús".

Observamos que la obediencia da frutos porque Jesús no nos ofrece cosas que no nos sean beneficiosas. Tras estar toda la noche intentando pescar y no conseguir nada, un extraño, porque no le habían conocido, le sugiere echar las redes a la derecha de la barca, y obedecen. ¿No nos suena eso a nosotros cercano?

?Cuántas veces hacemos oídos sordos a las cosas que el Señor nos sugiere? ¿Ponemos atención e interés y dar respuesta a lo que, dentro de nuestro corazón, sentimos debemos hacer? ¿Tratamos de ver con los ojos del Espíritu Santo las carencias y necesidades de otros? ¿No está ahí, en esas personas, invitándonos el Señor a echar las redes a la derecha de nuestra barca?

Enséñame Señor a abrir mi ojos y oídos a tu Palabra y a ser obediente a lo que ella me invita a vivir y actuar.

jueves, 24 de abril de 2014

NOSOTROS HEREDAMOS ESOS TESTIMONIOS

(Lc 24,35-48)


Somos nosotros ahora, la Iglesia de siglo XXI, la que hemos heredado esos testimonios de los apóstoles, y debemos de proclamarlos y transmitirlos a nuestros herederos y al mundo: Jesús ha Resucitado y está entre nosotros. 

Tenemos el testimonio de la Palabra que se ha cumplido toda en nuestro Señor Jesús, y era necesario que así fuese. El Señor tiene manos y pies, es de carne y hueso. Les invita a que le palpen y les pide de comer para que comprueben que no es un espíritu sino el mismo Señor en Persona. Su Resurrección cambia toda nuestra vida y nos llena de esperanza. ¡Alabado y glorificado sea el Señor!

Ocurre que nos embargan las dudas y la desconfianza, y en la medida que nos alejamos más de Él, el mundo se encarga de desdibujar más su presencia y hacernos pensar más en un sueño que la realidad. No dejemos que eso nos ocurra. Y para ello mantengámonos siempre unidos, junto a Él y alimentados por su Cuerpo y su Sangre.

Es en la Iglesia donde podemos fortalecernos al compartir nuestra fe y perseverar en la unidad junto al Señor.

miércoles, 23 de abril de 2014

QUEDATE CON NOSOTROS SEÑOR.


(Lc 24,13-35)

Sus Palabras nos dejan admirados y nos llenan de entusiasmo; sus Palabras enciende nuestro corazón y lo inunda de paz, de sosiego, de alegría y gozo pleno. ¡No te vayas, Señor, quédate con nosotros! Son palabras que salen de lo más profundo de nuestro corazón de forma espontánea. Porque ellas nos dan vida y nos llenan de esperanza.

Aquellos discípulos, camino de Emaús, iban derrotados. Ni siquiera se paraban a pensar en lo que habían oído de aquellas mujeres que habían encontrado el sepulcro vacío. Tampoco repararon en los compañeros que lo habían comprobado. Estaban resignados y vencidos por la muerte. Necesitaban verle y nadie le había visto. ¡Qué paradojas de la vida! Lo tenían delante y no lo advertían.

Jesús, que caminaba con ellos sin ser reconocido, les descubrió todo lo que dijeron los profetas sobre Él y se tenía que cumplir. Conmovidos y entusiasmados invitaron a Jesús a quedarse con ellos, y al partir y bendecir el pan y dárselos se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero Jesús desapareció sin que ellos lo pudieran ver. Entonces experimentaron el ardor con que latían sus corazones y entusiasmados regresarón a Jerusalén al encuentro de los otros. 

En la comunidad compartieron las experiencias de encuentro con Jesús Resucitado y se fortalecían con gozo y alegría porque el Señor estaba Vivo. ¿Tenemos nosotros esa misma experiencia?

martes, 22 de abril de 2014

LA EXPERIENCIA DE LA FE

(Jn 20,11-18)


La duda está dentro de nosotros. Dudaron los apóstoles, Magdalena y todos los discípulos. Y hoy seguimos dudando los que todavía caminamos por el sendero de la Cruz. E imagino que el Señor sabía y sabe todo eso de nosotros, y así y todo se dejó crucificar por amor a todos nosotros. No hay prueba mayor de amor que entregar la propia vida.

La experiencia de Magdalena fue tal que teniéndole delante de sus propios ojos no fue capaz de distinguirlo ni de verlo. Y mira si ella no había escuchado y contemplado al Señor en muchos momentos de su vida. Sin embargo, no le reconoció. Y fueron las palabras de Jesús Resucitado al pronunciar su nombre las que la devolvieron a la pura realidad: El Maestro estaba allí presente, delante de ella, Vivo y Resucitado.

Sin ningún quizás, a nosotros nos ocurre lo mismo. Estamos ciegos, confusos y distraídos por las luces y los problemas de este mundo. Y tan imbuida nuestra mente por la razón y por lo que ven nuestros ojos que no somos capaces de ver ni experimentar al Señor. Necesitamos, como María, oír su voz, escuchar decir nuestro nombre y creer profundamente en sus Palabras.

Pero, para eso debemos ir a su encuentro. Tal y como hizo María Magdalena. Acercarnos a su sepulcro para contemplar su gloriosa Resurrección, y aplacar nuestra sed de dudas en su Resurrección y en su presencia gloriosa entre nosotros.

¡Ven Señor Jesús y danos la fe de tu Resurrección y el valor de proclamarlo a todos los hombres! Amén.

lunes, 21 de abril de 2014

JUSTIFICAR LO INJUSTIFICABLE



Los sumos sacerdotes no daban crédito a lo que les decían y, por otro lado, sus soberbias les traicionaba y tratan de justificar aquello que no se puede justificar. Se autoengaña distorsionando la realidad. Sobornan a los soldados para que extiendan que han sido los apóstoles quienes han robado el Cuerpo de Jesús. Algo difícil de sostener y mantener.

Hoy, muchos, no creen en Jesús, pero no porque quieran creer que han robado su Cuerpo, cosa imposible, sino porque se obstinan en querer comprender lo que no se puede comprender desde nosotros mismos, sino por la Gracia del Señor. 

Hay una y mil razones para creer, pero también hay para dudar. Porque la duda siempre nos estará amenazando. La fe implica ver y no veremos más hasta que ya no nos haga falta la fe, porque lo veremos con nuestros propios ojos. Será cuando acabe este nuestro periplo por este mundo.

 El testimonio de los apóstoles es suficiente y también el deseo de sed de agua viva que salta hasta la fuente eterna. La fe es un don de Dios y como tal se lo pedimos, porque queremos creer y creemos en su Palabra y el testimonio de la Iglesia.

Sin embargo, somos débiles y frágiles y necesitamos que nos aumentes la fe Señor. Y eso te pedimos hoy, día en que celebramos que Tú estás vivo entre y nosotros para resucitarnos a nosotros también. Por eso te pedimos: "Aumenta nuestra fe Señor".

domingo, 20 de abril de 2014

ELLOS NO LO HABÍAN ENTENDIDO, PERO NOSOTROS, POR EL TESTIMONIO DE ELLOS, AHORA SÍ LO SABEMOS


(Jn 20,1-9)

Estaban derrotados, desilusionados, vencidos, decepcionados... No habían entendido nada y, por lo tanto, no esperaban nada. Esa mañana tuvo que ser grandiosa, tan grandiosa que les movió toda su vida a seguir al Señor en cuerpo y alma y a darlo todo por Él.

Me imagino el desasosiego y la esperanza contenida por imaginar y empezar a entender lo que el Maestro les había dicho. ¿Dónde estaba Jesús? ¿Había Resucitado? ¡Dios mío, esto cambiaba todo de forma radical! Jesús vive, ha triunfado y el Amor es el camino del triunfo. La muerte no es la última palabra. Es Jesús quien nos da la vida y quien tiene la última Palabra. Es el Señor, el Hijo de Dios Vivo.

Hoy es un día grande, grande porque se pasa de la muerte a la vida; de la derrota a la victoria; de la tristeza a la alegría, de la desesperanza a la esperanza... Xto. Jesús ha Resucitado y en Él resucitaremos nosotros también, porque su Amor y Misericordia es Infinita.

Por eso, en contenida alegría y sabiendo, por el testimonio de los apóstoles, que Jesús ha vencido a la muerte, esperamos con inusitada y silenciosa alegría el momento exultante de proclamar que Jesús Vive entre nosotros y nos resucitará en Él por la Gracia y el Amor de Dios Padre.

sábado, 19 de abril de 2014

DÍA DE CRUZ Y DE VICTORIA



Hoy actualizamos nuestra liberación, porque la muerte, nuestro mayor azote, ha dejado de serlo, pues Xto. Jesús ha Resucitado y con ello ha vencido la muerte. Y no lo recordamos sino que lo actualizamos y lo hacemos presente. Cada instante de nuestra vida es un instante de resurrección porque se produce vida, vida que se sostiene en Xto. Jesús.

Somos frágiles y muy débiles. Por cualquier insignificancia nuestra vida corre peligro de acabar. Concretamente, ayer noche, después de venir de la celebración de la Santa Cena, tomando algo ligero en casa me atraganté con un poco de pan y lo pasé muy mal. Se paseó por mi mente que me asfixiaba y Berta, mi mujer, lo pasó muy mal.

Experimenté resurrección y fragilidad. Y tomé conciencia que cada momento de mi vida está sostenido en y por el Señor. Él nos salva, nos acoge, nos perdona y nos libera. Y en estos días de Semana Santa actualizamos esa liberación y salvación que durará todos los días del año hasta la próxima actualización. Vivimos el momento presente en el que somos liberados, tal como me ocurrió a mí en ese percance.

Puede ser cualquier enfermedad, desesperanza, tiniebla, oscuridad, sacrificio, mortificación, dificultad...etc. Estamos siendo salvados y liberados a cada instante de nuestra vida, y hoy, de forma especial, actualizamos esa vivencia de cada día.

Por tu Cruz, Señor, somos salvados y resucitados. Amén.

viernes, 18 de abril de 2014

HA LLEGADO LA HORA

(Jn 18,1—19,42)


No se le cree y se le rechaza, porque proclamarse Hijo de Dios sería subordinarles y desposeerlos de sus poderes y gobiernos. No esperan a un enviado de Dios humilde, pobre y sin poder, y dedicado a hacer el bien y a curar enfermedades. Ellos quieren un enviado poderoso, fuerte y guerrero que pueda llevarles a liberarles de la esclavitud del pueblo romano.

No atienden a razones ni dan crédito a la Palabra de Jesús. Lo tachan y condenan acusándole de blasfemo y de querer nombrarse rey. No entienden nada y sólo les preocupa perder sus posiciones y su situación con el poder romano. Así que decididos buscan y acusan a Jesús de blasfemar y consiguen que los romanos lo condenen a una muerte de Cruz.

La Cruz se convierte entonces en nuestra liberación y salvación. En ella somos redimidos y rescatados por los méritos de Xto. Jesús, y en ella, por la Misericordia de Dios, somos perdonados de nuestros pecados. Por eso, nuestra vida es un camino de Cruz, un camino de perdón y misericordia, un camino de amor de paz.

Pidamos en este día que el Espíritu Santo nos impulse a soportar y cargar con la Cruz de cada día por la Gracia de nuestro Padre Dios. Amén.

jueves, 17 de abril de 2014

AMAR COMO YO LES HE AMADO

(Jn 13,1-15)


No se trata simplemente de amar. Porque podemos amar a nuestra manera. De hecho, muchos lo hemos dicho: "Yo amo a mi manera". Y muchos también anunciamos que somos así y así me tienen que aceptar, pues a esta edad no voy a cambiar. La cuestión es que la manzana la queremos comer a nuestro estilo y según nuestras formas de entender y vivir.

Y ese es el punto de arranque y la medida de conversión. No te conviertes por practicar un culto o normas y disciplinarte con unas practicas religiosas. No es la cosa tan fácil, porque de ser así sería cuestión de hábitos, disciplina y algo de voluntad. Eso lo hacen muchos, incluso en el gimnasio, practicas deportivas...etc. No se trata, pues, de estar al lado de Jesús, adorarle y seguirle. Es algo mucho más serio y comprometido.

Se trata de sintonizar con Él y vivir en su estilo y sintonía. Se trata de no simplemente anunciarlo, sino de vivirlo. Y lo vives en la medida que lo conoces. Se trata de deponer tu voluntad, como, por ejemplo, hizo Pedro a pretender la suya, no lavarse, y meter no sólo las manos sino también los pies y hasta la cabeza si hace falta. Esa es la predisposición para que comience tu conversión: la de poner tu corazón, todo tu ser a disposición del Señor y dejarte hacer y dirigir. Él hará de tu corazón imperfecto y de piedra un corazón de carne, generoso y entregado por amor.

Por eso, el modelo es Jesús. Convertirse es tener la mirada puesta en Él e intentar, por su Gracia y Espíritu, vivir según su estilo y amor. Te lo pedimos, Señor. Amén.

miércoles, 16 de abril de 2014

AMOR Y ODIO

(Mt 26,14-25)


No se puede comprender como dos personas enamoradas pueden odiarse en un corto o largo periodo de tiempo. Ocurre eso con más frecuencia de la debida en los matrimonios que, enamorados durante el noviazgo y la luna de miel, empiezan luego en el devenir de la convivencia a establecer diferencias y lejanías. Difícil problema de entender, pero muy fácil de explicar.

Y es que en la medida que ese amor pasional, repentino, incontrolable y superficial no se interiorice, se madure y se comparta en diálogo sincero y auténtico y responsable, el compromiso no florece. Y sin compromiso, el amor no madura sino que desaparece. Entre otras cosas porque nunca floreció, sino que hubo mucho de pasión, de físico, de gustos, de satisfacciones que no llegaron sino a despertar sentimientos y emociones que, de la misma forma que aparecen, desaparecen.

Nos ocurre igual con el Señor. Nuestra amistad no se cultiva, no crece y no se compromete sin su presencia, sin su proximidad, sin su Gracia. Y para eso necesitamos estar a su lado y en estrecha unión con Él. La oración, los Sacramentos, sobre todo la Eucaristía son pilares y fundamentos básicos para no despegarnos y crecer en santidad por su Gracia y Misericordia.

En potencia somos unos malhechores y unos traicioneros. Podemos venderle como Judas, y creo, al menos yo, lo he hechos en ocasiones en las que me he alejado de Él, le he dado la espalda y me ha importado poco o nada su presencia. Por eso, mi gratitud experimenta, al tomar conciencia de ello, más agradecimiento y admiración, y deseos de responder a esa Gracia.

Dame Señor la sabiduría de no alejarme, aun esté mi noche oscura, de Ti, y de perseverar pacientemente a tu lado, porque sólo en Ti encontraré el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.

martes, 15 de abril de 2014

CUANDO ME ALEJO DE TI, SEÑOR, SE HACE LA OSCURIDAD

(Jn 13,21-33.36-38)


Ocurre muchas veces en nuestra vida, de repente se hace de noche y la oscuridad reina en nuestro corazón. La oscuridad de nuestra soberbia, de nuestra vanidad, de nuestra suficiencia, de nuestra avaricia... que nos hacen subir, creernos más que otros, dignos de elogios, de privilegios, de centro de los demás, de tenidos como importantes, de ser servidos más que servir, de...

Y las tinieblas nos ciegan, nos confunden, nos mueven a actuar, ni como creemos ni como debemos, sino como no debemos actuar y en sintonía con el Maligno. Así le ocurrió a Judas aquella noche, se alejó de Jesús y perdió su contacto, su diálogo con Él... y las tinieblas se apoderaron de su corazón. Y así también nos ocurre a cada uno de nosotros cuando pensamos que sin el Señor podemos encontrar el camino y la solución a nuestros problemas.

Ese es el efecto del pecado, una ruptura con Dios pensando que en las cosas de este mundo encontraremos solución y remedio a nuestro deseo de paz, alegría y felicidad. Y nada más lejos de la realidad. La solución pasa únicamente por el regreso a Dios en Jesús. Él es el Camino, la Verdad y la Vida y en Él ha sido glorificado el Padre, y el Padre lo glorificará a Él y en Él nosotros seremos también, por el Amor del Padre y el Hijo, glorificados.

Gracias Señor por tu Inmenso Amor y por tu Misericordia, pues a pesar de romper contigo por nuestro amor a nosotros mismos, Tú, Misericordiosamente, nos perdona y nos abre tus brazos para acogernos y salvarnos.

lunes, 14 de abril de 2014

PROTESTAS E INCOHERENCIAS

(Jn 12,1-11)


Si nuestras protestas fuesen coherentes no serían muy frecuentes. Parece un pareado con ritmo, pero tiene mucho de verdad, porque cuando se protesta debe ser porque tenemos una opción mejor y estamos dispuestos a comprometernos en ponerla en practica.

Muchas veces nuestras protestas esconden segundas intenciones. Segundas intenciones contaminadas de envidias o venganzas. Cuando las cosas se miran con ojos limpios se ven de otra forma. Nuestra fe, por llamarla fe, está cegada por pasiones y razones adulteradas, porque sólo creemos lo que nos interesa y lo que favorece a nuestro egoísmo. 

Queremos ver para creer, y visto preguntamos y buscamos razones para desmentir, porque lo que nos interesa es no creer. Muchos se acercan a Betania para ver a ese amigo de Jesús, Lázaro, y comprobar que es verdad lo que se dice: "Lázaro ha sido resucitado por Jesús". Experimentamos que no creemos lo que se dice en este caso, pero sí otras cosas con menos consistencias y sin ninguna demostración. Muchos testigos presenciales afirmaban la resurrección de Lázaro, pero agotamos esa posibilidad de verlo con nuestros propios ojos antes de dar nuestro brazo a torcer.

Todo lo que hablara y proclamara la Verdad del Hijo del Hombre era perseguido, pues amenazaba con acabar con sus poderes religiosos. Incluso Lázaro fue sentenciado también a muerte, pues su presencia y vida era un testimonio y prueba de la Verdad y de que Jesús ere el Hijo de Dios.

domingo, 13 de abril de 2014

ACLAMACIONES Y RECHAZOS


(Mt 26,14—27,66)


Entre la algarabía de la entrada a Jerusalén, vitoreado y aclamado como Rey, a las acusaciones, rechazos y desprecio condenándolo a una muerte de Cruz, Jesús se encuentra ante los hombres que no ven más allá de lo que tienen enfrente. Es también la paradoja de la vida, el amor y el odio, porque no se ama gratuitamente sino compensadamente, y cuando no hay prestaciones se da la espalda.

Jesús que lo ha dado todo, y está dispuesto a dar su vida, encuentra momentos de júbilo seguidos de momentos de cruz. Es el rechazo a la verdad que descubre nuestro egoísmo y nos interpela a dar un giro total a nuestro camino de soberbia, de vanidad, de individualismo, de pasiones, de poder, de riqueza...etc.

Un domingo de Ramos tocado por la apariencia de la aceptación, pero escondido en el pecado soberbio del desamor. Un domingo de Ramos donde se confunde el amor con el poder, la venganza y la victoria del más fuerte. Un domingo de Ramos donde no se entiende que la libertad se esconde en la propuesta amorosa de la concordia, la fraternidad y la paz.

Un domingo de Ramos donde el Amor es la propuesta que esconde el Tesoro que todos buscamos: la felicidad eterna.

sábado, 12 de abril de 2014

MIEDO A PERDER SU POSICIÓN

(Jn 11,45-56)


Los sumos sacerdotes andaban preocupados. La Palabra de Jesús, sus signos y obras no dejaban lugar a duda y muchos empezaban a creer en Él. El temor a que el pueblo terminara por creer en Él les empujo a tomar una decisión. (Pausa): ¿Es tu caso también ?

Temían que todo el pueblo fuera tras Él y que los romanos les destruyeran el lugar santo y la nación. (Pausa): ¿Es también tu lugar santo tu templo o parroquia? 

Caifás, sumo sacerdote aquel año, impulsado proféticamente, anunció que Jesús convenía que muriera para salvar al pueblo. Quizás nosotros pensemos lo mismo, aunque no nos detengamos a reflexionar imbuidos por las prisas y el consumo. Aquel día los sumos sacerdotes decidieron darle muerte y andaban atento buscando la ocasión para prenderlo. ¿Es esa también nuestra actitud?

Quizás Jesús ocupa un puesto más entre los objetivos e ideales que tenemos en nuestra vida. No es el primero ni el que dirige y motiva nuestra diario vivir y obrar, a pesar de que aparentemente es eso lo que de alguna manera queremos transmitir. Me escondo en muchas justificaciones y actitudes falsas e hipócritas y me autoengaño tradicionalmente entre lo que creo y debo.

Señor, llena y dale coherencia a mi vida para que sea capaz de hacer lo que creo según tu Palabra. Porque es tu Palabra la que quiero que rija mi vida. Amén.

viernes, 11 de abril de 2014

¿ENTENDEMOS NOSOTROS QUE JESÚS ES DIOS?

(Jn 10,31-42)


Así lo entendieron los judíos cuando manifestaron sus deseos de apedrearlo: «No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios». Dejan claro con sus intenciones que entienden que Jesús se proclama Dios: Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed por las obras, y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre».

La pregunta que se desprende de todo esto, al menos a mí, me sugiere eso, es: ¿Y yo que entiendo? ¿Entiendo yo también que Dios se ha hecho Hombre, encarnándose en María, para, tomando una Naturaleza humana como los hombres menos en el pecado, acercarse a ellos y, por amor, redimirlos entregando su vida en una muerte de Cruz?

¿Es Jesús, pues, nuestro redentor y salvador, por el Amor del Padre, que ha sido enviado para proclamar a los hombres su salvación? ¿Y sus obras, son signos y prodigios que descubren y revelan su Divinidad?

Señor todo lo que ha dicho Juan y todos aquellos profetas que le precedieron ha tenido perfecto cumplimiento en Ti. Lléname de tu Gracia para que mi fe sea grande y confiada en Ti. Amén.

jueves, 10 de abril de 2014

VIVIR SEGÚN TU PALABRA SEÑOR ES VIVIR ETERNAMENTE


(Jn 8,51-59)

No cabe ninguna duda que todos deseamos vivir eternamente. Es algo en lo que todos estamos de acuerdo, sin embargo, no todos hacemos lo que debemos por alcanzar esa vida eterna prometida. Porque quién la promete es Jesús en nombre del Padre. Nadie más habla de vida eterna, y menos aquellos que no creen en ella ni pueden darla.

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «En verdad, en verdad os digo: si alguno guarda mi Palabra, no verá la muerte jamás». Más claro el agua. No hay punto de discusión y sí, sólo se necesita fe. Y la fe supone, tal y como hizo Abrahán, ponerse en camino, buscar y escuchar la Palabra que Dios te indica y te confía. No pasivo, estático y con los brazos cruzados descubriremos y escucharemos la Palabra de Dios. La fe implica riesgo, camino, atrevimiento, confianza, abandono...

Así hizo Abrahán y los profetas, y todos los que nos han precedido en el seguimiento a Jesús, y también nuestros contemporáneos que caminan en su Palabra. Pero, también los hay que no confían ni creen en su Palabra, y no aceptan que Jesús se declare el Hijo de Dios. Ni que tampoco afirme y diga que Él ha existido siempre, desde el principio, porque es Dios y Hombre Verdadero.

No obstante, ese Dios que todos llevamos dentro no lo encontraremos en ninguna parte, porque está delante de nosotros, con nosotros y siempre que nos reunamos en su Nombre. Él se hace presente y comida para nuestro diario alimento: Nos espera en la Eucaristía.

miércoles, 9 de abril de 2014

¿REALMENTE SOMOS LIBRES?

(Jn 8,31-42)


Cuando nos atrevemos a reflexionar sobre la libertad, nos damos cuenta que nuestra libertad, valga la redundancia, no es libre sino que está sometida al pecado. Pecado de lujuria, pecado de soberbia, pecado de venganza, de odio, de egoísmo, de riqueza, de poder, de suficiencia, de pereza, de comodidad, de ira, de desobediencia, de...etc. La lista en numerosa y ancha, de ahí el peligro de escoger el camino de la puerta ancha y espaciosa.

Porque el pecado nos somete, no nos deja ser libres para elegir ese deseo profundo que habita en nuestro corazón y nos llama al amor, a hacer el bien, a desear la concordia, la justicia, la paz y la fraternidad entre todos los hombres. Porque el pecado nos arrastra e inclina a desobedecer, a dejar nacer y crecer dentro de nosotros esos sentimientos de soberbia, de ira, de lujuria, de venganza...etc. 

Entendemos de forma clara que lo que nos somete nace y tiene vida dentro de nuestro corazón. Ahí dentro nace el pecado y es ahí donde se ensucia nuestro corazón, no con las cosas de afuera. Sólo Jesús nos puede dar esa libertad que deseamos y queremos. Él, que es la Verdad Absoluta, nos hará libres rompiendo esas cadenas de esclavitud que nos someten.

Señor, Tú eres nuestra libertad y nuestra verdad. Sólo en Ti podemos romper esas cadenas de esclavitud que nos impiden ser y actuar como verdaderamente queremos ser. Danos tu Gracia para poder liberarnos. Amén.

martes, 8 de abril de 2014

SIN TI SEÑOR, ¿A DÓNDE VOY?

(Jn 8,21-30)


La experiencia de este mundo salta a la vista de forma muy clara. Cada día me sorprendo más de la ceguera de muchas personas, aparentemente inteligentes, pero, empiezo a dudarlo, porque no descubren ni advierten la hermosa claridad de la verdad que tienen delante. Pasa la vida y no experimentan la pregunta que late dentro de su corazón. ¿Qué sucede luego? ¿A dónde vamos? ¿Tiene esta vida caduca sentido?

Observo a muchos amigos que envejecen, que contraen enfermedades graves, y que muchos mueren, y me sorprenden que no reaccionan, que viendo no ven, que el mundo ha apagado las luces de la fe y que viven triste y resignados a su destino equivocado. ¿Es qué no oyen la Voz del Señor que les invita a una vida nueva, eterna y gozosa? ¿Es qué no entienden o no quiere entender?

Supongo y pienso que están muertos, poseídos, sometidos y esclavizados por el Príncipe de este mundo, y ciegos ante la Verdad que les invita y le abres los brazos del Amor y la Paz. Mientras hay vida tenemos la oportunidad de creer en el Señor y suplicarle que nos lleve con Él a ese lugar junto al Padre. Despertemos de la oscuridad de este mundo vacío y caduco.

Ilumina Señor mi entendimiento y dame la Luz de la Fe para seguir el camino de tu Cruz confiado y abandonado a tu Palabra.


lunes, 7 de abril de 2014

VETE, Y EN ADELANTE NO PEQUES MÁS

(Jn 8,1-11)

La consigna de Jesús es clara. No condena, pero ofrece un cambio de vida y no volver a cometer los mismos errores. Al menos a esforzarse en ello. Esto descubre un arrepentimiento sincero y poner de nuestra parte todo el esfuerzo necesario. Es posible que por nuestra condición pecadora y humana volvamos a caer, pero cuando el esfuerzo es sincero y en el Señor, su Gracia nos dará las fuerzas necesarias para corregirnos.

Sin lugar a duda, cuando nos examinamos nosotros primero, la misericordia se hace presente en ese mismo instante en lo más profundo de nuestro corazón. Jesús nos conoce y nos toca en lo más íntimo y hondo de nuestro corazón. Sabe de nuestros pecados y de nuestra humanidad pecadora. ¡Ha venido a salvarnos!

Por eso, nos invita a reflexionar interiormente para que veamos nuestras culpas y delitos. Quizás muchos de los presentes son cómplices y culpables de los pecados de aquella mujer que, ahora, quieren lapidar. Y cuando hacemos ese ejercicio humilde de vernos a nosotros mismos, no nos queda otra salida que la de perdonar como nos gustaría que nos perdonen a nosotros también.

Por eso, en la medida de que des y ofrezcas perdón, también serás tu perdonado delante de Dios.

domingo, 6 de abril de 2014

TAMBIÉN NOSOTROS ESPERAMOS LA RESURRECCIÓN

(Jn 11,1-45)


Posiblemente Jesús aprovechó esa muerte de su amigo Lázaro para Gloria de su Padre Dios, y para que muchos hombres creyeran en que Él era el Mesías. Termina el Evangelio de Juan afirmando esto: Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, creyeron en Él.

Estamos inclinados a necesitar grandes prodigios, como es el resucitar de la muerte a una persona, para abrir nuestros ojos y creer seriamente. Eso le ocurrió a muchos judíos en aquella ocasión, pero nos ocurre también a nosotros ahora, en nuestro tiempo. 

A la pregunta de Marta por la tardanza de Jesús y la muerte de su hermanos Lázaro, Jesús responde:  «Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?». Le dice ella: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo». 

¿Y creemos nosotros también? Esa es la pregunta que busca respuesta en nuestra vida : vencer la muerte. Porque lo verdaderamente importante es vivir eternamente y Jesús nos propone esa vida eterna y gozosa en presencia del Padre. Estamos a pocos días de celebrar la Pascua, ese misterio del paso de la muerte a la vida, y aprovechamos la ocasión para, una vez más, pedirle al Señor la fe de Marta y María en la esperanza de resucitar en el Señor para la eternidad.

Porque el Señor es el Camino, la Verdad y la Vida.

sábado, 5 de abril de 2014

¿QUIÉN ERES SEÑOR? ¿DE DÓNDE VIENES?

(Jn 7,40-53)


Todo sigue igual, Dios mío. Ponemos en duda tu Divinidad y tu Palabra, y nos preguntamos quien eres. Ocurre lo de siempre, nos ajustamos a la ley cuando nos interesa y siempre procurando adaptarla a nuestros intereses y comodidades. Tratamos de alejarnos de aquello que significa una exigencia y compromiso.

Ponemos en entredicho tu origen sin apenas conocerte. Sucede que siempre son los que menos te conocen los que hablan de Ti negativamente y poniendo en duda tu Palabra. Los de siempre Señor, los fariseos y los versados en la ley. Los ciegos que viendo no ven.

Y quieren acallar tu boca Señor, y desprestigian tus Palabras. Su ley es dios y la interpretan según les conviene. No les interesa oír tus Palabras y tratan, por todos los medios, quitarte del medio. Te insultan y te llaman embaucador y agitador, y rechazan tu Mensaje. Siempre hay una porción de tierra donde tu Palabra hunde sus buenas raíces. Esa tierra hoy se llama Nicodemo que escondido en Ti, Señor, trata de salvarte y de que tengan la oportunidad de escucharte.

Ilumínanos Señor para verte por la Luz de la Fe y afirmarnos más en tu Palabra y Divinidad.

viernes, 4 de abril de 2014

PELIGRO DE MUERTE

(Jn 7,1-2.10.14.25-30)


La vida de Jesús corre peligro porque lo que dice no gusta a los que mandan y manejan al pueblo. Es la ley la que ellos adoran y a la que someten a los demás. La ley que les interesa mantener porque favorecen sus intereses y la adaptan a sus conveniencias. Jesús representa un peligro porque les descubre sus oscuros y egoístas intereses.

Les nubla sus mentes el conocer a Jesús. El saber que es de Galilea ciega sus ojos y sus corazones y les predispone al rechazo. No puede ser el Mesías alguien conocido, murmuran, y este sabemos quien es. Gritó, pues, Jesús, enseñando en el Templo y diciendo: «Me conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi cuenta; sino que me envió el que es veraz; pero vosotros no le conocéis. Yo le conozco, porque vengo de Él y Él es el que me ha enviado».

Dios se hace Hombre para revelar su Amor a los hombres. Y Jesús, el Hijo de Dios Vivo, es el Mesías enviado y encargado de dárnoslo a conocer. A Dios nadie lo conoce ni lo ha visto, sólo sabemos que Jesús, el Hijo, nos lo revela, nos habla de sus intenciones y de su Amor y nos ofrece, en Él, la vida eterna de parte de su Padre Dios.

Gracias Señor porque por tu entrega libre y voluntaria, llegada tu hora, a una Muerte de Cruz, nos has rescatado y salvado para siempre por la Voluntad y Amor del Padre.

jueves, 3 de abril de 2014

YO CREO EN TI SEÑOR


(Jn 5,31-47)

Creo porque todo lo que me circunda habla de Ti, pero porque las Escrituras, tu Palabra, me dan testimonio de que Tú eres el Hijo de Dios vivo. Sé que muchos así no lo creen, y te rechazan porque de reconocerte tendrían que renunciar a muchas cosas. La actitud de aquel joven rico nos descubres y señala a nosotros también.

Experimento lo duro que es renunciar a nuestros apegos, nuestras comodidades y nuestros intereses, pero confío en tu Palabra y en la fuerza del Espíritu Santo que nos asiste y nos prepara para esta renuncia. Juan, tu primo, dio fe y testimonio de Ti, y nos preparó el camino. Y Tú Señor nos anunciaste el Amor de tu Padre y la locura por salvarnos a cada uno de nosotros por tus méritos de muerte en la Cruz.

Tus obras Señor son testigos de tu Amor y de tu Poder. Nos lo demuestra porque nos curas y salvas de nuestras enfermedades y muerte. Nos promete vida eterna y nos libera de nuestras cadenas de esclavitud. Tú, Señor, eres el Hijo de Dios Vivo. El enviado por el Padre para que en Ti podamos reconocer su Amor y alcanzar la liberación y vida eterna.

Gracias Señor porque por tu Gracia mi fe tiene consistencia y se sostiene, y en Ti se construye y edifica. Gracias Dios mío porque me das la fe y la aumentas para que acepte el testimonio de las Escrituras y de la Ley que nos trasmitió Moisés y tiene en Ti su cumplimiento.

miércoles, 2 de abril de 2014

¿QUIÉN DIRIGE MI VIDA?



Hay muchas preguntas a las que debemos responder. Preguntas que igual nunca nos hemos hecho y que quizás nunca nos las haremos, pero que de sus respuestas dependerá nuestra salvación. Experimentamos que nuestra vida es un camino, en muchos momentos alocados y en otros atormentados. Caminamos muchas veces sin sentido y en otros, el sentido se lo damos nosotros.

La pregunta: ¿Quién dirige nuestra vida? tiene una respuesta de vital importancia para, valga la redundancia, nuestra propia vida, pues si la dirigimos nosotros posiblemente la perderemos, pero si la ponemos en Manos del Señor será bien encauzada y salvada. Todo dependerá de donde la pongamos.

Si nuestra referencia es Jesús, el Hijo de Dios, observamos que Él ha puesto su vida en Manos de su Padre: "El Hijo no puede hacer por su cuenta nada que no vea hacer al Padre. Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que Él hace... (Jn 5, 17-30).

Ahora, la pregunta que me hago es: ¿Quién dirige mi vida? Si la dirijo yo, ya sé que me puede pasar, pues soy ciego y pecador, pero si la pongo en Manos del Señor, Él me conducirá a tierra fértiles de abundancia de paz y felicidad. Y la experiencia que tengo es que soy yo quien dirige mi vida e inmovilizo al Señor. Mis planes y proyectos son los que prevalecen aunque me autoengañe y los consulte con el Señor.

Pues cuando la cuesta se me hace dura y difícil de seguir, tomo otra dirección y yo mismo me pregunto y me respondo. Se hace difícil ponerse en manos de otro porque tus planes no coincidirán con él. Tendrás que obedecer sin estar de acuerdo. Cuanto más en Manos del Señor cuyos planes nunca entenderemos.

Sin lugar a duda, cuando es el Señor quién me dirige está asegurado el camino y siempre, a pesar de no entenderlo, será lo mejor para mi salvación. Y todos los que están a mi lado notan su presencia. Si esto no ocurre descubre que no suelto plenamente mi vida en Manos del Señor.
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martes, 1 de abril de 2014

DAME LA GRACIA DE NO PERDER LA ESPERANZA

(Jn 5,1-3.5-16)


Hay momentos complicados y comprometidos. Te invade la soberbia y pierdes el control de ti mismo. Se hace la oscuridad y te experimentas incapaz de dominarte y de ser dueños de tus actos. Te pones en manos del demonio y te sientes vencido e impotente. Se hace necesario tener paciencia y permanecer postrado como el paralítico de Betsaida a pesar de que pase el tiempo y no ocurra nada.

Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó; una vela nocturna. Para el Señor no cuenta el tiempo y Él actúa cuando llega el momento y la hora. Aquel paralítico, después de treinta y ocho años, fue curado por el Señor, y también lo seremos nosotros cuando Él disponga. Hay momentos de oscuridad y de impaciencia que nos hacen pensar que Tú te vas Señor y que no hay tiempo para verte y suplicarte curación. Todos corren detrás de Ti y se pierde el orden y se alborota la gente.

Dame la paciencia y la capacidad de saber esperar como el paralítico y de no perder la esperanza en Ti, Señor. Tú, Señor, siempre estás pendiente de mí y sabes de mis necesidades, de mis impaciencias y temores; de mis inquietudes, de mis pecados, de mi  soberbia y suficiencia. Límpiame de todos mis dudas, de mis prejuicios, de mi pobre conciencia escrupulosa o laxa...

Perdóname Señor y báñame de humildad y de tu Gracia porque soy un pecador.