martes, 17 de junio de 2014

LA VISIBILIDAD DEL AMOR

(Mt 5,43-48)

El amor no es para guardarlo, ni tampoco para llevarlo como etiqueta, sino para que se haga visible en los hombres y entre los hombres. Y, por supuesto, que entre los nuestros, los familiares, amigos y conocidos el amor se hace visible sin esfuerzo y de forma natural. La amistad anida que el amor florezca y se manifieste entre los conocidos.

Pero, ¿y en los desconocidos? En los desconocidos, y más en los enemigos, el amor necesita materializarse y hacerse visible, porque un amor invisible es un amor falso, vivido en teoría pero no hecho materia, carne, comida, bienestar, compañía, comprensíón, servicio, entrega...etc. Porque el amor que no se abaja hasta la misma humanidad del hombre para levantarlo, no es amor, sino pintura de amor.

Y yo Señor no soy ejemplo de ese amor que Tú predicas y vives en Primera Persona. Mi corazón está lleno de egoísmos que excluyen a otros, que se lamentan en la lejanía del mal y la pobreza de otros, pero que no se acerca y acompaña o sufre con el que sufre. Me cuesta reflexionar, pero descubro que, al menos, me experimento pecador e indigno y emerjo mis pecados y mi fracaso.

Sin embargo, me consuela el reconocer mi culpa y el continuar detrás de Ti Señor con la esperanza de que transformes mi corazón y lo limpies de tanta inmundicia. Haz, Señor, que mi corazón pecador sea capaz de amar como Tú me amas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.