lunes, 30 de junio de 2014

NOS RESISTIMOS A DESCUBRIR LA NECESIDAD DE JESÚS

(Mt 8,18-22)
 
Cuando hablas con personas buenas, honradas y que luchan por un mundo mejor, descubres lo difícil que les resulta aceptar la Persona de Jesús de Nazaret. Sus pensamientos se quedan en principios y dignidad, pero, ¿quién sostiene esos principios, valores o personalidad? Porque cuando parten del mismo hombre difícilmente se sostendrán libres de impureza, tentaciones o debilidades, y sucumbirán al agasajo del mundo.

Pedro, ayer nos daba un testimonio de quien es Jesús: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». ¿Tanto nos cuesta a nosotros confesar esa Verdad? Es verdad que Pedro fue auxiliado, iluminado e impulsado por el Espíritu Santo, pero también es verdad que él estaba abierto a su acción. Quizás nosotros estamos cerrados porque rechazamos la Luz del Espíritu y sólo vemos por la luz oscura de este mundo.

Los valores no se sostienen por el hombre mismo, porque el hombre se corrompe con la polilla del mundo que lo corroe y lo destruye, y pierde su vida  en el tiempo o con la enfermedad. Necesita una Luz que le ilumine, que le dé firmeza y esperanza y le llene de alegría y gozo en la lucha del camino. Por otro camino, trazado por él mismo, su ruta se desdibuja, se pierde y queda vencida a las tentaciones que el mundo le brinda.

Pidamos al Espíritu Santo que nos dé la Luz necesaria para sostenernos, a pesar de los contratiempos, de las ataduras y apegos, en la libertad de ponernos en Manos del Espíritu para cumplir la Voluntad del Padre. Amén.


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