jueves, 31 de julio de 2014

TODO EN FUNCIÓN DE LA ÚLTIMA HORA

(Mt 13,47-53)

Todo nuestro ser y obrar contará al final de nuestra vida. Es la hora más importante, la última, porque las que siguen en la eternidad ya no cuentan, sino serán consecuencia del qué y cómo hayas vivido con las que has actuado en libertad. Pensado así, y pensado bien, el paso por esta vida es la oportunidad y la ocasión de ganarnos la vida que sigue, y esa es eterna.

Hoy Jesús nos aclara que va a suceder al final: «También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases; y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los malos. Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes.

Que no nos engañemos, la vida eterna dependerá de esta, y el camino lo señala Jesús. No es cuestión de señalármelo yo mismo, porque con toda seguridad me perdería. Hay sólo una referencia y un camino, y ese es Jesús: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida", quién me siga y crea en Mí, Vivirá Eternamente.

Todo está claro. Pidamos al Señor que nuestros pobres pasos no dejen de seguir los suyos y que siempre tengamos la fortaleza y la voluntad de no desfallecer y superar los obstáculos que se interpongan en nuestro camino. Amén.

miércoles, 30 de julio de 2014

NO ESTÁ DELANTE DE NOSOTROS

(Mt 13,44-46)


Una cosa de tanto valor no está a la vista de todos. Se precisa buscarlo y perseverar en el esfuerzo hasta encontrarlo. Todo lo que tiene valor, cuesta conseguirlo. Y el Reino de Dios, el Tesoro más grande, necesitará el mayor esfuerzo de búsqueda para encontrarlo y conseguirlo.

Sin embargo, el Señor nos deja muchas pistas y nos descubre con su Palabra la ruta a seguir para encontrar ese maravilloso Tesoro que es el Reino de Dios. De momento lo deja impreso en nuestro corazón con letras de fuego. Todos sentimos un deseo irresistible de ser feliz, y de preservar esa felicidad eternamente. Y experimentamos que, cuando nos damos para hacer el bien común de forma gratuita y desinteresada, el corazón se nos llena de paz y de gozo. Es decir, sentimos felicidad.

Descubrimos, entonces, que dentro de nosotros mora el mayor Tesoro, porque es felicidad inmensa y eterna lo que nos promete precisamente el Reino de Dios. De forma que, cuando hacemos vida esa inclinación amorosa al bien que habita en nosotros, estamos haciendo presente y descubriendo el Reino de Dios. Y una vez descubierto y experimentado no abandonaremos nunca esa oportunidad hasta el extremo de dejar todo lo demás para cuidar exclusivamente ese Tesoro encontrado.

Danos la Gracia, Señor, de descubrir y valorar ese Tesoro que llevamos sellado en nuestro corazón para, experimentado, no abandonarlo ni perderlo jamás. Amén.

martes, 29 de julio de 2014

"YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA: EL QUE CREE EN MÍ, AUNQUE HAYA MUERTO, VIVIRÁ"

Jn 11, 19-27


No se puede pedir más, y estamos obligados, diría yo, a creer en Jesús, el Señor. Entre otras cosas porque es precisamente eso lo que perseguimos y buscamos todos. Todos sentimos la esperanza y el anhelo de ser feliz, y de serlo para siempre, es decir, eternamente. Si es eso lo que sentimos, ¿por qué no creerlo cuando Alguien nos lo ofrece?

Pero, quién nos lo ofrece no es cualquiera, sino Alguien que tiene autoridad y poder para ofrecérnoslo, y nos lo demuestra con la resurrección de su amigo Lázaro. No hay nadie que pueda hablar de esta forma y dar autoridad y verdad a sus Palabras. En verdad, nadie. Es tan contundente su testimonio que no hay palabras que puedan negarlo. Ante tal proclamación, sólo puedes rechazarla con falsedad, hipocresía y autoengaño, hundiéndote en el sin sentido y el disparate.

Porque en este mundo todo, sin Él, está hueco, vacío y carece de sentido. Nada, aunque aparentemente reluzca como el oro, se sostiene en el gozo y la paz que da el permanecer en la presencia del Señor. No cabe duda que necesitamos perseverar en la fe, porque de no necesitarla, tampoco necesitaríamos ser libres, pues en cuanto gocemos de la vista del Señor ya no desearíamos otra cosa. En Él seríamos los seres más dichosos y afortunados y nuestra libertad no tendría que someterse a ninguna elección.

"Yo soy la Resurrección y la Vida: El que cree en Mí, aunque haya muerto, Vivirá"; y el que está vivo y cree en Mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto? Ella le contesto: "Sí, Señor, yo creo que Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo" (Jn 11, 25-27). Y tú y yo, ¿también lo creemos?

lunes, 28 de julio de 2014

DE LO PEQUEÑO A LO GRANDE



Jesús toma lo más pequeño e insignificante, lo más débil y escondido por su invisibilidad y lo hace grande, fuerte y transformador, hasta tal punto que destacan por su altura o su poder de transformar desde dentro. Así es el ejemplo del grano de mostaza, semilla que apenas se ve, y la levadura, invisible dentro de la masa. Ambas crecen y transforman que llaman la atención por su poder y su fuerza.

Es significativo que el Señor tome lo pequeño para transformar e ir a lo grande. De esa manera deja la señal de su poder omnipotente. No tendría mucho sentido tomar lo poderoso y grande para realizar su obra, pues es normal que con poder se puede hacer mucho. Sin embargo, de lo casi invisible y pequeño transformarlo en poderoso y grande resulta más ilógico y sorprendente.

Sólo doce hombres, poco notables, poco formados, rudos y no notables en la sociedad de su tiempo, fueron los elegidos por Jesús para proclamar y transformar el mundo en que vivían. El derecho a ser libre y a la vida viene de la propia dignidad del hombre por ser hijo de Dios. Nadie lo había defendido antes. Un mundo donde los pequeños, excluidos y pobres eran esclavos y servidores sometidos al imperio de la fuerza y de la autoridad de los poderosos.

Sin embargo, ahora muchos se lo adjudican y lo defienden, pero para eso tuvo que dar la vida nuestro Señor, y también la siguen dando muchos, que hoy siguen proclamando la libertad y el derecho del hombre a la vida hasta el extremo, también, de dar su vida. Y nunca podrán acallarlos, porque siempre quedará un grano de mostaza o un poco de levadura para crecer poderosamente o fermentar la masa.

Gracias Señor por la fuerza y la asistencia del Espíritu Santo, que nos fortalece, nos ilumina y nos da la perseverancia, el valor, la voluntad y constancia para seguir proclamando, contra viento y marea, que Tú eres el único y verdadero Hijo de Dios Vivo. Amén.

domingo, 27 de julio de 2014

DISCERNIR DONDE ESTÁ EL TESORO

(Mt 13,44-52)


No cabe duda que nuestro corazón estará detrás de lo que consideremos nuestro tesoro. Se impone, pues, discernir dónde y cuál es nuestro Tesoro, porque dependiendo de dónde y cuál sea, allí pondremos nuestro corazón. Hoy, Jesús, nos habla de esa semejanza del Reino de los Cielos con ese Tesoro escondido que, descubierto, lo volvemos a esconder, y llenos de alegría corremos a vender todos nuestros bienes para comprarlo.

Igual lo compara con aquel mercader de piedras finas que, encontrada una diferente y muy hermosa, deja todas las demás para comprarla. O con aquellos pescadores que llenas las redes de pescado las llevan a tierra y separan los buenos de los malos... Todas son hermosas parábolas que nos descubren la importancia y el valor del Reino de los cielos.

El secreto está en discernir el verdadero valor del Tesoro, pues si no conocemos el verdadero valor no estaremos dispuestos a movernos, y menos dejar todo lo que tenemos, para comprar ese Tesoro escondido y encontrado De ahí la necesidad de conocer al Señor, de saber quién es y de encontrarnos con Él. Y el camino para conocerlo es acercarnos a su Palabra, escucharla y esforzarnos en hacerla vida.

Pronto descubriremos que esa Palabra hecha vida es ese hermoso Tesoro que buscamos todos, pues es un Tesoro de gozo, felicidad y Vida Eterna. Amén.

sábado, 26 de julio de 2014

ENTRE EL BIEN Y EL MAL

Mt 13,24-30)


El camino no es de rosa entre otras cosas, porque hay también espinas. Y las espinan crecen en el camino y en la viña por doquier. También para ellas sale el sol y cae la lluvia y la tierra se abona. Quizás su diferencia es que ellas, las espinas, se aprovechan del bien del sol, el agua y el abono para hacer el mal, y todo lo que tocan lo destruyen y lo convierten en mal.

Es la lucha diaria a la que estamos llamados a sostener cada instante de nuestra vida. Esa es la cruz nuestra de cada día que tendremos que cargar y aceptar, pero nunca con desesperanza sino esperanzados y confiados en la Bondad y Misericordia de nuestro Padre Dios.

Nuestra victoria está asegurada. Al final vendrán los segadores a separar el trigo de la cizaña, es decir, a aquellos que se han esforzado en vivir según la Palabra y la Voluntad de Dios, de aquellos otros que han vivido indiferentes y de espaldas a toda Palabra de Dios. Entonces se procederá según Dios ha dispuesto, porque solo Él sabe y tiene Palabra de Vida Eterna.

Pidamos la luz del Espíritu Santo y su asistencia, para superar y aceptar con esperanza el combate de cada día entre nuestro corazón nuevo y bueno y nuestro corazón viejo, endurecido y malo. Amén.

viernes, 25 de julio de 2014

CON LA CRUZ A CUESTA

(Mt 20,20-28)


No hay otro camino que el camino de la Cruz. Querer o pretender seguir a Jesús sin estar dispuesto a cargar con la cruz de cada día, es querer engañarte y falsear el seguimiento al Señor. Jesús lo ha dejado muy claro, pues su Vida es un ejemplo de aceptar la Cruz que su Padre le pide en remisión y salvación del pecados de los hombres. Y Él acepta voluntariamente, libremente por Amor.

De la misma forma, quienes, voluntariamente y libremente, quieran seguirle, tienen el camino  bien señalado y no deja lugar a dudas. Jesús entrega su Vida por Amor en redención por los pecados de todos los hombres, y eso significa disponer de su Vida en entrega y servicio por Amor. Esa es la ruta que nos marca y que, al parecer, muchos, como le ocurrió a la madre de los hijos de los Zebedeo, no han entendido o son vencidos por la vanidad humana.

No es el camino de seguimiento al Señor un camino de escalada, ni de trepar títulos, reconocimientos ni de honores...¡No!, se trata de un camino de servicio, de situarse en la cola para servir, empezando por el último y más necesitado, hasta el primero y más capacitado. Es un camino de purificación agachándote y doblando tus rodillas para lavar los pies a los excluidos y más pobres. Es un camino de humillarse y beber toda la humildad que limpia tu corazón de soberbia y orgullo.

Es un camino al estilo único e irrepetible de Jesús, que sólo podemos recorrer y tratar de imitar abiertos a la acción del Espíritu Santo y acogidos a la compañía de María que, como Madre, intercede por nosotros.


jueves, 24 de julio de 2014

NUNCA TE CONOCERÉ SI NO HABLO CONTIGO

(Mt 13,10-17)

Cuando seguimos a alguien, lo seguimos porque lo conocemos. Sin conocerlo no emprenderemos su camino y menos su seguimiento. Pero, ¿cómo le conocemos? El conocimiento nace de la escucha atenta, de estar a su lado y de seguirle y verle, tanto actuar como proclamar. No cabe duda que los apóstoles le siguieron y en ese vivir y compartir cada día nació el conocimiento.

Y descubrimos que poco se enteraban y poco le entendían, hasta el punto de no enterarse cuando les habló de comer su Cuerpo y beber su Sangre, o que que iba a Resucitar. Así que, no sólo necesitamos seguirle, sino también confiar y abrirnos a la acción de su Espíritu, que nos ilumina y nos abre la mente para entenderle. Es necesario, por nuestra parte, hablar con Él, oración, y escuchar su Palabra, Evangelio, y recibir su Alimento, Eucaristía, para que lo demás corra por cuenta de su Gracia.

El Espíritu Santo se encargará, disponible nuestro corazón, de suavizarlo, llenarlo de luz y de abrir nuestros ojos, oídos e inteligencia para que veamos, escuchemos y sigamos al Señor como hicieron sus apóstoles y todos los que han creído en Él hasta hoy.

Por el contrario, alejados y endurecidos de corazón a exigir razones, pruebas y milagros que nos convenzan y estimulen a seguirle, cerrará nuestros oídos y nublará nuestra vista hasta el punto de no entenderle, ni  verle y oírle. Perderemos no sólo nuestra vida sino la verdadera Vida Eterna que nos es prometida para gozar de y en su presencia.

Pidamos luz y paciencia para abrir nuestro corazón a las enseñanza de nuestro Señor, y abandonados y confiados a su Palabra dejemos sembrar las Semillas de su Reino en nuestros corazones.

miércoles, 23 de julio de 2014

LA VID Y LOS SARMIENTOS

Jn 15, 1-8


A nadie se le esconde la necesidad que tienen los sarmientos de estar unidos a la vid para dar frutos. La vid los alimentas y los hace productivos, pues alejados de ella se debilitaran y dejaran de dar frutos. Serán pues apartados y quemados al fuego.

De la misma forma, hoy, nos dice Jesús: "Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en Mí y Yo en él, ese da fruto abundante, porque sin Mí no pueden hacer nada". Todos los que nos esforzamos en seguir a Jesús experimentamos difícultades, obstáculos que nos son casi imposible salvar. Nuestra debilidad humana, propia de nuestra naturaleza pecadora, nos somete y esclaviza frente a las ofertas y tentaciones de este mundo.

Sin embargo, también experimentamos que unidos al Espíritu del Señor, e injertados en Él, la cosa cambia. Cristo y yo mayoría aplastante. Todo se vuelve de otro color; nuestra voluntad crece y nos sentimos fuertes y capaces de superar nuestras propias debilidades. Y más todavía, nos sabemos acompañados, queridos y perdonados en los momentos de debilidad y de caída. Somos conscientes de nuestras flaquezas y en ellas experimentamos nuestra debilidades, pero, por eso, también descubrimos la necesidad de caminar junto al Señor.

Porque es, como diría Pablo, en nuestras debilidades nos sentimos fuertes por la Gracia de Dios, pues Él nos da su Gracia para resistir y vencer los obstáculos que nos salen en el camino.

martes, 22 de julio de 2014

DASNO LA LUZ QUENECESITAMOS SEÑOR PARA VERTE



No basta solamente con la luz de nuestros ojos y de nuestra inteligencia, necesitamos la luz del corazón que nos ilumine y nos descubra la presencia del Señor. María sólo vio que el sepulcro estaba vació. No entendía, y menos sabía que Jesús, el Señor, tenía que Resucitar. Se les había dicho, pero hasta ahora no entendían nada. ¡Y nuestros ojos? Porque está actitud de María Magdalena nos deja prueba y testimonio de que ellos estaban ciegos también. Nadie esperaba que Jesús resucitase.

Bien es verdad que con sólo nuestros ojos no podemos descubrir al Señor. Necesitamos su Gracia para encender nuestro corazón e iluminar nuestra inteligencia a fin de descubrirle. Y eso buscamos hoy en esta humilde reflexión, Señor: "Abrir nuestros ojos, sobre todo los del corazón, y como María Magdalena descubrir y gozar de tu presencia y de tu Amor.

¿Cómo es posible, me pregunto, qué muchos ignoren la Resurrección del Señor? Hay que estar bastante ciegos para no darse cuenta. ¡Jesús está Vivo y está entre nosotros! La prueba de su Resurrección nos la trae hoy María Magdalena y su mensaje a los apóstoles que quedan sorprendidos y atribulados. ¿Es qué no hay medios para investigar y descubrir el Cuerpo y restos de Jesús?  ¿Y sí lo hay para hablar tanto de lo acontecido hace millones de años? ¿Y eso lo creemos?

Al parecer Jesús no dejó rastro alguno, después de haber estado predicando tres años de vid a pública y de ser el Personaje más famoso del mundo después de XXI siglo. ¿Qué les parece? ¿Se puede entender esto? Sólo hay una explicación, y es que no se quiere admitir su Resurrección. Y es que desde nuestra limitada razón nos es imposible. 

Necesitamos la Luz de su Gracia para poder entender que Jesús es el Hijo de Dios hecho Hombre, y fue muerto y Resucitado y Vive entre nosotros. Amén.

lunes, 21 de julio de 2014

BUSCANDO RAZONES QUE YA ESTÁN A LA VISTA

(Mt 12,38-42)


Es ya más que una razón una costumbre el rechazar que Jesucristo es el Hijo de Dios Vivo. Y digo esto porque muchos se empeñan en poner trabas y dificultades cuando la evidencia de su Divinidad la tienen delante de sus propios ojos. Muchos otros, ejemplo de los ninivitas, han creído sin necesidad de poner tantas objeciones a lo evidente. Claro está que, tratándose de un Misterio que está por encima de nuestro entendimiento, necesitamos la asistencia y la luz del Espíritu de Dios para sostener y perseverar en nuestra fe.

Pero no nos abrimos a la acción del Espíritu y cerramos nuestros corazones imbuidos por la acción del Maligno y las tentaciones mundanas. Jesús realiza muchos milagros a lo largo de su camino público y durante su proclamación del Mensaje de su Padre Dios. Cura a leprosos, da la vista a ciegos, levanta a paralíticos, da voz  y oídos a los sordos y resucita a muertos. Y no lo hace por afán de lucirse ni de aparecer como Alguien poderoso, sino con la sana intención amorosa de querer que comprendamos que es el Hijo de Dios. 

Perdona nuestros pecados y nos ofrece la redención y salvación, no de nuestras enfermedades y muertes temporales, sino de nuestra vida para la eternidad. No es algo valioso sino el Tesoro jamás soñado por el hombre: La felicidad eterna junto al Padre Bueno, donde no nos faltará de nada.

Abramos nuestro corazón y dispongamos nuestra alma que, por el Bautismo, hemos sido liberados y resucitados de la muerte del pecado. Amén.


domingo, 20 de julio de 2014

UN MUNDO SEMBRADO DE BUENA SEMILLA, PERO TAMBIÉN DE CIZAÑA

(Mt 13,24-43)

Vivimos en un mundo donde todos los caminos no son buenos. Eso lo descubre el hecho de que seamos libre, porque la libertad nos ha sido dada para elegir. ¿Y qué hay que elegir? Pues precisamente el verdadero y único camino que conduce a la Casa del Padre. Un Padre que nos llena de amor y felicidad eterna.

Hemos sido sembrados por la Palabra de Dios, pero el Maligno se ha ocupado de sembrar también mala semilla, la cizaña, y crecerá junto a la buena semilla. Su proximidad hará que mucha de la buena semilla quede dañada por la mala, y que incluso se pueda perder. Necesitamos cuidarnos de la influencia de esa semilla mala que tratará de confundirnos, desviarnos y estropear nuestras raíces para que no demos frutos y seamos también pastos de las llamas.

Porque la mala semilla, la cizaña, está destinada a ser quemada y destruida y a servir de leña al fuego devorador. Mientras que la buena semilla, la que persista y se agarre fuertemente a la tierra y se abra a la Gracia de Dios, resistirá los embates de la cizaña y alcanzará ser fecunda y dar frutos. Así serán los hijos del Reino de Dios, semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo». 

Pidamos desde lo más hondo de nuestro corazón la Gracia de fecundar la Palabra de Dios y de hundir nuestras raíces en lo más profundo de la tierra para, fortalecidos en el Espíritu, perseverar hasta la hora de la siega.

sábado, 19 de julio de 2014

DERECHOS Y JUSTICIA

(Mt 12,14-21)
No cabe duda que Jesús molestaba, no por su Persona, sino por las palabras que proclamaba y salían de su boca. Su Mensaje enfurecía a a aquellos fariseos cuyos derechos y justicia estaban marcados por sus criterios y sus maneras de interpretar la ley y los profetas. Todo, por supuesto,según lo que ellos gustaban e imponían.

Las Palabras de Jesús les cuestionaba y les movía a cambiar y a respetar los derechos y justicia que buscasen el bien, la verdad y la fraternidad entre todos. Eso les molestaba en gran manera, porque les exigía renunciar a sus derechos y privilegios con los que se encontraban tan a gusto y cómodamente instalados. Por eso planeaban quitárselo del medio.

No les interesaba los derechos y la justicia que Jesús proponía y defendía en favor de los más pobres, excluidos y necesitados. Y tampoco porque eso amenazaba con desestabilizar sus situaciones de privilegios y de bienestar. Se trataba de una cuestión de estado y se imponía el borrar a Jesús del mapa. Sin embargo, Jesús, aunque cuidándose y con prudencia, seguía ahí curando y proclamando su Mensaje.

Porque, antes que su propia vida, Él había venido a proclamar los derechos y justicia que la propia dignidad del hombre, por ser hijo de Dios, tenía derecho. Y por eso estaba dispuesto comprometerse, hasta el punto de comprometer su propia vida en una muerte de Cruz. Jesús proclama nuestra filiación de hijos de Dios hermanados en Él y, en consecuencia, hijos adoptivos y coherederos de la Gloria del Padre por los méritos del Único y Verdadero Hijo de Dios, nuestro Señor Jesús.

¿Qué derechos y justicia defiendo yo? ¿Acaso son los míos, los de mi pueblo o nación, o por el contrario defiendo, por encima de todos, los de Jesús? Pidamos al Señor la Gracia de vivir y defender los derechos y justicia que Él nos ha transmitido, revelándonos y enseñándonos el Amor de nuestro Padre Dios. Amén.

viernes, 18 de julio de 2014

NO HAY OTRA LEY QUE LA DEL AMOR

(Mt 12,1-8)

Nuestra vida está llena de leyes y normas. Esto está prohibido, aquello está permitido. Esto es lo que hay que hacer y lo otro no. Estamos controlados por leyes que nos dicen como hemos de actuar, pero anulamos los impulsos de nuestro corazón frente a lo que nos propone las leyes. Sin embargo, experimentamos que no siempre la ley es justa y debemos interpelarla.

Porque por encima de la ley está el bien del hombre y todo lo que interrumpa su buen camino y atente contra su dignidad. La ley es buena ley cuando actúa en defensa del hombre. De no ser así sería una ley que va contra el hombre. Y eso es lo que nos dice Jesús en el Evangelio de hoy: «¿No habéis leído lo que hizo David cuando sintió hambre él y los que le acompañaban, cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la Presencia, que no le era lícito comer a él, ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes? ¿Tampoco habéis leído en la Ley que en día de sábado los sacerdotes, en el Templo, quebrantan el sábado sin incurrir en culpa? Pues yo os digo que hay aquí algo mayor que el Templo. Si hubieseis comprendido lo que significa aquello de: ‘Misericordia quiero y no sacrificio’, no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado».

Ninguna ley sirve cuando va contra el bien, porque el origen de la ley es buscar la verdad y el bien. De nada nos sirve el cumplimiento si nuestro corazón no ama y reboza servicio y caridad. Sólo aquellos, no lo decía Jesús ayer, que son capaces de escuchar y poner en práctica la Palabra de Dios son mi madre y mis hermanos. 

Hacernos hermanos de Jesús implica vivir misericordiosamente en el amor, porque en el amor se esconden también las renuncias y sacrificios por buscar el bien del hombre.

jueves, 17 de julio de 2014

LOS PROBLEMAS NOS SEPARAN

Mt 11, 28-30

Cuando te acercas a alguien con problemas, lo inmediato es alejarte, porque los problemas no nos gustan. Incluso, cuando intuimos que visitar a alguien nos va a ocasionar problemas, evitamos hacer esa visita. Sorprende, desde esta reflexión, que Jesús hace todo lo contrario. Llama a todos aquellos, como nosotros, que tenemos problemas a descansar en Él.

"Venid a Mí todos los que estáis cansados y agobiados, y Yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprender de Mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera" (Mt 11, 28-30).

Confieso que muchas veces no entiendo bien este descanso, pero también confieso que sólo en Jesús se puede encontrar la paz, el gozo y la serenidad. Y experimento que en la medida que deje entrar en mi corazón la mansedumbre y la humildad, todo mi ser empieza a respirar aires de paz y de sosiego. Y también experimento que sólo Jesús me da razones para, en Él, llenarme de paz y de amor. Nada tiene sentido fuera de Él, y todo lo cobra cuando el centro de tu vida está puesto en Él.

Sí, Señor, yo quiero ir a Ti y descansar todos mis anhelos, mis deseos, mis inquietudes, mis problemas, mis fracasos, mis aspiraciones, mis pecados y mis agobios en Ti. Porque sólo Tú me das paz y amor. Amén.

miércoles, 16 de julio de 2014

EL PIROPO GOZOZO A TU MADRE

Mt 12, 46-50


Lejos de ofender a tu Madre, Señor, pues tus Palabras lo parecían, la ensalzas y la elevas a la máxima altura a la que se puede elevar una criatura de Dios. "Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la Voluntad de mi Padre del cielo, ese es mi hermano y mi hermana, y mi madre".

Porque por tu Madre, aceptando la Voluntad de Dios, entró la salvación, en la Encarnación de tu amadísimo Hijo, al mundo. Es Ella el puente por el que el Redentor se encarna en naturaleza humana y viene a nuestro rescate. Es la mediadora que hace de cuna para que la Luz alumbre al mundo y guíe a todos los hombres de buena voluntad.

Supongo que tu Madre, Señor, sentiría un gozo inenarrable al sentirse identificada con la humilde joven elegida para ser tu Madre. Y más, no se puede expresar con palabras ni con letras, ese inmenso gozo de escuchar esas Palabras de su amadísimo Hijo. 

Gracias Madre, por la Gracia del Señor, que con tu Sí y obediencia a la Voluntad del Padre has dejado que el Hijo del Hombre se haga Hombre y dé su Vida por y para salvación de todos los hombres. Amén.


martes, 15 de julio de 2014

A CORAZÓN DESCUBIERTO


(Mt 11,20-24)

Ser transparente es desvelar los secretos de tu corazón respecto a la Buena Noticia. Transparentar la felicidad, que da gozo y paz de sentirse salvado y esperanzado en una vida eterna y gozosa, es descubrirse lleno de vida y seguidor firme de Jesús. Un creyente no puede ocultar y esconder ese tesoro inmenso que lleva en su corazón, porque de ser así estaría transmitiendo que no está convencido de que así sea.

Y eso ocurre cuando nuestros corazones se encarnan en Corozaín o Betsaida, que, a pesar de recibir testimonios de la Palabra de Dios, permanecen indiferentes y reacios a responder y vivir esa Palabra. Y nos disfrazamos de ellas cuando somos vencidos por nuestros respetos humanos o por nuestros sentimientos ridículos o apetencias de bienestar y comodidades. Huimos de nuestro compromiso de Bautismo, y en cierta medida nos avergonzamos de compartir y transmitir ese tesoro sellado en nuestro corazón.

Y, puede ser, que lo hagamos así porque no estamos convencidos de que sea un gran tesoro y que no valga la pena darlo a conocer. Valoramos más otras cosas en nuestra vida, tales como el dinero, la posición social, el ocio relajante que nos divierte y nos despreocupa, la buena vida y satisfacciones personales. Nos cuesta identificarnos con el dolor de los que sufren y lo pasan mal. Quizás, por eso, sentimos miedo dar a conocer a Jesús porque eso nos descubre e interpela y nos compromete.

Pidamos al Señor capacidad, voluntad y luz para, sobranaturalizar todos los actos naturales de nuestra vida, y, naturalizar los sobrenaturales. Así de forma natural transmitirle y darle a conocer desde lo más profundo de nuestro corazón.

lunes, 14 de julio de 2014

TOCADOS POR EL PECADO Y EN LUCHA CONSTANTE

(Mt 10,34--11,1)

Seguir a Jesús nos predispone a la lucha, la lucha contra nosotros mismos y contra los que nos rodean, porque muchos seguirán las inclinaciones del pecado original por el que están tocados y los enfrentará a aquellos que se opongan y se resistan. Será una guerra sin cuartel, día a día; instante a instante.

En la propia familia encontraremos lucha y enfrentamientos. La verdad, contra los que desean vivir en la indiferencia y en el descompromiso, comodidad, despreocupación o incluso en la mentira. Y la propia experiencia nos revela que es en nuestras familias donde encontramos verdadera resistencia y hasta los más duros enfrentamientos.

Jesús es claro: El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará. Porque cuando nuestro amor está dividido se debilita y se muere, pues siempre irá más a una parte que la otra.

No es fácil seguir a Jesús. Él mismo nos lo deja claro, pero es lo mejor y en donde encontramos nuestro verdadero camino de felicidad eterna e imperturbable que tanto buscamos. Por lo tanto, tengamos fe en sus Palabras y confiemos que no vamos solos, que tenemos la asistencia del Espíritu Santo.

domingo, 13 de julio de 2014

ME PREOCUPA MI PORCENTAJE DE FRUTOS



No sé que tanto por ciento me ha sido encomendado, y eso me preocupa. Porque mi huerta particular, la que tengo plantada en mi corazón, ha de dar la cantidad porcentual para la que ha sido sembrada. Y de no hacerlo, estaría dando frutos por debajo de lo asignado y esperado. Eso supone que mi siembra no está bien cuidada, ni mi cosecha bien cultivada.

Independientemente de mi propia tierra, que será la que Dios ha querido regalarme, mis frutos dependerán también de mi voluntad y libertad. He sido también agraciado con el don de la libertad, como todos los hombres, y ese será mi primer trabajo de cultivo. Aceptar libremente la tierra recibida y adquirir de forma voluntaria el trabajarla para que dé el máximo rendimiento.

Pero, el segundo trabajo agrícola, está relacionado con mi voluntad. El campo de mi corazón necesita, no sólo agua, que corresponde a la Gracia de Dios, sino que también, porque así lo ha querido el Sembrador, depende de mi voluntad de renuncia a todo aquello que me puede impedir cultivar mi tierra para sacarle el máximo provecho. Apartarse de todo lo que me puede inclinar a la pereza y buena vida, del disfrute fácil y cómodo, abandonando el trabajo laborioso y, a veces sacrificado, de la huerta de mi corazón, redundará en una mejor cosecha que elevará, tanto el número como la calidad de mis frutos.

Por eso, me preocupa el trabajo y mi cosecha, tanto en el número como en la calidad. Y pido al Sembrador Misericordioso que se apiada de mí y me infunda la Gracia de saber, con voluntad y trabajo, cultivar el huerto de mi corazón que Él me ha entregado. Amén.

sábado, 12 de julio de 2014

EL PODER DE LA VERDAD

(Mt 10,24-33)


Por mucho que se esconda la mentira, tarde o temprano, la Verdad prevalece y sale a la luz. Nada permanecerá en la oscuridad porque terminará lleno de luz. La oscuridad está avocada a ser invadida por la luz, porque en la Luz está la Verdad.
De nada sirve esconderse en las apariencias o en las mentiras o engaños, porque al final será la luz la que invada ese terreno pantanoso y sombrío de la oscuridad. Se hace, pues, necesario desnudar tu conciencia y confesar tus propias miserias ya que de nada sirve esconderlas en las apariencias y las mentiras. Sacarlas a la luz nos desatasca y nos predispone a la pureza de las buenas intenciones que reflejan la luz de la verdad, la justicia y el honor.

En el Señor descansa mi pequeña y humilde palabra, y en Él descargo todas mis miserias y pecados. Me confieso débil, pecador e indigno de merecer su perdón, y me postro humillado y avergonzado ante su Misericordia.  Me faltan palabras, Dios mío, para expresarte mi gratitud por la locura de tu Amor, y me conformo con permanecer postrado junto a tus pies aguardando tu llamada y tu Misericordia.

Sé, Señor, que ni un pelo de mi cabeza se caerá sin tu permiso, y consciente de eso, te doy gracias por darme la fe de confiar en Ti y de saberme amado y querido con la dignidad de hijo tuyo. Y pedirte que llenes mi corazón de tu sabiduría para que no pierda tu estela y siga con paso firme tus huellas. Amén.

viernes, 11 de julio de 2014

NUESTRO SELLO ES LA PERSECUCIÓN




(Mt 10,16-23)

Nuestro sello es la persecución. Un cristiano se descubre cristiano cuando es perseguido, porque eso desvela una lectura transparente y nítida hasta el punto que vive el amor, al menos lo intenta, desde la justicia, la verdad y la paz.

Amar es vivir contrario al mundo, porque el señor de este mundo predica el desamor, la injusticia, el atropello, la mentira, la envidia, la esclavitud y el enfrentamiento fratricidio del hombre contra el hombre. Por lo que, cuando tratas de vivir en el amor te encuentras que vas río arriba y se te hace difícil navegar.

No puedes navegar por ti mismo, ¡pero descubres que navegas! ¡No navegas sólo! Te acompaña el Espíritu de Dios, pero necesitas abrirte a la corriente de su Corazón y a su acción. ¡Ven Espíritu Santo, llena mi corazón y enciende en mí la llama de tu Amor!

Jesús nos deja claro el camino a recorrer y sus peligros. Nos advierte y descubre lo que nos puede ocurrir, porque la Verdad está en oposición a la mentira que vive este mundo en el que también nosotros, sin pertenecer a él, vivimos.

Sin embargo, estamos liberados, por la Misericordia de Dios, en su Hijo Jesús y la asistencia en nuestro caminar mundano del Espíritu Santo. Repasando la historia de la Iglesia, Newman decía que «la persecución es la marca de la Iglesia y quizá la más duradera de todas».

jueves, 10 de julio de 2014

¡Y CLARO QUE ESTÁ CERCA!

(Mt 10,7-15)

¡Y tan cerca que hasta lo podemos comer y hacerlo nuestro alimento espiritual que nos sostiene y nos da las fuerzas para seguir el camino hacia su Reino! Está tan cerca que vive en nosotros siempre que nuestro corazón se abra a su Gracia. Jesús es el Verdadero Reino de los Cielos. Lo podemos experimentar, tocar, dialogar y hasta sentir dentro de nosotros cada día en la Eucaristía, porque Vive en nosotros.

Y esa vivencia del Señor, desde nuestro corazón, la llevamos a todas partes cuando donde quiera que estemos tratamos de vivir a su estilo y en su estilo. Porque Él está con nosotros, y desde nosotros, al darnos, lo damos y transmitimos a los demás. De ahí la gran importancia de guardarlo y conservarlo en nuestro corazón. Porque lo que no se tiene no se puede dar.

No busquemos oro ni plata, ni métodos o técnicas que quizás desdibujen su presencia. Quizás ese sea el camino sencillo y de siempre que hemos olvidado y complicado con tanta metodología y técnica didácticas, que siendo importantes, quizás no sean lo más importante. Vayamos con un corazón confiado, sencillo y humilde y lleno de Espíritu Santo, donde el Señor more y derrame su Gracia.

Ni tampoco nos desmoralicemos por no ser escuchados, pues la Palabra y el Reino de Dios serán para aquellos que sean dignos de escucharla y acogerla. A los que la rechacen les será retirada y declarados indigno de recibirla, sacudiéndonos los pies para no llevarnos ni el polvo que se nos haya pegado.

Llenamos Señor de tu sabiduría para ser fieles a tu Palabra con obras y vida. Amén.



miércoles, 9 de julio de 2014

NO SE METAN EN CAMINO DE LOBOS



Hoy he advertido la advertencia, valga la redundancia, que Jesús hace a sus apóstoles: A éstos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: «No toméis camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca».

Jesús les advierte que se abstenga de meterse en terreno de gentiles ni en ciudad de samaritanos. Y si Jesús dice esto tendrá sus razones. Hoy podemos entender que no debemos ir más allá de nuestras posibilidades, y que la Palabra del Evangelio es para aquellos que abren sus corazones a querer escucharla y vivirla. 

No cabe duda que Jesús viene para salvar a todos, y a todos dirige su Palabra, pero respeta la libertad de cada uno, don regalado por Él a cada hombre. Por eso nos advierte que no importunemos a aquellos que la rechazan y no quieren oírla. Incluso que nos amenazan con violencia y muerte. Y en esa confianza la Iglesia, sucesora del colegio Apostólico, camina, alumbrada por el Espíritu Santo, proclamando su Palabra y anunciando que el Reino de los Cielos está cerca.

No podemos ser inoportunos, exigentes ni reiterantes, porque el Mensaje de Jesús se propone y se ofrece de forma gratuita y libre. Bien es verdad que el hombre lo lleva escrito en su corazón y, oído, anhela dar respuesta a esa Palabra, pues experimenta gozo y felicidad al vivirla y hacerla realidad. Pero, otros, tentados y sometidos a las pasiones y apetencias de este mundo por el diablo, son esclavizados e inclinados a rechazarla.

Sólo nos queda el estar disponibles y atentos, como el Padre con aquel hijo prodigo, a abrir nuestros brazos para acoger a todos aquellos que se abran al Espíritu de Dios y acojan su Palabra. Amén.

martes, 8 de julio de 2014

CEGADOS POR SATANÁS

(Mt 9,32-38)
 
Nuestra alma está tocada por el pecado original. Nacemos manchados y predispuestos al pecado, y de eso se aprovecha Satanás. Por el Bautismo somos limpiados y fortalecidos en el Espíritu Santo para resistirnos al poder diabólico de Satanás y poder salir victorioso. Es la lucha constante de cada día y en la que, por la Gracia del Espíritu Santo, somos candidatos seguros a la victoria.

Por eso, nuestra sociedad y unidad al Espíritu de Dios debe ser constante, fortalecida cada día por la oración y la Eucaristía, y por la frecuente Penitencia que nos fortalece y nos derrama la Gracia de Dios. Hoy, el Evangelio, nos habla de esa experiencia que experimentamos cuando de nuestro corazón manchado es expulsado el demonio. Sentimos alivio, alegría y sobre todo paz. Lo he oído en más de una ocasión.

Y nuestra mente se aclara, comprendemos cosas que antes se nos escondían, y la vida, sin por eso cambiar ni ser más suave, sí es más llevadera y más soportable. Bien es verdad, que, como le sucedió a Jesús, experimentamos compasión y pena al ver a tanta gente mal encaminada y sin referencias claras que le abran caminos de esperanza y de fe en el Señor. Y eso debe interpelarnos y de comprometernos.

Pidamos luz, fuerzas y constancia para no desfallecer, y para que nuestra vida sea camino de lucha y esperanza para otros apoyados en el Espíritu Santo y a través de este maravilloso medio que pueden ser los blogs y  este mundo de la Biosfera.

lunes, 7 de julio de 2014

LA MEDIDA DE MI FE



(Mt 9,18-26)


Últimamente he tomado conciencia que la medida de mi fe no es ni grande ni firme. Hasta ahora no había reparado en esa observación. Siempre había pensado que tenía fe, ¡y lo sigo pensando!, pero no que mi fe fuese tan débil y pequeña, hasta el punto de ser muy fácil para Satanás arrebatármela.

Y me doy cuenta de esto ahora, al leer el Evangelio de hoy. ¿Cómo es posible que, tanto el magistrado como a la mujer que padecía flujos de sangre, fuesen escuchados y respondidos satisfactoriamente por el Señor, y mis peticiones, no? Supongo, y queda manifiesto, que mi fe no alcanza esa dimensión de la del magistrado o la mujer enferma.

O quizás que mis ojos estén cerrados y no quieran ver sino lo que ellos esperan y desean ver. Porque puede ocurrir, y seguro que ocurrirá, que mis peticiones son escuchadas, pero sólo concedidas aquellas que me convienen y sirven para sostenerme y perseverar en el seguimiento del Señor. ¿O es que he olvidado las veces que el Señor me ha sacado de sucumbir ante la enfermedad, el error o el pecado? ¿O he olvidado el bienestar y la unidad de mi familia? ¿O he olvidado la vida y, lo más importante, la fe, aunque pequeña, de permanecer en su presencia?

Quizás falten muchas cosas, y no pido para mí, sino para muchos amigos, matrimonios y familiares que se mantienen al margen de la fe. Quizás la fe de mis hijos no despierte, pero confío en el Señor y sé que Él me escucha, pero también sé que respeta la libertad que Él mismo ha dado a todos sus hijos. Quizás no sea el momento, ni sepa pedir, o esté esperando el Señor que primero de yo ejemplo y testimonio. 

Son muchas preguntas que dejo en tus Manos Señor y, como el magistrado o la mujer hemorroisa, camino a tu encuentro para pedirte que vengas conmigo y sanes a toda mi familia y amigos.

domingo, 6 de julio de 2014

¡REVELAME SEÑOR EL AMOR DEL PADRE!

(Mt 11,25-30)


Tú lo has dicho Señor: "Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar". Por eso, te ruego me des el conocimiento del Padre para poder conocerlo y amarlo como Tú lo amas.

Y es que en el Amor del Padre descargaré todos mis anhelos, mis fatigas y vanidades que me hacen sufrir y desgastan mi vida. Sólo Tú Señor basta, y cuando tomamos tu Vida por referencia todo lo demás sobra y dejaremos de sufrir por no tenerlo o poseerlo. En la sencillez que nace en la humildad todo se simplifica y todo se acepta y asume con alegría y en paz.

Entonces nuestra carga, aun pesada y dura, se hace soportable, ligera y superable para llevarla en el recorrido de nuestra vida. Porque experimentamos que no son las cosas, los bienes y riquezas lo que nos hacen la vida alegre, sino la esperanza de sabernos amados y poder amar.

Entonces descubrimos el verdadero Tesoro:  dar y darnos en la humildad y sencillez para experimentar ese gozo y felicidad que buscamos. Y descubrir que permanece y nunca muere.

sábado, 5 de julio de 2014

AYUNAR NO ES SACRIFICARSE

(Mt 9,14-17)

Sería absurdo y contradictorio infringirse sacrificios y mortificaciones cuando lo que buscamos, porque está inscrito en nuestro corazón, es la felicidad y el gozo de sentirnos bien y en paz con nosotros mismos y con los demás. Ese es el deseo de nuestro Padre Dios, y todo lo que no sea paz y amor sería sufrimiento. Por eso buscamos al Señor, porque Él nos ofrece y nos da su Paz y su Amor.

Ayunar sería, entonces, buscar esa paz en el amor solidario a los demás. Sería descubrir en la renuncia de mi propio ego la caridad a satisfacer las carencias o privaciones primarias y necesarias de los demás. Ayunar sería entregarme y darme, por el Amor del Señor vivo en mí, al amor de los demás. Algo que está presente y muy vivo en la vivencia diaria de la Iglesia.

Y eso está y radica el criterio y secreto del ayuno. Se trata de renunciar o privarme, y quizás, mortificarme por un compromiso de amor a los demás. Nuestra alegría se hace verdadera alegría cuando nuestro gozo se mezcla y se confunde con el gozo de los demás. En esa medida, la alegría del mundo es también nuestra alegría. 

Convierte Señor mi duro y egoísta corazón en un corazón suave, bondadoso y entregado por amor. Amén.

viernes, 4 de julio de 2014

UNA LLAMADA QUE CAMBIA TU VIDA

(Mt 9,9-13)
 
Puedes tomarlo o verlo de diferentes ángulos. Por un lado, Jesús te invita a seguirle, a un diálogo con Él del que se derivará tu seguimiento. No se entiende el seguimiento de otra forma. Seguir a Jesús es darle un giro de 360 grados a tu vida.

Se trata de ponerlo en el centro de tu vida y toda tu vida, valga la redundancia, girando en torno a Él. Así lo entendió Mateo, y así lo debemos entender todos. Seguir a Jesús es ponerle todo nuestro tiempo en sus Manos, para que su Espíritu lo distribuya, lo organice y lo disponga a su servicio. 

Él sabe de nuestras necesidades y no nos ahogará. Sabe del tiempo que necesitamos para darnos a la familia, al trabajo, al descanso y a nuestra propia diversión. Y sabe también de nuestras debilidades y egoísmos predispuestos a buscarnos y pensar sólo en nosotros. Por eso, seguirle es entregarnos confiados y esperanzados a su obediencia y dejarnos conducir por su Espíritu. Porque sólo en Él podremos encontrar el verdadero camino de salvación.

Sabe de nuestras enfermedades, y por eso ha venido a curarnos. No necesita médico el sano, sino aquel que está enfermo. Por eso nos llama a nosotros, a los enfermos, para que en su Misericordia seamos lavados y curados.

Límpianos Señor de todas nuestras impurezas y, por y en tu Misericordia, perdónanos todos nuestros pecados. Amén.

jueves, 3 de julio de 2014

UN CUERPO GLORIOSO

(Jn 20,24-29)

No sé por qué razón mi mente ha quedado fijada en que la puerta estaba cerrada. Jesús entró a pesar de estar todo cerrado. Eso nos descubre que su Cuerpo no es un cuerpo material como el nuestro. Y de serlo en momentos, en otro es diferente, Glorioso. Un Cuerpo que es materia y espíritu. Un Cuerpo que aparece y desaparece; un Cuerpo que traspasa la materia.

Es Jesús, el Señor, que ha vencido la muerte y que, a pesar de sus apariciones, del testimonio de los que lo han visto, los apóstoles, Tomás, uno de ellos, después incluso de haber convivido con Jesús tres largos años, se resiste a creer en su Resurrección. No es extraño que a nosotros, lejanos en el tiempo, nos ocurra igual. Tenemos el testimonio de la Iglesia a través de los apóstoles y de ella misma.

Pero, también a pesar de ello, nos resistimos a creer. Y es que la fe es un don de Dios, que hay que pedir y buscar. No se consigue parado, sin arriesgar y caminar hacia el Señor. Necesitas acercarte, estar más cerca, conocerlo y tratar de hablarle. Pero, sobre todo, dejarte llevar por Él. 

No obstante, creer es fiarte de su Palabra y, a pesar de tu desconfianza, abrirte a obedecerle y experimentar en un encuentro con Él. Tomás experimentó ese encuentro por la Bondad y Misericordia del Señor, y recibió la reprimenda de su desconfianza a pesar del testimonio de sus compañeros: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente».

Y luego, nos dejó estas palabras de ánimo y esperanza: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído».

miércoles, 2 de julio de 2014

MIS INTERESES CONTRA TU VOLUNTAD

(Mt 8,28-34)

Todo va bien hasta que me rascan el bolsillo. Un frase que, como casi todas, tiene mucho de verdad porque está sacada de la vida misma. Mientras mis intereses coincidan con los tuyos, eres mi Dios, pero en cuanto la cosa se desvíe y me sienta perjudicado, ese Dios ya no me interesa tanto.

Es el caso de aquellos ganaderos que prefieren a los endemoniados a Jesús. Rechazan su Palabra porque se sienten perjudicados económicamente al perder, por ser liberados aquellos endemoniados, su piara de cerdos. Son los ciegos que, viendo no ven la efímera y caduca temporalidad del valor material ante la Gloria Eterna del Poder de salvación de Jesús, el Hijo de Dios.

Decimos en el Padre Nuestro:  "...hágase tu Voluntad, aquí en el cielo...", pero sólo como formulario o rutina, porque en la realidad de nuestra vida no ocurre así. Primero miramos nuestros intereses, y luego vemos, si no nos perjudica mucho, la Voluntad de nuestro Padre, que dicho sea de paso, es sólo nuestro Padre para darnos y pedirles soluciones a nuestros problemas, pero, no para obedecerle.

Es hermoso y admirable constatar como Dios cumple su Voluntad hasta el extremo de verse rechazado, insultado, expulsado y hasta condenado a muerte por respetar lo que Él mismo nos ha dado: "Nuestra libertad". No me resisto a citar este comentario de Juan Pablo II: Con todo, uno puede afirmar que «frente a la libertad humana Dios ha querido hacerse “impotente”. Y puede decirse asimismo que Dios está pagando por este gran don [la libertad] que ha concedido a un ser creado por Él a su imagen y semejanza [el hombre]» (Juan Pablo II). 

¡Dios paga!: si le echamos, Él obedece y se marcha. Él paga, pero nosotros perdemos. Salimos ganando, en cambio, cuando respondemos como Santa María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38). ( Rev. D. Antoni CAROL i Hostench)