martes, 15 de julio de 2014

A CORAZÓN DESCUBIERTO


(Mt 11,20-24)

Ser transparente es desvelar los secretos de tu corazón respecto a la Buena Noticia. Transparentar la felicidad, que da gozo y paz de sentirse salvado y esperanzado en una vida eterna y gozosa, es descubrirse lleno de vida y seguidor firme de Jesús. Un creyente no puede ocultar y esconder ese tesoro inmenso que lleva en su corazón, porque de ser así estaría transmitiendo que no está convencido de que así sea.

Y eso ocurre cuando nuestros corazones se encarnan en Corozaín o Betsaida, que, a pesar de recibir testimonios de la Palabra de Dios, permanecen indiferentes y reacios a responder y vivir esa Palabra. Y nos disfrazamos de ellas cuando somos vencidos por nuestros respetos humanos o por nuestros sentimientos ridículos o apetencias de bienestar y comodidades. Huimos de nuestro compromiso de Bautismo, y en cierta medida nos avergonzamos de compartir y transmitir ese tesoro sellado en nuestro corazón.

Y, puede ser, que lo hagamos así porque no estamos convencidos de que sea un gran tesoro y que no valga la pena darlo a conocer. Valoramos más otras cosas en nuestra vida, tales como el dinero, la posición social, el ocio relajante que nos divierte y nos despreocupa, la buena vida y satisfacciones personales. Nos cuesta identificarnos con el dolor de los que sufren y lo pasan mal. Quizás, por eso, sentimos miedo dar a conocer a Jesús porque eso nos descubre e interpela y nos compromete.

Pidamos al Señor capacidad, voluntad y luz para, sobranaturalizar todos los actos naturales de nuestra vida, y, naturalizar los sobrenaturales. Así de forma natural transmitirle y darle a conocer desde lo más profundo de nuestro corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.