viernes, 11 de julio de 2014

NUESTRO SELLO ES LA PERSECUCIÓN




(Mt 10,16-23)

Nuestro sello es la persecución. Un cristiano se descubre cristiano cuando es perseguido, porque eso desvela una lectura transparente y nítida hasta el punto que vive el amor, al menos lo intenta, desde la justicia, la verdad y la paz.

Amar es vivir contrario al mundo, porque el señor de este mundo predica el desamor, la injusticia, el atropello, la mentira, la envidia, la esclavitud y el enfrentamiento fratricidio del hombre contra el hombre. Por lo que, cuando tratas de vivir en el amor te encuentras que vas río arriba y se te hace difícil navegar.

No puedes navegar por ti mismo, ¡pero descubres que navegas! ¡No navegas sólo! Te acompaña el Espíritu de Dios, pero necesitas abrirte a la corriente de su Corazón y a su acción. ¡Ven Espíritu Santo, llena mi corazón y enciende en mí la llama de tu Amor!

Jesús nos deja claro el camino a recorrer y sus peligros. Nos advierte y descubre lo que nos puede ocurrir, porque la Verdad está en oposición a la mentira que vive este mundo en el que también nosotros, sin pertenecer a él, vivimos.

Sin embargo, estamos liberados, por la Misericordia de Dios, en su Hijo Jesús y la asistencia en nuestro caminar mundano del Espíritu Santo. Repasando la historia de la Iglesia, Newman decía que «la persecución es la marca de la Iglesia y quizá la más duradera de todas».

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